jueves, 1 de octubre de 2015

NEURO J. VILLALOBOS RINCÓN, DESARROLLO HUMANO

“El ser humano no está programado por la naturaleza para cumplir determinadas funciones, sino que tiene que elegir. Eso es lo que llamamos “libertad””. Soren Kierkegaard.
Hablar de desarrollo humano pareciera redundante. ¿Para que serviría el desarrollo económico sino es para lograr el bienestar de los seres humanos?.
historia económica, la historia del ser humano como tal, se ha encargado de demostrarnos que no ha sido así. ¿Por qué?. Dos reflexiones pudieran intentar una respuesta. Thomas Hobbes afirmó que el hombre es como un lobo para el hombre y Gao Xin Jiang nos dice que hay hombres cuyas sombras reflejan al de una bestia. De esas consideraciones sobre el ser humano se derivan muchos de los males y de la imposibilidad de lograr el desarrollo humano.
Pero, no podemos detenernos en el pesimismo a pesar de que tanto la riqueza como el bienestar dependen más de actitudes, conductas y comportamientos del ser humano en consideración a su condición gregaria. En las distintas formas de organización social para tratar de lograr la convivencia, se crea la figura del Estado y desde entonces empieza a relativizarse el derecho de propiedad, derecho que algunos consideran natural.
Es la concepción sobre este derecho lo que ha creado una mayor división entre los seres humanos. Hay quienes creen en la omnipotencia y omnipresencia del Estado para lograr el bienestar de todos y los que consideran que es el hombre en atención a su libertad y su esfuerzo quien decide su propio bienestar en atención al ejercicio de su derecho de propiedad. Es obvio que entre esos extremos existen matices acerca del rol del Estado, el individuo y la sociedad. Lo que nos lleva de nuevo a considerar lo que plantea Inmanuel Kant para quien el centro de la moral –y aquí volvemos a la subjetividad- pasa porque el ser humano debe considerar a los otros individuos como fines en sí mismos y no como instrumentos.
¿Cómo salir de ese círculo dramático? ¿Cómo escapar de lo que Schopenhauer denominó la maldición de la voluntad, de esa cadena de deseos y de dolores, esa sumatoria de afanes y desasosiegos que conforman la vida humana? Como se ve, no es sencillo llegar a una noción del desarrollo humano. Es muy compleja su determinación y su medición. Va mucho más allá de la producción y distribución de las riquezas materiales y obliga a rediscutir el concepto de propiedad, la equidad y la justicia, el rol del Estado, el de los individuos en su dimensión  humana, su voluntad y deseo de vivir bien y en paz; con preservación de la naturaleza, el uso racional de la tecnología y en paz consigo mismo y sus creencias.
Neuro Villalobos
nevillarin@gmail.com
@nevillarin

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