Estoy
convencido que Nicolás Maduro se engaña a sí mismo con las masivas campañas de
propaganda que, a través de todos los medios, realiza el gobierno nacional. Es
la única explicación que encuentro a sus inaceptables declaraciones. Atreverse
a decir, conociendo que en nuestro país hubo cerca de 25.000 asesinatos en el
año 2014, que si triunfa la oposición se incrementará el delito; o mantener, en
medio de una inflación cercana al 200 %, que contra Venezuela existe una
campaña financiera que busca desestabilizar su gobierno o sostener que el
desabastecimiento, o la falta de luz eléctrica y de agua que sufren nuestros
hogares son consecuencia de la guerra económica, de los paramilitares o del
saboteo de la oposición es, para decir lo menos, sorprendente. También llego a
pensar que su falta de percepción de la
realidad puede surgir de una ortodoxa
visión ideológica que no le permite interpretar el significado de la
caída del Muro de Berlín en la década de los noventa del siglo XX y, ahora, el
reinicio de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.
En
mi anterior artículo mantuve que el delicado fenómeno de las “megabandas” tenía
su origen en la desacertada forma con la cual el chavismo había enfrentado la
delincuencia. Los venezolanos conocemos perfectamente bien que el indetenible incremento de la
violencia se origina por dos razones fundamentales: la permanente prédica de
odio y resentimiento mantenida por los gobiernos chavistas; y la equivocada política de seguridad,
caracterizada por los ineficientes
operativos y las permanentes destituciones de los ministros del
Interior. Las consecuencias están a la vista: Venezuela superará doloromente
este año los 24.980 asesinatos ocurridos en el 2014. Uno de los retos que tiene la oposición democrática
es demostrar que el delito se puede combatir. Hacerlo exige tomar las medidas
que han venido recomendando los más
reconocidos criminólogos venezolanos y extranjeros. El primer paso es aplicar
una profunda reforma en nuestro sistema educativo que permita sembrar
importantes valores que fortalezcan la unidad nacional y la cohesión social.
Venezuela
tuvo al inicio de los gobiernos civiles una de las más prestigiosas y
eficientes policías de investigación criminal de la América Latina y del mundo.
Me refiero a la Policía Técnica Judicial, su primer nombre y como realmente se
recuerda popularmente. Su eficiencia se
logró mediante el respeto de un conjunto de valores y normas. La primera,
reconocer la capacidad técnica y el mérito como los únicos elementos exigidos
para obtener ascensos y cargos. La segunda, limitar al máximo su vinculación
con los partidos políticos. La tercera, una conveniente asignación
presupuestaria que permitía garantizar buenos salarios y el fortalecimiento de
los necesarios medios de trabajo, tales como laboratorios y equipos para ser
verdaderamente eficientes en las investigaciones criminales. Cuarto, perseguir
cualquier factor que pudiera ser considerado como un elemento de corrupción,
tanto en las investigaciones como en el funcionamiento de la organización
policial. En verdad, sus investigaciones fueron tan exitosas que hicieron
historia.
Repetir
esta experiencia en toda la estructura que lucha contra el crimen es el único
camino posible para poder transformar la dolorosa situación que vive
actualmente Venezuela. El sistema de represión del crimen comienza con la
prevención del delito por las policías uniformadas, continúa con la apertura de
la investigación por la Fiscalía correspondiente en caso de ocurrir un delito
grave, el cual debe ser investigado por
la policía científica a objeto de poder determinar las pruebas que comprometen
la responsabilidad personal para que el juez de la causa sentencie la pena que corresponda a objeto de
ser cumplida en un centro penitenciario. En nuestro país, esa estructura está
profundamente debilitada por una total pérdida de sus valores institucionales,
una absoluta politización de sus miembros y una creciente corrupción
administrativa. La oposición democrática cuenta con suficientes especialistas,
en cada uno de estos campos, para poder transformar esta realidad en un
relativo corto tiempo. El primer paso es lograr un gran cambio político en las
elecciones parlamentarias del 6 de diciembre…
Fernando
Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com.
@FOchoaAntich
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