viernes, 9 de octubre de 2015

FERNANDO FACCHIN B., REPENSAR LA SOCIALDEMOCRACIA

En nuestro país la política se ejerce, en su sentido tradicional, o lo que es lo mismo bajo los esquemas de un elevado pragmatismo, pero no es el pragmatismo lo que nos resolverá el problema de la realidad nacional, es necesario ejercer una “praxis” política diferente a la acostumbrada y para ello se requiere repensar la política y, más concretamente, la socialdemocracia. Es indispensable la integración ideológica socialdemócrata con inclusión de todos los partidos que profesan tal doctrina, con el objetivo de lograr un fin común: cambio pacífico y efectivo de la manera de  gobernar. La SD en su contexto, tiene las armas para tal fin.

La SD promueve la integración y transformación de la sociedad mediante la reivindicación de la democracia representativa, con inclusión social y un estado solidario que estimule el bienestar colectivo sin clientelismo y con amplio alcance;  una sociedad abierta, tolerante, plural e integradora, ese es el éxito de la fórmula política que exige la sociedad actual.

La ciudadanía siente un grave declive político debido a varios factores, entre los cuales podríamos citar: la pérdida de conciencia ciudadana en los actores del régimen en sus obligaciones frente a la sociedad; la exclusión o segregación social del régimen con el colectivo social; la manipulación de la mentira como discurso de estado y la violencia física y psicológica.

Se hace imprescindible articular un programa socialdemócrata que presente un esquema político de consolidación de los derechos y libertades civiles, igualdad de oportunidades, una política sostenible, todo ello articulado con un sólido compromiso en favor de establecer un estado de bienestar social, lucha frontal contra la pobreza y la desigualdad, garantizar la seguridad social y personal de los ciudadanos y desarrollar la inversión privada, la productividad, la competitividad y la estabilidad económica y social.

La integración de la socialdemocracia se logrará cuando los partidos ideológicamente afines dejen de jugar a la política del contrario y emprendan con coraje su renovación militante.

Repensar la socialdemocracia en sus fundamentos y su rol en la sociedad, resultará posible volver a poner en el centro del debate político la búsqueda de una sociedad libre, cohesionada, justa, segura y con igualdad de oportunidades. Hay que abrir los espacios ciudadanos a la sociedad dentro de las organizaciones socialdemócratas sinceras y honestas con sus postulados originarios, para recuperar los principios de libertad y democracia. Sólo desde la cohesión y concientización ciudadana cabe abordar los graves desafíos que la intensa presión de la crisis opera sobre la sociedad.  

En un contexto económico y social marcado por la incertidumbre, el país no está a salvo de los reveses del destino, es más necesario que nunca que los partidos políticos socialdemócratas  asuman entre sus objetivos básicos la reducción de la incertidumbre, siendo inaplazable la reconstrucción política de los partidos mediante   la cohesión e integración social y allí se requiere la presión social frente a la inercia partidista.

La socialdemocracia venezolana está en la obligación de abandonar el modelo político pragmático seguido hasta ahora y convertirse en un instrumento para la defensa de los valores democráticos y de un progreso social sostenible, mediante un proyecto de futuro inmediato que establezca los cauces que permitan repensarse a sí misma, la apertura plena a su masa de militante y simpatizantes, la mayor del país, lo que permitirá la renovación de los cuadros dirigentes e incorporación de los nuevos liderazgos nacionales, regionales y municipales, savia política para la recuperación del país ante la inevitable transición, superando la desconfianza hacia la política y los partidos.

Desde su implementación en el país la socialdemocracia tuvo como derrotero establecer un país libre de la explotación extranjera, un país más justo, próspero y con desarrollo sostenible en el tiempo, constituyéndose en una organización política que sirviera de escenario de encuentros de ideas y proyectos destinados a tal fin, la crisis actual reclama una oportunidad, quizás la última, para retomar los principios de la socialdemocracia moderna su iniciativa política en defensa de la democracia, la libertad, la soberanía, los mecanismos de cohesión social, innovación, participación, protección social que coadyuven a que los hombres y mujeres asuman como propios los ideales socialdemócratas para afrontar el futuro con plana confianza.

La socialdemocracia debe estar abierta a la crítica y fomentar la autocrítica, por cuanto la carencia de ambos factores hace perder la credibilidad, debilita la participación partidista y el atractivo electoral. Otro elemento pernicioso para la socialdemocracia es la imagen de continuidad directiva de las organizaciones políticas, lo que impide se materialice el paradigma básico de su ideario, como lo es la alternabilidad y amplia participación ciudadana  

Es necesario que la socialdemocracia que cree en el estado social y democrático de derecho, solidario y de bienestar, en la justicia social, en el desarrollo social y económico sostenibles, en la evolución de los partidos políticos   más abiertos y participativos, en una verdadera democracia, en los mecanismos de movilidad social,   en las libertades   plenas, en la dignidad de cada ser humano, en la economía social y solidaria, en el carácter regulador del sector público, en el progreso humano inclusivo; sin complejos debe abocarse a reivindicar las fuentes filosóficas de las que se nutrió en sus inicios, así como en el desarrollo intelectual y político de la juventud y no desviar sus objetivos por conservar una cuota de poder, no pueden ni deben renunciar a sus valores fundamentales y a sus objetivos originales.

Hoy los analistas políticos coinciden en que la ideología socialdemócrata está en crisis y las razones son muchas y muy profundas, no  alcanza el espacio para enumerarlas, pero si dejaré tres de suma importancia, la ausencia o abandono de las ideas propias en contravención de sus originarios estatutos y la pérdida de valores político e ideológicos y hoy estamos pagando las consecuencia de tales circunstancia y en especial la noble labor de capacitación. A causa de lo comentado, la otrora clase trabajadora, fuerza imborrable de la socialdemocracia y la lucha sindical, ha desaparecido.

La fuerza de la socialdemocracia consiste en el razonamiento ideológico de sus postulados, el abandono a esos postulados durante un largo período de estancamiento (1992/2015) y un reverencial temor a arriesgarse ante un régimen ineficiente, inculto y represivo, ha sido el gran obstáculo para el crecimiento de la socialdemocracia en el país.

Venezuela durante más de 15 años ha vivido un período de inercia, apatía y terror, podemos decir que perdió la voz y padece de un grave debilitamiento de la vista y el oído político, social y económico ante un hegemónico régimen que nos ha constreñido a aceptar resignadamente una permanente mentira, frases llenas de hipocresía, cinismo y manipulación que hoy constituyen un peso exagerado de soportar.

La mitología política creada en torno a un oscuro y traidor personaje se presenta en forma de leyendas dogmáticas camufladas bajo el manto de los intereses y derechos ciudadanos y representa una amenaza para la conciencia popular a la cual hay que rescatar del yugo chavista/madurista/cabellista y su sistemática falsificación de la verdad, es, a todas luces, una situación viciada por falta de una fiscalización democrática efectiva frente a un régimen que desde un principio apostó a su libre juego político para destruir la democracia y hoy ese parasito llamado SSXXI afecta a todas las estructuras políticas, sociales y económicas del país.

Ahora bien, ante la realidad del país la socialdemocracia debe unirse y abrir sus puertas para conformación de un equipo que se ocupe de lo más importante, que a mi entender estriba en las dificultades del cambio de psicología social., tomando en cuenta que los principios y valores esenciales de una doctrina política deben respetarse, si es que de verdad son principios y valores y no meros enunciados oportunistas o lemas de propaganda electoral.

En estos años de cruenta dictadura de falso socialismo vale traer a colación y con relación a Venezuela una frase de Lenin: “Aún no se han hecho los ladrillos con los que se construirá el comunismo”.   Es urgente repensar la socialdemocracia.

Epílogo: “La política sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás; más sólo puede ser vivida mirando hacia adelante.”

Fernando Facchin Barreto
ffacchinb@gmail.com
@fernandofacchin                                                                                        

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