Cuando viví en la ciudad de Güiria ubicada en el municipio Valdez,
Península de Paria del Estado Sucre solía visitar todos los domingos por las
tardes al “Maestro Betancourt”. Nuestra
conversación hasta entrada la noche trataba sobre temas sociales, históricos y
políticos.
Pero
hubo una madrugada de un domingo cuando intempestivamente desperté con grandes
deseos de visitar al Maestro. Mis familiares
dijeron: ¿te volviste loco Cristian, tú siempre lo visitas por las tardes y ahora de madrugada y
lloviendo quieres ir para allá?
Contesté: “estaré loco pero voy a visitar al Maestro”.
Empecé a caminar por esas calles solitarias y mojadas cuando un niño que
también caminaba pero en sentido contrario me dice: Señor Cristian ya lo
trajeron. ¿A quién mijo?, pregunté. A Albertico, lo acaban de
traer. Y seguimos caminando hasta
perdernos de vista.
Yo no conocía la razón de mi actitud porque iba con la mente en blanco y
sin poder resistirme a esa poderosa
fuerza que me atraía a la casa de mi Maestro. Cuando llegué la puerta estaba
abierta y lo encontré solo con su señora
y el cadáver del hijo recién fallecido
por cáncer y traído desde el Hospital de
Carúpano.
Fue entonces cuando entendí
porque quería llegar rápido a la calle “Los 45”. Un amigo me necesitaba. Nos abrazamos y los
tres lloramos la partida del hijo,
de lo que más duele. Un hijo producto
del amor que Dios llama a formar parte
de su gloria. (La muerte no podrá llevarse las buenas obras
que hagamos por los demás).
Cuando pudo hablar me dijo: “Cristian, si el Gobernador me hubiese
ayudado a llevarlo a Caracas mi hijo no estaría muerto”. A pesar de ser Actor
nunca vi ni alcancé llegar a un estado sentimental tan extremadamente doloroso.
El Gobernador del Estado Sucre para ese momento era un preclaro hijo de
Güiria que hizo o piensa hacer un homenaje al
Maestro. (No es mi costumbre dudar de la buena fe de nadie - menos por
un medio de comunicación- pero los honores y
favores deben hacerse en vida, no esperar la muerte para llevar una
corona costosa si en vida se le negó un café, una comida, un pasaje o una
medicina).
Alberto José Betancourt fue fundamentalmente un educador, un moralista,
historiador, escritor, orador, un constructor de convivencia, político
–compartió honores con otro grande: Luis Piñerúa Ordaz, cuando ambos fueron
Concejales -. Los últimos años de su vida sirvió a su “Güiria”
como Cronista oficial de la ciudad y guía de juventudes. (Me alegra mucho la
designación de Rosa Bosch como nueva Cronista, notable investigadora y
Profesora de Lengua y Literatura).
El Maestro me encargó decir unas palabras en su sepelio, gesto que me
honra pero no pude cumplir. Sirvan estas letras para tributarle mi admiración,
mi cariño y mi respeto.
A
mis hermanos y amigos de los pueblos de Paria les digo que la mejor manera de
honrar la memoria de su gran humanista
es elegir como Diputado a otro constructor de ciudadanía como lo es el
Politólogo y Profesor Universitario José Gregorio Contreras, a quien conozco
personalmente en su querido pueblo de Cumanacoa; un ciudadano sencillo como
nosotros, de excelentes virtudes
académicas y humanas respaldado por otra gran demócrata Venezolana, María Corina Machado coordinadora nacional
del partido VENTE VENEZUELA… Vota por la
UNIDAD DEMOCRATICA…(Por la tarjeta con la “manito” ubicada abajo y a la
izquierda) … ¡CANDELA!
Cristian
Silva
cumanacristian@yahoo.es
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