“Las
FARC y el ELN no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos […] que
ocupan espacio en Colombia, por lo que mi gobierno reconoce a esos grupos como
fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un proyecto
bolivariano, que aquí es respetado” Hugo
Chávez
Un día después de la liberación de Clara
Rojas y de Consuelo González Perdomo, en julio del año 2008, el extinto presidente,
Hugo Chávez, exigió a los países del continente y a Europa que las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional
(ELN) no sean más calificados como "terroristas" sino como
"fuerzas insurgentes".
La solicitud de Chávez abrió una nueva
polémica con el gobierno colombiano, que a pesar de haber agradecido al
mandatario venezolano su papel en la liberación de los rehenes, afirmó que
"por ningún motivo" aceptaba la posibilidad de que se le levante a
las FARC el calificativo de "grupo terrorista".
"Señor presidente de Colombia [Álvaro
Uribe], quisiera retomar con usted el diálogo, pero en un nuevo nivel. Le pido
que comencemos reconociendo a las FARC y al ELN como fuerzas insurgentes de
Colombia y no como grupos terroristas", afirmó Chávez en un discurso
pronunciado ante la Asamblea Nacional, en el que agregó: "Las FARC y el
ELN no son ningún cuerpo terrorista, son verdaderos ejércitos [...] que ocupan
espacio en Colombia, destacó, por lo que su gobierno reconoce a esos grupos
"como fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, que tienen un
proyecto bolivariano, que aquí es respetado" y que la calificación de
terroristas se debe a "la presión de Estados Unidos".
Esta aproximación ideológica, que lo
podríamos calificar como un vulgar concubinato político entre las FARC y el
régimen chavista, se había hecho latente desde el mismo momento cuando el
entonces Ministro de Relaciones Interiores, Ramón Rodríguez Chacín, quien había
coordinado el rescate del grupo de rehenes, saludó con voz entrecortada por la
emoción a los guerrilleros colombianos, con una frase que quedó impregnada en
la mente de los venezolanos: “Que tal camaradas, suerte y éxitos”.
Rodríguez Chacín, es un capitán de navío
retirado y fue estrecho colaborador de Hugo Chávez desde los tiempos en que el
extinto encabezó, siendo teniente coronel del Ejército, un fallido golpe, en
1992. Durante su carrera militar, Rodríguez Chacín se desempeñó en el área de
inteligencia. A pocos días de la liberación de los rehenes colombianos renunció
al cargo y al ser preguntado sobre su nuevo destino, dijo que "un
revolucionario no es revolucionario temporalmente, lo es siempre. "Yo sigo
a la orden y al servicio de este proceso. Voy ahora donde me mande la
revolución".
Pero la revolución no lo mandó para otro
cargo en el gobierno de Chávez ni en el de Maduro, sino a su bien acondicionada
hacienda en los predios llaneros de Barinas, en donde según vecinos y moradores
del lugar, suele celebrar periódicas reuniones con altos jerarcas de la
guerrilla colombiana, entre otros, el máximo comandante de las FARC, Timoleón
Jimenez alias ‘Timochenko’, quien al parecer habita en dicha propiedad y desde
donde se habría trasladado hasta una pista en el vecino estado Apure, para
tomar el avión de la empresa estatal PDVSA que los llevaría hasta la Habana,
a la reunión por la paz que acordó las
FARC con el gobierno de Colombia.
Cabe recordar que durante los últimos años, Rodríguez
Chacín se desempeñó como enlace del gobierno venezolano con los grupos
insurgentes colombianos y que también fue uno de los promotores de un polémico
decreto-ley de inteligencia y contrainteligencia, que obligaba a la población a
actuar como informante de los cuerpos de seguridad, el cual Chávez derogó,
pocos días después de sancionarla, argumentando que violaba la Constitución.
La relación o aproximación que ya era
evidente entre las FARC y el gobierno venezolano, causaba encendidos
comentarios en el seno de las Fuerzas Armadas, y al mismo tiempo confusión, por
lo que a las primeras de cambio aquellas palabras que condenaban las
pretensiones del gobierno -de acuerdo a como lo manifestó en su momento Baduel-
de usurpar un modelo socialista y convertir a Venezuela en un capitalismo de
Estado, sirvieran para que se especulara que su salida del despacho de Defensa,
obedecía a su disgusto con el poder ejecutivo de imponer en los cuarteles el
lema: “Patria, socialismo o muerte”
Este cronista autor de la columna “Toque de
Diana” que por espacio de 37 años mantuvo estrecha relación con el mundo
castrense, logró conocer de fuente fidedigna en aquel momento, que el principal
detonante de estas diferencias entre Chávez y Baduel, viejos compañeros de
armas que juraron ante el Samán de Güere, se debía la negativa del Presidente
de la República a enfrentar el problema de la violencia fronteriza, que era
propiciada por la guerrilla colombiana de las FARC. Ello se pudo comprobar días
después por declaraciones de Baduel publicadas en el diario El Tiempo de
Bogotá, en las que siendo aún ministro de la Defensa expresaba tácitamente:
“Las fuerzas militares de Venezuela no son proclives a las FARC”.
Sin embargo, la presencia de guerrilleros de
las FARC y del ELN en Venezuela es de vieja data, con el agravante de que en
los últimos años desde que detenta el poder el llamado socialismo bolivariano y
marxista, estos ocupan extensas zonas de los estados Zulia, Táchira, Apure y
Amazonas. Cabe significar que las FARC llegaron a tener en la década 2000-2010,
más de 7o personas para canjearlas, cifra que se ha ido reduciendo por
posteriores liberaciones, fallecimientos,
asesinatos y fugas hasta los actuales momentos.
En el año 2002 la guerrilla colombiana
elaboró una lista de “canjeables” de aproximadamente 60 personas, en las que
figuraban seis congresistas, doce diputados regionales, la ex candidata
presidencial Ingrid Betancourt y su compañera de fórmula Clara Rojas, tres
estadounidenses y decenas de soldados y policías, pero el canje no llego a
producirse.
Cinco años después, en el 2007, hubo un
intento de mediación por parte del extinto Hugo Chávez, que fue cancelado por
el presidente Álvaro Uribe en noviembre, pero los guerrilleros como gesto de
“desagravio” hacia Chávez, liberaron a dos rehenes en el año 2008. Es a partir
de entonces cuando se comenzaron a realizar nuevas mediaciones hasta el año
2010, cuando anunciaron la liberación de otros cinco secuestrados, como gesto
de desagravio, en esta ocasión, hacia Piedad Córdoba, destituía de su cargo de
Senadora, quien por cierto suele visitar Venezuela con mucha frecuencia, y para
cuyo fin el gobierno venezolano le facilita aviones de PDVSA y del Ministerio
del Interior, amén de una tarjeta de crédito de monto ilimitado.
En la "operación Jaque" (2008)
fueron rescatados Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y once militares y
policías, y la "operación Camaleón" (2010) devolvió la libertad al
general de la Policía Luis Mendieta y tres uniformados más.
En las zonas fronterizas, la presencia de la
guerrilla colombiana en territorio venezolano es virtualmente notoria, y así lo
han denunciado por años comerciantes y empresarios a quienes amenazan si se niegan a pagar las denominadas vacunas
de protección. Un mal que parece no tener fin, por la poca importancia que el
régimen le asigna a esta situación que cada día tiende a empeorar, al extremo
de que hasta poseen una emisora “Antorcha Estéreo”, que a juicio de los tachirenses, constituye
una prueba más de que los guerrilleros hacen lo que quieren en nuestro país.
Acordados los términos de la paz firmada
entre las FARC y el gobierno colombiano, el presidente Santos afirmó que los
subversivos no serán extraditados a EE.UU., y podrán aspirar a cargos públicos
en Colombia, como parte de los acuerdos de paz con el Gobierno y que al
completarse el proceso de dichas negociaciones, en marzo del 2016, cualquier
guerrillero podría optar por un cargo público, al argumentar que el proceso
busca que dejen las armas y continúen su lucha por la vía legal. Incluso,
aseguró que el líder de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, con quien
logró el acuerdo tras llevarse a cabo intensas negociaciones en Cuba, donde aún
continúan, podría aspirar a la presidencia.
¿Y qué garantía tenemos los venezolanos de
que una vez firmada la paz, la guerrilla colombiana no siga usurpando nuestra
soberanía y deje de hacer de las suyas, ante la complaciente mirada de un
régimen que detrás de bambalinas, la apoya abiertamente, por haber sido
reconocida por Chávez como “una fuerza insurgente que tiene un proyecto
político, que tiene un proyecto bolivariano, que aquí es respetado”?
Carlos
E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro
fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
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