El ciudadano colombiano Nicolás Maduro Moros
(aunque luego de sus acciones y comportamiento hacia el pueblo y el gobierno de
Colombia, durante los sucesos del estado de excepción dictados en el estado
Táchira, dudo en endilgarle el honor que conlleva la palabra ciudadano) llegó a
la presidencia de Venezuela por medio de una gran conspiración, que empieza con
la decisión del difunto presidente Chávez de nombrarlo su sucesor.
Que nadie me venga con el cuento de que
Chávez no sabía que esta persona había nacido en Colombia y sus padres eran de
origen colombiano; son claras para todos las deficiencias que venían
arrastrando nuestros servicios de identidad y extranjería, cuyos errores fueron
potenciados con la inserción de los cubanos en sus estructuras, con el único
propósito de debilitar nuestra nacionalidad y hacerle el juego a las
autoridades electorales, adelantando sus fraudes de cedulación.
Esta situación de personas con documentación
falsa es normal en nuestro país, pero jamás pensé que pudiera llegar hasta el
extremo de que se permitiera a una persona con documentos forjados ocupar
cargos, reservados, por su importancia y majestad, sólo a venezolanos por
nacimiento, como se lee en nuestra Constitución Nacional.
Y a pesar de que los chavistas tuvieron este
servicio en sus manos, y de los intentos de los cuerpos de inteligencia
venezolanos y cubanos por borrarle el pasado a esta persona, es claro que les
fue imposible construirle una documentación verosímil, que ocultara su
condición de extranjero… es más, a pesar de que Maduro incursionó en la
política nacional, detentando varios cargos importantes, jamás se ocupó de
hacer los trámites de nacionalización.
Bajo esta perspectiva, Nicolás Maduro Moros sería un delincuente
consuetudinario, que utilizaba documentación forjada y prestaba falso juramento
donde le era requerido.
Para que Maduro llegara a ocupar la
presidencia de la república fue necesario el concurso no sólo de una buena
parte del estamento político venezolano, oposición incluida, sino de las más
altas autoridades de gobierno, pasando por el CNE, el Tribunal Supremo de
Justicia, la Asamblea Nacional, la complicidad de los medios de comunicación
alineados con el régimen, que silenciaron el delicado asunto, y por supuesto,
el gran instigador de esta conspiración, Hugo Rafael Chávez Frías.
Escuché con verdadera indignación las
declaraciones de un alto dirigente de la MUD, que afirmó que la nacionalidad
del presidente no era lo importante, que no perdiéramos el tiempo discutiendo
ese punto, que el país tenía otros asuntos más urgentes… el colaboracionismo se
le salía por los poros a ese señor, y estoy seguro que, dentro de la agenda de
la nueva Asamblea Nacional, si es que hay elecciones, no está el punto de
investigar la verdadera nacionalidad de Maduro (dirán que no es lo prioritario)
y nos van a obligar a tragarnos u olvidar este vital episodio de nuestra
tragedia.
Entre las instituciones que incurrieron en la
mayor responsabilidad y en delito de traición a la patria, por ser cómplices
obsequiosos en esta trama de ilegalidades y trampas, están las Fuerzas Armadas
Nacionales, representadas por el Alto Mando que acompañó a este infame gobierno
desde que llegó al poder en 1999.
Varias investigaciones se dieron en Venezuela
y en Colombia para determinar el misterioso origen de Maduro, sólo encontraron
los rastros dejados por los servicios de inteligencia en su labor de borrar
evidencias comprometedoras, pero lo que nunca se ha hecho público es su partida
de nacimiento, que algunos alegan, la tiene a buen resguardo, pero todas las
evidencias recaudadas apuntan hacia Cúcuta, en la frontera Colombiana como el
lugar de origen de su familia, que en clara diferencia con Chávez, oculta y
nunca habla de ella.
De nuevo, es imposible que todos esos
generales y comandantes no estuvieran enterados de que un extranjero estaba
ejerciendo cargos estratégicos y de altas responsabilidades, en un gobierno que
se pavoneaba de un nacionalismo y un patriotismo empalagosos, estos oficiales
guardaron silencio cuando juramentaron a un extranjero y un mentiroso como su
Comandante en Jefe.
Pareciera ser que el hecho fundamental de
esta inmensa trampa, fue la decisión de los hermanos Castro en Cuba, para
apoyar a este agente de su régimen, un agente que se reporta de manera regular
a sus cuarteles en La Habana, para recibir órdenes y entregar partes sobre la
situación de Venezuela, donde, aparentemente, no se mueve un dedo sin las
expresas órdenes de estos dictadores.
Es un secreto a voces que nuestra situación
es de una colonia cubana, todavía sigue el gobierno suministrándole petróleo,
dinero y materiales, como tributo a ese imperio rojo rojito, que tiene a este
pobre país agarrado por los testículos.
En manos de un gobierno y unas FFAA
colaboracionistas a los intereses castro comunistas, tenemos contingentes de
militares y civiles cubanos como fuerza de ocupación, haciendo vida en
instalaciones militares y policiales, en centros de salud y en fundamentales
dependencias administrativas.
Todas las operaciones de los carteles de
narcotráfico que existen en el país, están coordinadas por La Habana, se trata
de un negocio manejado por militares venezolanos, algo que el gobierno
norteamericano sabe y que, hasta los momentos, no he comprendido cómo lo han
tolerado y cómo encaja este dejar hacer, dejar pasar en su estrategia
geopolítica… posiblemente, tenga que ver con el nuevo viraje del presidente
Obama con respecto a la isla… alguien deberá explicarlo en su momento
El problema es que estas operaciones en
Venezuela se han anarquizado en tal medida, que ahora el gobierno de Maduro
está tomando partido y favoreciendo a determinados carteles con políticas de
estado, afectando la seguridad hemisférica y los intereses gringos poniendo en
riesgo la paz entre países vecinos; lo sucedido en la frontera con Colombia
tiene un sustrato que afecta el negocio de la droga en toda la región, con
nexos que llegan hasta México e interfieren con el financiamiento de las FARC
en la región.
Los días de Maduro están contados, ya no les
es útil a los hermanos Castro, y es probable que pronto sea sustituido por
alguien que les garantice que Venezuela siga aportando al sustento de Cuba y a
la red latinoamericana de la izquierda radical, que tiene graves problemas; lo
que no les conviene definitivamente, es que se produzcan las elecciones de este
diciembre próximo… y Maduro se ha convertido en una piedra en el zapato.
Pero el problema que se hace patente para
nosotros los venezolanos, es lo que vamos hacer con estos casi tres años de
gobierno de un presidente fraudulento e ilegítimo a toda costa; no hay manera
de que las decisiones de este hombre y su gobierno se sostengan legalmente.
Debemos descubrir si las acciones de gobierno
entre la fecha real del fallecimiento de Chávez en Cuba y la victoria
fraudulenta de Maduro en las elecciones, son vinculantes, todo ha sido una
trampa gigantesca, un colosal fraude nacional e internacional, que ha afectado nuestra
deuda externa, nuestro apresto militar, las finanzas públicas, nuestra
seguridad alimentaria, solo por mencionar algunos temas… el hombre era
ilegítimo en su base, fue un infiltrado de un gobierno extranjero, se violaron
los más sagrados estatutos de la nación.
¿Son las actuaciones de un presidente
ilegítimo válidas solo porque algunos funcionarios las avalen? Los jueces que
lo afirman tienen nombre y apellido, los funcionarios del CNE que ocultaron su
origen son conocidos, todos sabemos para qué equipo juega Diosdado Cabello, su
cómplice directo en este encubrimiento, ningún funcionario puede avalar una
mentira, eso es un delito y tiene consecuencias penales, civiles y militares.
Sólo nos queda preservar la evidencia y hacer
lo posible para detener de inmediato preventivamente al señor Maduro Moros
donde quiera que se encuentre, ya que no está protegido por los privilegios del
cargo pues su origen está viciado de toda nulidad, eso sí, respetándole sus
derechos humanos y dándole la oportunidad de un juicio justo y oportuno, esto,
para salvaguardar su testimonio y garantizar su vida, para que pueda
declarar y pagar por sus delitos.
El PSUV ya ha quedado al descubierto como la
mayor organización criminal del país, se trata de un partido político que ya no
cuenta con una base electoral, menos aún con una moral institucional que lo
sustente, su triste papel en este encubrimiento lo descalifican como actor
político y su destino es desaparecer en las cloacas de la historia, pero
mientras los venezolanos nos hagamos los locos, que aquí no está pasando nada y
sigamos avalando esta mentira, estos delincuentes van a seguir destruyendo el
país.
Las Fuerzas Armadas aún están a tiempo de
reivindicar su legado y honrar su deber histórico; deben actuar de inmediato para
evitar la gran catástrofe nacional, que es hacia donde nos dirigimos si no
hacemos algo que cambie el rumbo de la nación y esto empieza por suspender en
sus funciones a la alta oficialidad involucrada en esta conspiración, para ello
cuenta con sus propios tribunales y jurisdicciones.
Ya no hay tiempo, ya la sociedad civil tomó
una decisión que es ir a las elecciones de diciembre con el firme propósito de
modificar el balance del poder, el estamento militar debe meter en cintura a
quienes están usando la institución para enriquecerse por medio del crimen y
las violaciones a los derechos humanos, por el bien de todos nosotros y del
futuro de nuestra Venezuela, ambas decisiones deben ser simultáneas y con el
mismo propósito, respetar y hacer respetar la Constitución Nacional… pero no se
engañen, cualquier decisión lleva su costo, pero nunca será tan grande como
seguir en este curso de eventos con los brazos cruzados. -
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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