viernes, 4 de septiembre de 2015

NELSON CASTELLANO-HERNÁNDEZ, EL LASTRE

Maduro es un peso muerto, un lastre para el país, enfrentamos una crisis sin precedentes, la situación más delicada de nuestra historia, con un gobierno dirigido por un incapaz. Las posibilidades de salir bien de este impase son ínfimas, si no nos liberamos de ese peso que como una sobrecarga nos arrastra inexorablemente al fondo.

El país tenía problemas, diferencias que impidieron que tomáramos la altitud que debíamos. Se dieron las condiciones propicias, para que personajes oscuros manejaran a su favor la angustia existencial del venezolano, de esta manera lograron despertar atavismos anclados en el subconsciente.
Un pueblo cansado, de injusticias, escándalos, corrupción. Olvidado económica, política y socialmente, terminó divorciado de sus dirigentes.
Las elites políticas, financieras, industriales, militares, empresariales, sindicales, todas fueron responsables del distanciamiento. Las “orejeras” les impidieron ver la necesidad que existía a su alrededor, unos por acción otros por omisión tenemos parte de culpa, sin hablar de aquellos que su único interés fue lucrarse o abusar del poder, de la palanca o del negocio redondo.
Así tuvimos presidentes con amantes dando órdenes, banqueros robando los depósitos de sus clientes, militares comerciando con supuesta chatarra militar y otros ocultando la conspiración de los bolivarianos. Presenciamos empresarios queriendo tomar el poder político, partidos políticos financiados con el erario público y otros con los presupuestos universitarios… y ahora nos extrañamos.
El terreno era fértil para apelar a bajos instintos, al caudillismo, a la venganza, al primitivismo. Los “espíritus malos” merodean alrededor de la desesperación, prestos a aprovechar cualquier malestar, para tomar el control de una situación precaria y utilizarla en su provecho.
La época era propicia para emprender correcciones, sin embargo una mayoría prefirió tomar un atajo… craso error. Así llegó Chávez y cuando Dios nos tendió una mano y se lo llevó, los Castro que merodeaban alrededor de la carroña, impusieron a Maduro.
Pero no se confundan la gente no votó por esto, se hicieron unas promesas que fueron traicionadas, se despertaron esperanzas solo para manipular las masas populares. Nadie quería al Gobierno Cubano dentro de Venezuela, ni que regalaran los ingresos petroleros. Ni que comprometieran nuestro futuro a los chinos, ni que crearan colectivo, milicias y zonas de paz, autorizados para acabar con la vida de 25.000 venezolanos cada año.
El pueblo tampoco votó para que los Chávez enriquecieran, para que enchufados se robaran las divisas, ni para implantar el narcotráfico y la guerrilla colombiana en nuestra tierra. Mucho menos para que acabaran con la producción de alimentos y los puestos de trabajo.
En realidad nunca esperó que intentaran someterlo, callarlo y chantajearlo, menos qué debía aceptar todos esos abusos, bajo la represión de la bota militar.
Como salir de esto, juzgue usted, existe un demagogo que vocifera “Vamos a lanzar un plan arrasador contra los bachaqueros”, “Tengo pruebas sobre vinculación de la derecha con Exxon Mobil”, “Venezuela será una potencia económica con alimentos para exportar”, son algunas de las últimas declaraciones ininteligibles, de ese estorbo que está sentado en Miraflores.
Cuando no se encuentra persiguiendo iguanas opositoras, denunciando guerras inexistentes o sabotajes, está hablando con pajaritos y multiplicando “penes y panes”.
Frente a nuestros ojos, un espectáculo desolador de incompetencia, sin ninguna posibilidad de credibilidad, dado los “milímetros de segundo” con los cuales funcionan sus neuronas.
Venezuela cuenta las horas que faltan para el colapso y el ciudadano común, se encuentra espectador de la destrucción de su precaria realidad. Nadie puede asegurar que vendrá después, ni siquiera si recuperaremos una verdadera democracia.
La impunidad reina, nadie en el gobierno responde de sus actos, por un lado los funcionarios, bajo la ficción que jamás entregaran el poder y por el otro los colectivos y gangs, confiados en que a los funcionarios del Estado les conviene una impunidad, indispensable para atemorizar, reprimir y encerrar la población venezolana en sus casas-cárceles.
Nada es casual, violencia, escases, dependencia, ruina de la producción, cierre de empresas, de medios de comunicación, pérdida de empleos, abuso de autoridad, atropellos, presos políticos y a todo el que proteste. Todo orquestado para paralizar al más “pintao”.
¿Qué nos queda por ver? frente a los anaqueles vacíos, las colas y las peleas por un pollo o un paquete de harina PAN, constatamos que Maduro, sus ministros y enchufados no paran de darse la gran vida. Viajes, giras, automóviles y aviones de lujo, mansiones, yates, relojes de marca, créditos adicionales, que duplican el presupuesto para gastos suntuarios, terminando con la noticia que María Gabriela Chávez, es la mujer más rica de Venezuela.
El gobernó no corrige el rumbo, no realiza ajustes ¿Con cuál intención? ¿Qué pretende? Como explicar que agarraron un país petrolero, con recursos, con problemas pero con esperanzas y lo convirtieron en un pueblo hambriento, sin futuro y donde nada funciona.
Dos cosas pueden explicarlo, primero que existe una gran diferencia entre Maduro y cualquier dirigente de la oposición, que el segundo fue a la escuela… que abrió un libro y se formó. La segunda razón es que obedecen a un proyecto extranjero, que no le interesan los venezolanos, solo el ingreso petrolero para construir una realidad que no es la nuestra.
Así lo confirmó durante la II Plenaria del Consejo Presidencial de las Comunas: “Dice el comandante Fidel que el gran tema de la humanidad es el agua y los alimentos. Y Venezuela tiene en sus dos manos agua, clima estable, tierras y pueblo para trabajar y producir los alimentos que necesitamos cada vez más y para convertirnos en lo que debemos ser… y así debemos jurar hoy 15 de agosto. Venezuela tiene que ser una potencia económica productora de alimento para nuestra patria y para la patria grande”. Prueba de que aquí se trabaja para el gobierno cubano.
Todo ha sido un fraude para oprimir al pueblo. No existe libertad de opinión, las cárceles acogen presos políticos y estudiantes que se atrevieron a disentir, crearon los colectivos y las zonas de impunidad.
La gente pasa hambre, consecuencia de expropiar todo lo que producía y a pesar de la propaganda oficial sobre la autonomía alimentaria. Arruinaron PDVSA, se robaron las divisas, y ahora raspan la olla con las reservas.
La misión Vivienda no pasó de un engañó publicitario, nadie sabe cuántas viviendas se construyeron, ni cuanto costaron, ni donde ni quienes las recibieron. Contratos millonarios con Irán, Uruguay, Bielorrusia, Turquía, Ecuador, España, China, Rusia, Portugal, Brasil y Cuba, debieron servir para solucionar el problema de vivienda, no para enriquecer a los chavistas del alto gobierno. Lo único que defienden es a los corruptos, ladrones, narcos soles, colectivos, pranes y sus familiares.
Es necesario actuar, cuando un barco es sorprendido por una tormenta en alta mar, lo primero que se tira por la borda es el lastre… para evitar que el peso no arrastre al fondo. Esteì régimen se ha convertido en una amenaza nacional. La gente está preparada para reaccionar, para votar contra la cultura del odio… si no queremos naufragar ya sabemos lo que tenemos que hacer.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@nelcasher

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