Pelear no siempre implica la confrontación
de dos adversarios en el terreno de la
violencia; también en la
arena política se comparan los
principios e ideales sobre valores,
doctrinas y luchas sociales. Se
avecina un proceso electoral donde el régimen
pondrá en movimiento todos los resortes del ventajismo para inclinar los
resultados a su favor, aterrorizado frente a
todas las mediciones que lo
colocan en una apabullante desventaja; ojo con esto. Este es un gobierno tramposo, ha hecho lo que
le ha venido en ganas apoyado en el órgano electoral; traicionó
a sus más humildes seguidores al convertirles el paraíso prometido en un
infierno de penurias y extrema
pobreza.
Es obligante
el rechazo a toda violación de la Constitución, lo establece el
art.333; y nada más concluyente que el
art. 296, el cual en su interpretación
deja en claro la integración del Consejo Nacional Electoral con cinco personas
no vinculadas a organizaciones políticas.
Esto confirma que debemos defendernos con mucho celo, más si estamos
conscientes de que en la práctica este organismo ha demostrado ser un apéndice
del régimen. La experiencia de 16 años
de pillerías y ventajismos electorales nos dice
que más que tomar las calles y gritar consignas, lo fundamental es convencer a todos los
venezolanos de que solo tras la
avalancha de una impresionante votación es que se desploma este gobierno
totalitario.
Se nos eriza la piel con solo pensar que el oficialismo pudiese ganar las elecciones parlamentarias por cuanto, visto el rechazo que tiene en la calle, no habría justificación alguna. Pero alerta, la responsabilidad de las consecuencias de lo que vendría a constituir este desastre, aun cuando admitimos que si ha habido debilidades que han contribuido a sembrar el pesimismo en el pueblo, no sería solo atribuible a la MUD. Cada venezolano está en la obligación de dar la cara por su país y el voto es nuestra única arma para salir de esta dictadura.
¿Quién
no siente los padecimientos que sufre la
nación? ¿Pudiera haber otro culpable en
el derrumbe de la economía, en la indetenible inflación, en la inseguridad
desbordada?
Comencemos por cambiar la
conformación actual de la Asamblea Nacional;
eso significaría la campanada del derrumbe de esa mal llamada revolución
que está acabando con Venezuela. Basta
de miseria humana, de malhechores que se enriquecen con las necesidades del
pueblo. La oportunidad es esta y no
habrá justificación.
Luis
Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
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