jueves, 24 de septiembre de 2015

LUÍS ALFREDO RAPOZO, DESPUÉS DE QUITO

Con la reunión que se dio en Quito el lunes 21 de septiembre entre los presidentes de Venezuela y Colombia tratando de normalizar el impase por la situación que se vive en la frontera, esperamos que logremos un poco de tranquilidad espiritual en medio de tanto problema que tenemos en la agenda, pero no se ve nada fácil.

Cualquier cristiano sabe muy bien que en toda la zona fronteriza, desde hace muchas décadas la población criolla, campesina, indígena vive sumergida en el abandono, la desnutrición,  la carencia de servicios sanitarios, seguridad,  educativos, comunicacionales, empleo, etc. Cualquier cristiano sabe que la zona fronteriza parece otro país, como si estuviera perdido en una novela rural de hace cien años, cuando Doña Bárbara montaba a caballo por esas llanuras persiguiendo ganado extraviado y viajaba en un bongo remontando el Arauca.

En ese sentido, ambos países deben abocarse en enfrentar esa realidad de miseria y subdesarrollo: Es un problema serio de Estado, no es un conflicto político circunstancial, en consecuencia, dicho tema requiere que no se siga  politizando y se use como parapeto de campaña electoral, cuando en el centro del asunto está la vida de la gente de “carne y hueso” que sufre, padece el abandono; el hambre, las dificultades diversas hasta para comprar un kilo de harina.

Por ello, gente como uno saluda que ambos cancilleres se sienten a conversar con responsabilidad y los equipos de trabajo enfrenten los graves problemas de vivienda, defensa, seguridad, infraestructura, información a través de radio y  TV., salud, etc., etc. que tiene la gente.

Entonces, de la misma manera, después de esa distracción circunstancial, los venezolanos requerimos del Estado y del gobierno que se siente a atender la escasez, el sufrimiento que vive la población ante el desabastecimiento, entre otros asuntos nada marginales como la delincuencia, la falta de producción, empleo, la inflación, electricidad, agua, vivienda y muchos asuntitos  que requieren gestiones audaces y efectivas.

Al día siguiente Maduro va a despertar mirando que en la Urb. 23 de Enero en Caracas, parroquia emblemática del chavismo, sus candidatos están perdiendo la diputación por diez puntos; ahora doña Cilia también se dará cuenta que tenemos un problema con Guyana el cual quedó en el limbo y no sabemos qué han hecho las comisiones nombradas por Maduro para atender el Esequivo, mientras los guyaneses siguen avanzando y tomando territorio.

Algún cristiano rojo rojito del gobierno, tal vez logre ver cómo la imagen del gobierno de Venezuela se encuentra de alas caídas con el manejo de los derechos humanos de los presos políticos, las dificultades en el manejo de la libertad de expresión y la desconfianza sobre el CNE y los otros poderes del Estado.

Por lo pronto, viene navidad y la perspectiva habla que este es el peor año económico para Venezuela, esas hallacas van a estar escuálidas. Todos veremos un gobierno fracasado, mientras en la frontera el estado de excepción impide disfrutar los derechos que la constitución protege.

Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo

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