La ausencia de escrúpulos que ha
caracterizado a la clase chavista tuvo una nueva manifestación en la
estrambótica sentencia que una juez del partido de gobierno impuso a Leopoldo
López. Son muchas las irregularidades ligadas a la forma como se manejó este
caso. Nadie en su sano juicio puede creer que una persona pueda ir presa por
hacer política. Según los criterios aplicados en este caso, Chávez debió se
condenado a 30 años de prisión sin posibilidad de perdón.
Genera estupor oír al alcalde de Libertador
decir que a López le hubiesen dado cadena perpetua o pena de muerte en Estados
Unidos. Es una muestra del poco respeto que la cúpula del partido de gobierno
tiene por sus seguidores que asume ignorantes. Lo primero que hay que decir es
que López no hubiese sido detenido en un país que como Estados Unidos goza de
independencia de poderes.
Otro asunto que no resulta normal es que se
haya condenado a López y no se haya
siquiera comenzado juicios por las muertes que sucedieron ese 12 de
Febrero de 2014 en las cercanías del Ministerio Público. Es evidente el
ensañamiento de la cúpula podrida del chavismo en contra de un líder que llamó
a la protesta no violenta. No es normal un país en el que no se ha seguido el
juicio a guardias nacionales que presuntamente asesinaron a una estudiante, ni
se ha procesado a otra guardia que golpeó salvajemente a una ciudadana que
ejercía su derecho a la protesta.
El coro de “intelectuales” que le achacan las
43 muertes ocurridas en manifestaciones a Leopoldo López le hacen el juego a un
gobierno corrompido que ha acabado con la institucionalidad del estado. Se
hacen los desentendidos con cosas que saben. Por ejemplo, algunos de las
personas fallecidas fueron víctimas de funcionarios del gobierno, otros de los
grupos paramilitares que el partido de gobierno ha armado y que usan para
reprimir las manifestaciones de la oposición, otros fueron victimas de fuego
amigo, por ejemplo, un guardia nacional que fue abaleado por otro guardia.
También hubo muertes por acciones de grupos de oposición que trancaban vías y
destapaban alcantarillas o ponían guayas para impedir el paso.
En todo caso, el gobierno, como en ocasiones
anteriores, hizo caso omiso de estas muertes y los responsables andan
tranquilamente por las calles. Es nuevamente un asunto que evidencia la doble
moral de una clase política que justifica los golpes de estado cuando los
intentan ellos y los critican cuando supuestamente se los hacen a ellos.
El 4 de Febrero de 1992, Chávez lideró un
fallido y sangriento intento de golpe de estado. Hizo uso irregular y corrupto
de las armas que la República había puesto en sus manos para atentar contra un
gobierno democráticamente electo. Esa primero intentona tuvo como saldo
negativo decenas de muertos inocentes y muchos heridos. La tropa que fue llevada
a esta vergonzosa operación militar desconocía el objetivo de quienes
comandaban esta tentativa de llegar al poder por la vía violenta.
No contentos con el fracaso de Febrero, los
sediciosos intentaron nuevamente el 27 de Noviembre de 1992 un golpe de estado
con un desastre estrepitoso. Vigilantes del canal de televisión del gobierno
fueron brutalmente asesinados por hoy protagonistas del gobierno. Decenas de
personas murieron y los daños se estimaron en 800 millones de dólares.
Según los criterios que la cúpula roja ha
aplicado en el caso de López, Hugo Chávez fue un terrorista que obrando a
sangre fría no tuvo el más mínimo arrepentimiento por las vidas que se
perdieron en unas intentonas que solo pueden ser recordadas en la historia por
la torpeza con la que se manejaron las operaciones militares.
Argumentaba en 1998 a quienes me decían que
votarían por Chávez, que no confiaba en un oficial que habiendo comandado dos
operaciones militares que fracasaron por
impericia, pudiera conducir a un buen destino a un país tan complejo
como Venezuela.
Según el alcalde Rodríguez, Chávez hubiese
sido condenado a la pena capital o cadena perpetua en Estados Unidos. En este
caso tendría razón. Porque el crimen más grave que cometió fue el de traición a
la patria. Chávez según la neo lógica del socialismo del siglo XXI nunca debió
salir de la cárcel.
Lo cierto es que un desaprensivo Rafael
Caldera dictó un sobreseimiento de la causa que se le seguía a este grupo de
criminales uniformados. Los dolientes de quienes murieron en esas intentonas
golpistas no tuvieron quienes los asesoraran para formas un comité de víctimas
de los golpistas. No hubo propaganda que impidiera que tan graves actos
criminales quedaran impunes.
El chavismo hace una ridícula declaración
según la cual Chávez asumió su responsabilidad y estuvo encarcelado. La verdad
es que comparada con sus acciones, se puede decir que estuvo arrestado con las
máximas comodidades que le permitieron desde estudiar hasta brindar
entrevistas.
Comparado con la sevicia, la ausencia de
escrúpulos y la capacidad conspirativa de Chávez, López termina siendo un niño
de pecho. En el proceso que se le siguió, la podredumbre que ha caracterizado
al poder judicial del siglo XXI ha tenido una nueva manifestación. Un caso
burdamente confeccionado desde el principio ha sido avalado por una persona que
pasará a la triste y negra historia de la injusticia en Venezuela.
Jose
Vicente Carrasquero A.
botellazo@gmail.com
@botellazo
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