Cual padrotes de
cría, los conquistadores emprendieron la sibarita tarea de poblar el Nuevo
Mundo. En anónimos acoplamientos circunstanciales, preñaron a cuanta manceba se
les atravesaba, llegando así al “prodigio demográfico de fraguar en el crisol
de las razas”, una nueva estirpe de mestizos.
Pero, si desde el
punto de vista étnico y poblacional, esto era quizás deseable, desde el punto
de vista de la estructura familiar y del bienestar social fue el inicio de nuestras
calamidades, inaugurando así la tradición del machismo, de la paternidad
irresponsable, del matriarcado y de la desidia ante el trabajo, principales
causas de nuestra marginalidad social y subdesarrollo.
Pocos de estos hijos
recibieron la legitimidad; una gran parte pasó a vivir las vicisitudes del
abandono, desnutrición y pobreza. Esta clase social desvalida se diseminó por
la Venezuela rural de aquel tiempo. La ignorancia se convirtió en su cultura,
la miseria en su aliada, la pobreza en su verdugo.
Esta casta se mantuvo silente durante siglos
hasta que la aparición del petróleo provocó su éxodo masivo del campo a la
ciudad. Fue allí cuando la parte oculta del iceberg se hizo presente. De tal
bohío tal rancho, de tal padrote tal irresponsable, de tal vástago tal
marginado. Una gran parte, insensibles a los incentivos materiales, recelosos
de la innovación y con la inercia del conformismo; simplemente, en la mayoría
de los casos, no les interesa producir más.
A la sombra de la
élite erudita tradicional, surgió otra cultura, trabajadora, mejor informada,
que se enriqueció con los emigrantes de la guerra europea atraídos por la
bonanza petrolera y que constituyó la progresiva clase media que desde los años
50 puso a Venezuela a valer.
Pero llegó el Difunto,
a destruir esa clase trabajadora (escuálidos), y todo lo que habían logrado. A
nivelar por lo bajo. A regalar pescado en vez de enseñar a pescar. A comprar al
populacho ignorante, indolente y vago que nunca ha trabajado, con las misiones,
promesas y otros engaños populistas. Y
allí tienen al nuevo hombre socialista El de las colas, el bachaquero, el vende
puesto, el raspa tarjeta, el enchufado, todos pegados a la tetilla de mama
Estado que está en etado terminal. Que oiga quien tiene oídos…
Ernesto Garcia Macgregor
garciamacgregor@gmail.com
@garciamacgregor
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