martes, 15 de septiembre de 2015

ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO, ¿PLAYA O BOSQUE?, DESDE ARGENTINA, NIÑOS MUERTOS

"Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti". John Donne

¿Aylan u Oscar? Como decía el poeta, cualquier muerte se parece a otra, pero una se debe a una tragedia internacional en la que se hace difícil atribuir únicas causas, mientras que la otra es exclusiva y dolosa responsabilidad de la Presidente y de los gobernadores con los cuales ha acordado dejarles manos libres en sus provincias a cambio de apoyo político.

La personalidad canalla de Cristina quedó una vez más de manifiesto cuando el miércoles, agrandada inexplicablemente por la presencia de Luiz Inácio Lula da Silva -ya cercado por las investigaciones sobre corrupción y cuya aceptación por los brasileños se encuentra en caída libre- y rodeada por un incómodo Daniel Scioli y la banda de delincuentes que conforma el gabinete presidencial, textualmente dijo: "Yo no quiero parecerme a países que expulsan inmigrantes y dejan morir chicos en las playas", en una obvia referencia al chiquito sirio ahogado en una playa de Turquía. A pesar de conocer la noticia, su desvergüenza se impuso y no se permitió una sola mención al pobre qom muerto en El Impenetrable, a los 14 años y con 11 kilos de peso, que pasó así a engrosar una terrible estadística citada por la Intendente de Resistencia: desde 2010, fueron asesinados por hambre 2000 niños indígenas. ¿Qué mejor pintura de la década y de la índole moral de la Presidente?

Preside, desde hace ocho años, más los casi cinco de su marido, un país capaz de dar de comer a quinientos millones de personas y que, todos los días, hace padecer a los más humildes habitantes de los feudos norteños las peores calamidades que traen aparejadas la pobreza más extrema, el déficit alimentario, la falta de vivienda, de salud, de cloacas, de educación y hasta de agua potable, mientras se esconden los índices de pobreza e indigencia, actitud justificada por el groucho-marxista Kiciloff por ser "¡estigmatizantes!.

He calificado en otras notas a las políticas (en realidad, a la falta de ellas) sociales destinadas a las poblaciones indígenas de los Kirchner como crímenes de lesa humanidad -"Corrupción, como Genocidio" (http://tinyurl.com/p6naj4q) y "Genocidas" (http://tinyurl.com/9qt37r4)- agravados por haber compartido la mejor década de la economía en muchas décadas y, en especial, por el descomunal saqueo y desvío de los fondos públicos que hubieran debido servir para paliar esos dramas; y lo he hecho así ciñéndome estrictamente a la definición contenida en el Tratado de Roma, del cual Argentina es suscriptora y tiene aquí rango constitucional, que dio origen al Tribunal Penal Internacional.

Otro asunto destacado de la semana, obviamente, fue el escándalo que atizó el gigantesco aparato de prensa y propaganda del kirchnerismo respecto a Fernando Niembro y los numerosos contratos que una consultora de la que era copropietario había firmado con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por resultar el imputado candidato a diputado por el PRO. Aquí, si bien resulta razonable aplicar a la situación la famosa máxima ("la mujer del César no sólo debe ser casta sino parecerlo"), es indispensable resaltar la diferencia de actitud: mientras los funcionarios nacionales acusados de corrupción persiguen y echan a los jueces que los investigan, Niembro, que no lo es, se puso de inmediato a disposición de la Justicia y el PRO entero apoyó, en la Legislatura local, el pedido de investigación.

Una nueva muestra de la obscenidad de Cristina la constituyó, sin duda, su estruendoso silencio, compartido por sus colegas cómplices de la región y por los ya probadamente deshonestos organismos de derechos humanos argentinos, ante la condena que impuso la brutal dictadura de Nicolás Maduro a Leopoldo López, hoy líder indiscutido de la oposición venezolana; Pajarico Chiquitico, al igual que nuestra Presidente, está dispuesto a inventar las más grotescas conspiraciones para justificar haber fundido a sus países, a causa de la rapiña sin tasa, de la más supina ignorancia y de la práctica de populismos que ya no encuentran cómo financiar.

El ya irrecuperable mamarracho en que se han transformado las elecciones para gobernador en Tucumán, donde hasta los videos de las salas donde se realiza el recuento de los votos fueron borrados, sigue atravesando la política nacional, en especial porque la semana próxima se deberá votar también en Chaco, el feudo a cargo de Capitanich, que compite con Alperovich, Insfrán, Beder Herrera, Fellner/Milagro Sala y ambos Zamora por el podio del más nefasto clientelismo, ahora cruzado tangencialmente por el suministro de drogas a cambio de votos.

Las encuestas que circulan confirman la improbabilidad -que se acentuará aún más por las deposiciones que está dejando caer sobre su cabeza la bandada de cisnes negros (las renovadas inundaciones, el asesinato de Nisman, el destrato a los qom, Manzur, su enriquecimiento inexplicable) que lo sobrevuela- de Daniel Scioli de alzarse con el triunfo en primera vuelta; tanto es así que la señora de Kirchner, muy suelta de cuerpo, envía al parlamento proyectos de ley para maniatar a su sucesor, endeuda al país a corto plazo y a tasas siderales, emite pesos a lo pavote, saquea las ya casi inexistentes reservas y coloniza el aparato estatal con propia tropa, a la que resultará difícil expulsar. Si estuviera tan tranquila respecto al triunfo de Lancha, a quien pretende suceder, ¿para qué agravaría de tal modo la pesada herencia?

Pero no debemos olvidar que el 25 de octubre serán elegidos los senadores y diputados que se postulan para cubrir las vacantes de aquéllos a los cuales vencerá el mandato; entonces, si el ¿Frente para la Qué?, que pone en juego la mayor cantidad de bancas por ser aquéllas que obtuvo en su mayor triunfo -2011-, se afianzase como primera minoría, fortalecerá sus bloques en el Congreso, con todo lo que ello implica. Entre esas consecuencias, seguramente estará la permanencia de la noble viuda en el escenario político, complicando y limitando al Gobierno; recordemos su propia frase "uno nunca deja de ser presidente" cuando recibió a Lula, o lo que dicen sus laderos permanentemente: "Scioli será Presidente, pero quien conducirá será Cristina". Claro que el protagonismo de la señora, tanto como la candidatura de Anímal Fernández, se han transformado en otros pendientes, no menores, del fantástico collar de melones que porta Lancha, ya que espantan a los votantes independientes que necesita desesperadamente atraer para lograr su único objetivo: coronarse.

En fin, los dados siguen rodando en la Argentina, y nadie puede tener la certeza acerca de cuáles serán los resultados de las elecciones; lo que sí está cada vez más claro es que, cualesquiera que sean, todos tendremos que apretarnos el cinturón si queremos salir del maloliente pantano terminal en que doce años de kirchnerismo nos han sumido. Si no lo hacemos, si no nos ponemos el país al hombro, las campanas doblarán por nosotros.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1@avogadro.com.ar
@egavogadro

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