El asunto de los refugiados y desplazados , que
suele ser apenas una cuestión “virtual”
para el venezolano medio, de golpe se ha convertido en un tema doblemente
actual, vigente y de preocupación requerida. La primera arista (no por mas
importante sino por mas cercana) es la de la situación transfronteriza que ha
cobrado un carácter humanitario, con explotación política y con potencialidad
de que se pierda el control. La segunda arista es la del drama que se vive
desde hace tiempo en Europa con los
refugiados africanos y sirios que por fin vino a explotar y alcanzar titulares
con la dolorosa foto del niño Aylan el-Kurdi yaciendo ahogado en una playa
turca víctima del naufragio de la embarcación en la que pretendía huir de Siria
con su familia. Este columnista confiesa sin rubor alguno que dicha foto arrancó no una sino muchas y muy sentidas
lágrimas por que uno debe estar consciente que Aylan es el hijo o nieto de
cualquiera de nosotros y su drama puede alcanzar cualquier latitud tal como dan
fe los hechos que ocurren en Cúcuta/San Antonio y lugares aledaños hasta hace
poco escenarios de paz y complementariedad.
Los eventos que están transcurriendo en Europa dan
cuenta tanto de la bondad como del egoísmo que es capaz de abrigar el alma de
personas y gobiernos. Todos proclaman preocupación y solidaridad hacia los
contingentes de refugiados que aparecen en noticieros de televisión pero pocos
son quienes están dispuestos a compartir algo con ellos. Pocos parecen entender
que los miles de africanos que llegan en frágiles embarcaciones son seres
humanos que huyen de condiciones de
miseria y privación imposibles de imaginar para nosotros. Algunos pueden llegar
a ser mas comprensivos con los que provienen de Siria, tal vez –y esto es lo
terrible- por que son blanquitos y muchos de ellos cristianos.
Da asco –por decir lo mínimo- como países que hace
no mucho fueron escenario de guerras civiles, limpiezas étnicas, deportaciones
masivas, etc. hoy colocan alambradas de púas en sus fronteras para repeler al
desgraciado de hoy como lo fueron ellos ayer. Da asco también ver como
gobiernos como el de Hungría, que en 1956 generó centenares de miles de
refugiados cuando la invasión soviética ahora niegan hasta un pasaje de tren a
quienes pretenden circular por su territorio en tránsito para algún otro .
Tanto que se habla del interminable y usualmente inútil peregrinar de los
judíos en época del nazismo para hoy ver como la historia de la miseria humana
se repite con igual indiferencia que antaño. En este punto hay que reconocer la
singular solidaridad desplegada por el gobierno del General Eleazar López
Contreras en 1939 acogiendo en nuestra patria a los errantes judíos que
peregrinaban por el Caribe en los buques Caribia y Koenigstein después de haber sido rechazados por varios
gobiernos que preferían dar la espalda al problema.
En medio de tanta indiferencia – disfraz del egoísmo
malvado- apreciamos el gesto de gobierno y pueblo de Alemania, ambos dispuestos
a aceptar a estos seres humanos y compartir con ellos lo mucho que Dios y su
trabajo les ha permitido acumular.
Hemos sido testigos en España e Italia de
comentarios xenófobos aplicados a africanos, rumanos y “sudacas” por los hijos
y nietos de quienes generaciones atrás cruzaban los océanos cargados tan solo
con sus esperanzas habiendo sido asimilados por los países receptores y en
muchos casos generado descendencia y fortuna que cambiaron el carácter de sus
nuevas patrias. Es feo –y lastimoso- ver morenos africanos vendiendo baratijas
en las aceras de las urbes europeas . Sostenemos que cualquiera de ellos
preferiría ser ejecutivo de algún banco o profesional independiente trabajando
con protección legal y futuro asegurado en vez de encontrarse en tan horrible
precariedad. El punto de partida en la vida no es igual para todos! Eso es lo
mínimo que las sociedades debieran asegurar!
No es inusual oir decir en Europa y Estados Unidos
que quienes inmigran (legal y peor aun ilegalmente) no tienen derecho de
compartir el fruto de lo trabajado por quienes llegaron y trabajaron antes y
con las mismas ir a tomar la comunión en la misa dominical ¡
Es obvio que quien esto escribe –inmigrante legal y
muy agradecido a Venezuela además de
progenitor de hijos y nietos inmigrantes acogidos hoy en la gran nación
norteamericana- no aboga por la inmigración ilegal ni aquí ni en ningún lado.
Lo que sí proponemos es priorizar el derecho a la vida y a la dignidad humana
que son dones que concede Dios por encima de normativas hechas por los hombres.
Así como en materia de Derechos Humanos no hay excusa de soberanía que valga,
en materia de refugio tampoco la hay sino que allí debe aplicarse la cita
bíblica del libro del Exodo ( 3,7)que antecede el muy acertado documento
emitido esta misma semana por la Comisión
de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal Venezolana que cita la voz del Hacedor diciendo: “…he
visto la aflicción de mi pueblo y he oído su clamor…” Eso es válido tanto en
Europa como en la frontera colombo/venezolana y debe ingresar en nuestros
corazones sin condicionamiento alguno, tanto mas cuanto hoy comprobamos que el
asunto puede ocurrir tan lejos como el Medio Oriente o tan cerca como en San
Antonio o Ureña del Táchira.
Que hay normas legales no lo desconocemos. Que
existe Dios y los Derechos Humanos es lo que ponemos por encima.
Adolfo
P. Salgueiro
apsalgueiro1@gmail.com
@apsalgueiro1
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