¡Oh Dios de lo eterno y celestial, danos la Justicia y con ella nos comprometemos a preservar la Libertad!
Cuando el predador esta lejos se tiene tiempo para discernir sobre la amenaza; pero si el depredador está cerca en el vecindario, se hace necesaria una respuesta inmediata, como huir, permanecer estático, congelarse o PELEAR. Es una Justicia consolidada actuando en todo su esplendor y en pro del atacado. Autores han definido la Justicia como mérito, bien divino que conduce a tener del medio cuanto es necesario para vivir en armonía. A veces se hace indescriptible por sus variadas acepciones. Sin embargo no esta planteado en este caso abundar en el tema definitorio de esta virtud.
No debes olvidar que el enemigo no es otra cosa sino tu enemigo que quiere destruirte si lo dejas. Esto motiva el surgimiento del principio de la legítima defensa; además, el factor temor predica que en tales circunstancias no quieras reconocer nada, solo tu supervivencia. En estos tiempos, Venezuela, en momentos cuando la ubre sagrada de las formaciones geológicas esta menguando en su aporte productivo -casi seca de livianos y macilenta su estructura fundamental- se ve amenazada por graves injusticias. Las hay de diferentes actitudes y múltiples versiones. Escoge, venezolano, la que más o menos te convenga y analice su profundidad y extensión. Me referiré a algunas que considero impactantes a mi entorno particular.
Injusticia es la revolución permanente, sin fin inmediato, guindando en el tiempo para uso exclusivo y usufructo del enemigo. Nunca terminará esta revolución, ni llegara feliz a puerto alguno porque es un instrumento, un medio, una utópica aventura sin término.
Nunca triunfará, porque el triunfo marca su destrucción, pero si dejamos hacer, dejamos pasar, seguirá planteando un oscuro conducto a los predios de Hades. Las revoluciones cesan de existir cuando se desmoronan por su propio peso o las víctimas, repuestas, la empujan al abismo. Setenta años duró la soviética -cayo de platanazo. Cincuenta y seis años lleva la caribeña, duradera aún, pero aislada y bamboleante. Y la nuestra -no mía, no, la de ellos- imperceptiblemente ronda ya los 16 años, con indicios serios de caducidad.
Injusticia es la ramplona megalomanía generalizada del régimen -con fines eminentemente políticos- que muestra cuadros y murales de rostros o medio cuerpos de personas del presente y del pasado reciente, perdidos éstos en la historia turbia del quehacer venezolano. Hagan campaña a los vivos, pero dejen los muertos en paz, con lo que Dios les asignó como morada final después de sus tropiezos. Es un deber moral. Sí, ponganles velas, recen en las catedrales y rueguen porque les concedan millones de indulgencias que abonen sus abultadas cuentas pendientes.
Injusticia es la negación de la justicia interpuesta a vozarrones por el funcionario y los servidores públicos que le siguen, para encarcelar a prominentes ciudadanos de la política nacional recluidos en apestosos recintos sin haberse cumplido el principio constitucional que solo permite detener a quienes sean sorprendidos en actos de flagrancia delictiva.
Injusticia es la inhabilitación política de ciudadanos aptos para cargos públicos electos o en vías de nominarse a posiciones de elección popular y soberana por imputaciones de carácter económico de poco fondo que violan el concepto de la duda razonable y sin pruebas contundentes -aqui usan el falaz método gomecista de dispare primero y despues pregunte- cuando en bancos de Andorra, Miami, Berna y otros paraísos fiscales han brotado como malas hierbas cuentas multimillonarias de personeros del régimen, sin que la Contraloría o el funcionario se inmuten.
Hay cientos o quizás miles de delitos que conforman una larga lista de injusticias. Bueno sería desenmascarar la soberbia, las trampillas y marramuncias electoreras -no permitamos palangre, vivezas criollas o quedarnos como el camarón dormido del decir popular- y la hasta ahora impunidad que han ocultado muchas componendas del mal llamado árbitro y del calichoso partido de oposición a la verdadera oposición política. En el deporte aficionado y profesional los arbitros o jueces son esencialmente imparciales, aunque algunos directivos carezcan de transparencia.
En lo que a Venezolanos demócratas concierne, es injusto promulgar, derroteramente, que las cosas no mejorarán aún derrotando a las fieras salvajes el 6D. Si ponemos empeño y trabajo continuados para dar este paso -imprescindiblemente necesitado de éxito- estableceremos una sólida cabeza de playa para saltos posteriores que liberaran a Venezuela del enemigo que ahora nos asuela.
La consigna es votar masivamente, sin dejar ningun renglón en blanco en el registro electoral. Las fieras estarán ávidas de votos en este evento que sin duda estan destinadas a perder. Pero es bueno mantener presente que la victoria viene porque la haremos posible, venciendo en el camino transgresiones y encontronazos.
La Democracia es así, llena de baches y peñascos. Las tiranías en cambio son rígidas, virulentas, dañinas y altamente venenosas, pero sobre todo vulnerables.
Mauro Parra
jmpzc@yahoo.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.