Ya la gente está
hablando de hiperinflación. Hasta hace poco todo el mundo se quejaba de la
inflación; se quejaba que el dinero no alcanza, que los productos y servicios
están muy caros. Pero, ahora el tema recurrente en cualquier tertulia es que
los precios están variando de un día para otro y que se debe tener una
carretilla de dinero para pagar en cualquier taguara, donde uno se meta a
comprar.
Incluso, se está
clamando por la emisión de billetes de 500, 1000 y 2000 bolívares para evitar
andar con fajos de billetes al abasto. Yo creo, que mejor deberían hacer de una
vez de 5000 y 10000 bolívares, porque no se ve nada que indique, que el
gobierno va a parar esa bola de nieve.
El domingo pasado
tuve la oportunidad de encontrarme en el paseo los caobos en Caracas, con unos
poetas trasnochados; entonces, nos tomamos un café mientras intercambiamos
opiniones sobre un material leído de uno de los compañeros, que recién había
publicado un libro muy interesante, que hablaba de los embustes que inventa el
gobierno a cada rato, para echarle basura a la oposición y donde la lista de
casos involucraba gente en el exilio de
la oposición que supuestamente mandaron a descuartizar a una señora, con unos
malandros que tenían infiltrados en sus filas; casos tan espectaculares como el
asesinato del diputado Serra, el cual supuestamente fue asesinado por orden de
la oposición-según Maduro-, casos como sicarios contratados en Colombia por la
oposición para sacar del medio a revolucionarios-según Maduro-; casos como
empresarios que financian a bachaqueros para que hagan colas y generen
malestar, entre otros casos de actualidad , cuyos culpables son la oposición,
el presidente Uribe, el imperio norteamericano y el paramilitarismo colombiano.
Uno se queda
pensando y entonces llega a la conclusión que cualquier funcionario se para
frente a una cámara de televisión y en forma muy irresponsable procede a acusar
a personas sin pruebas, sin expedientes, manejando la palabra sin prudencia y
haciendo uso vulgar de mentir, difamar y ensuciar a personas y grupos, en forma
impune y alegre, empezando por el primer magistrado del país y queriendo
transformar sucesos corrientes de hampa común en asuntos políticos.
Como les seguía
comentando, tan pronto se terminó la tertulia, en los caobos, nos retiramos
hacia el estacionamiento y mientras atravesamos un grupo de muchachos raven con
influencias jamaiquinas que se reúnen allí para fumar la droga pareja en todo
el frente del museo de ciencias, observamos a un muchacho, que según es uno de
los vendedores de droga, se quejaba de la hiperinflación, mientras guardaba
varios fajos de billetes producto de la venta de su mercancía importada de
Colombia; el muchacho comerciante en referencia manifestaba que era muy
incómodo andar manipulando tanto pichache de 50,00 Bs. y 100,00 Bs., “…eso es
hiperinflación, chamo”- le dijo uno de los fumones-. Nosotros nos retiramos
comentando el asunto y llegamos a la conclusión que el gobierno debe salir a
hacer, mantener contacto con los comerciantes para que se entere de la
situación; de cómo se bate el cobre en la calle con respecto a los precios, la
escasez y el fracaso de su política económica. Y de paso, se da cuenta-el
gobierno- de cómo se vende droga en plena vía pública como si fuera un
operativo de Pdval.
Luis Alfredo
Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
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