martes, 11 de agosto de 2015

JUAN JOSE MONSANT ARISTIMUÑO, IMPUNIDAD Y SOBERANÍA, DESDE EL SALVADOR

El 18 de diciembre de 1927 el Papa Pío XI pronunció un discurso ante La Federación Universitaria Católica Italiana, en la cual afirmó “…la política, en cuanto atiende al interés de la sociedad, constituye el campo de la más amplia caridad por encima del cual no cabe señalar otro que el de la misma religión:..”. Más tarde, Juan XXII, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco, han reiterado, cada uno en sus palabras y circunstancias históricas, el compromiso con la política como la más alta expresión del ejercicio de la  caridad cristiana.

            Esta introducción viene al caso porque he venido leyendo algunos analistas que les ha dado en calificar a Francisco como un Papa político inclinado hacia la izquierda. Y esto hay que detenerlo, porque no solo es una falacia sino una manipulación de las fuerzas mas primitivas de expresión de la exclusión del otro, principalmente en cuanto al dinero y bienes se refiere, que las más de las veces solo a esto se refiere.
            No es la intensión analizar la pastoral social de Francisco como guía espiritual de los hombres de buena fe; quien no es infalible en este tema sino expositor e interprete de la Doctrina Social de la Iglesia; antípoda de cualquier corriente ideológica materialista, específicamente la marxista, o totalitaria como la fascista, comunista, nacionalsocialista o teocrática. Por ahora, lo que llama la atención es la incapacidad de nuestro región para alcanzar el desarrollo en forma integral, y la impunidad del delito.
      Venezuela es un caso muy particular de anomalía histórica, no solo porque la corrupción y el crimen en todas sus expresiones son inherentes al sistema político dominante, sino porque la impunidad es consecuencia de un proyecto ideológico que pasa por la desarticulación de aquellos valores humanos que la cultura occidental asume como validos, para ser sustituidos por nuevos valores sometidos  al paradigma de la lucha de clases. Diferente al análisis en otros países de la región, que han optado por la democracia.
             Guatemala, por ejemplo, creó bajo los auspicios de las Naciones Unidas, en el año 2007 la “Comisión Internacional contra la impunidad en Guatemala”, como órgano independiente del Estado cuya finalidad fue apoyar al Ministerio Púbico, la Policía Nacional y a otras instituciones, en la investigación de los crímenes cometidos por los organismos de seguridad. A la que se le fueron agregando otras facultades, como la investigación de la corrupción pública y su impunidad.
             Comisiones semejantes habrán de crearse en Venezuela. Ellas no atentan contra la soberanía, como alegan quienes se arropan en el nacionalismo para cometer  fechorías y asegurar la impunidad; lo que sí atenta contra la soberanía, y la misma existencia de la nación, es la consolidación de un Estado sometido a la ferocidad, caprichos y vaivenes de bandas de criminales, que se saben impunes en la comisión de sus delitos, tal como sucede actualmente en nuestro país.
Juan Jose Monsant Aristimuño
jjmonsant@gmail.com
@jjmonsant

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