sábado, 15 de agosto de 2015

JOSÉ RAMÓN BRICEÑO, LA TERCERA VÍA Y EL SIGLO XXI

Las estadísticas al parecer no mienten, tengo rato viendo varias, no solo esas fantasiosas que publica una fulana encuestadora que por casualidad es de un ministro, cuyos datos arrojan siempre un país de fantasía que desconozco, también las otras más o menos apegada a lo que miro y en especial esas que no son públicas, todas coinciden en afirmar que la oposición y el gobierno se disputan apenas el 40% del electorado, bajo un apartado que llaman tercera vía, que supongo alejado de los supuestos dogmatismos de “izquierda” y “derecha” (cosas que la verdad no existen en este país, más allá de la retórica idiotizante), me llama profundamente la atención que ninguno de los bandos haga hincapié en ese detalle.
Del Psuv no dudo que se aleje de cualquier cosa que los descentre de su discurso manido, de la MUD ya no me queda duda de su vacío ideológico por aquello de la multiplicidad de personalidades y partidos que lo cobijan, lo que me impresiona más es que NINGUN político joven o viejo haya puesto el dedo en la llaga para alborotar el avispero, creo que todos esperan que las cosas se solucionen por generación espontánea o simplemente por desgaste, cosa que ya observamos en todas las esquinas.
Ahora bien, la verdad no tengo mucha información precisa de esa “tercera vía” o de como la percibe el venezolano de a pie, pero voy a hacer u ejercicio especulativo a fin de desentrañar en primer lugar ese asunto tan extraño. Según lo que he leído por ahí, el primer intento se llamó “teoría mixta” y fue impulsada luego de la segunda guerra mundial, algo así como un hibrido ideológico para calmar los ánimos en plena “guerra fría”, cuando el mundo entero estaba a disposición de las dos grandes potencias que se mataban por quítame estas pajas y que esperaban cualquier empujoncito para lanzarse bombas atómicas al mayoreo, debe haber sido una época fea para los paranoicos, menos mal no existía el internet.
Ya a finales del siglo XX resurgió la cosa como “tercera vía”, el mismo hibrido pero con más retórica, cosa que cuajó en el sentir de la izquierda europea que sin ser tan radicales como los talibanes tropicales también exigía cierta atención, si le sumamos que aquellos son países con férreos controles en la administración, tengo la idea de que esa teoría es la que sustenta muchos gobiernos de aquellas latitudes, donde la acción social no está desvinculada de lo privado y a su vez tampoco lo obstruye a menos claro que la empresa privada esté haciendo mal, en ese caso, las herramientas de la ley funcionan, con abogados de por medio, grandes demandas y al final gana el más hábil, no el que disponga de más contactos entre los gobiernos, como acá.
Entonces, luego de este vuelo de pájaro sobre el aparente significado del asunto, no me suena tan mal la cosa, hay algunos elementos del socialismo que no son del todo desagradables (si funcionaran claro), eso de la atención hospitalaria pública, un buen programa de pensiones, unos programas de casas para los menos afortunados en materia económica, las iniciativas ecológicas férreas para que nuestro medio ambiente no colapse y la ayuda social son cosas que no deberían desaparecer. Pero también debe apoyarse la iniciativa privada, pagar impuestos, saber en qué se invierten esos impuestos, apuntalar un modelo educativo funcional, permitir la sustentabilidad económica del país, tener unas políticas de apoyo a la empresa privada que asegure su permanencia, volver a la meritocracia para que desaparezca tanta ineficiencia, eliminar de  una vez por todas la hegemonía partidista que facilita el compadrazgo y el amiguismo, borrar de la faz de la tierra las horrendas misiones que más que ayudar destrozan el impulso vital de crecimiento de la población más necesitada pues los acostumbran a esperar regalos en vez de estudiar y trabajar por su futuro, mano dura con la criminalidad, todo sin olvidar el respeto por las opciones de vida de cada quien. Muy importante eliminar la influencia militarista de todas las esferas de la vida nacional, relegarlos a sus cuarteles donde realmente sirven de algo.
Los candidatos inteligentes deberían olvidar de su vocabulario eso tan feo de que son de una “izquierda democrática” o cualquier tontería similar, eliminando los extremos ideológicos construimos un mejor país. En este mundo pluralizado, donde se están dando cambios a gran escala que hace veinte años eran impensables, donde la ideología ha perdido pureza pues todo se entremezcla hasta lograr una consistencia más acorde con las aspiraciones de todos, es importante que volvamos la mirada a otras opciones, hay un 60% de electores potenciales que desprecian ya las opciones corrientes, si vamos hacia un mundo democrático toca abrirse a otras opciones para poder comenzar a salir de este atraso tan atroz.
José Ramón Briceño, 2015
@jbdiwancomeback

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