domingo, 2 de agosto de 2015

HUGO CESAR RENÉS, ¿COMPATRIOTA, CUÁL ES TU BICACIÓN EN ESTA IMAGEN?, CASO ARGENTINA, ELECCIONES,


La Argentina se encuentra inmersa en un proceso generalizado de decadencia que abarca tanto la faz política, como la económica y social.

La descomposición institucional está atravesando todas las esferas de la cotidianidad, todo lo cual me hace pensar más en una desestructuración de las reglas, que en una situación de anomia, que de hecho existe.

La génesis de nuestra crisis radica en la ausencia de una estrategia territorial de desarrollo económico viable. La Argentina hoy es un país "mal unido", para el que urge encontrar respuestas a las graves inequidades territoriales y sociales existentes, para lo cual, lo primero que debemos hacer es institucionalizar al país.

El principal problema que tenemos es la falta de eficiencia del Estado. Para gobernar al país el Ejecutivo distribuye recursos y amenazas a cambio de "promesas"... y así estamos. Sin un Estado fuerte (con dirigentes políticos que honren su representación) que controle todas las variables estratégicas del desarrollo, como son: los flujos de capital, los salarios, los precios, las importaciones y exportaciones, los sindicatos, los partidos políticos y la educación, entre otros, la creación de una sociedad más justa y participativa no podrá lograrse.

Agrava la situación descripta en 4. el hecho de que en los partidos políticos hay una interna antropófaga dentro de la cual se pelean por minucias. Ponen lo circunstancial por encima de lo sustancial, discuten nombres, no proyectos, cuando debieran estar debatiendo lo trascendente para la Nación.

La consecuente profundización de la crisis, reflejando el optimismo con que economía maquilló el presupuesto y los indicadores económicos el año pasado (ni que hablar del aprobado para este año).

El aumento considerable de los impuestos agobia a los trabajadores, la producción esquilmada, el comercio en dificultades, los escándalos en todos los diarios y medios masivos de comunicación que informan la desorientación , la inmoralidad ambiente y el relajamiento de las costumbres, parece demostrar que estamos en franco retroceso social, en donde la prosperidad tiene la realidad de una foto amarillenta, aceptado por la dirigencia con una indiferencia vergonzosa, explicable sólo en pueblos en franca decadencia.

Si a estos indicadores le adicionamos la caída en el consumo de libros, una tendencia que comenzó hace más de cuatro años, advertiremos que nos encontramos, también, ante un escenario de empobrecimiento cultural de proporciones significativas.

La ausencia de crédito del sector privado es una de las causas que no permite reactivar a las industrias. ¿No seria importante que este gobierno como los distintos lideres partidarios nos dijeran qué proyectos tienen para hacer que los bancos, y en forma más amplia el mercado de capital, puedan generar una base estable y creciente de depósitos que les permita aumentar la oferta de crédito a las industrias?, porque la capacidad de ahorro del pueblo es prácticamente nula. La reactivación, en las actuales circunstancias, es solo una mera verbalización de buenos deseos.

El colapso del transporte por efectos del incremento de los precios sobre sus costos de mantenimiento y reparación, en las actuales circunstancias son inevitables aún con el subsidio que el Estado les entrega.

Una situación similar a la expresada en el punto anterior, acontece con las empresas generadoras de electricidad.

La única manera de optimizar el recurso cada vez más escaso que tiene el asalariado, es reduciendo los niveles de utilización de los servicios, en algunos casos básicos.

La ausencia de las necesidades básicas entre quienes se están formando física y/o intelectualmente en la escuela, conspira no solo contra la enseñanza, la disciplina y la labor docente, sino contra la misma salud de quienes la padecen.

El gran interrogante es saber cómo se manejarán de aquí en más quienes deseen incorporar tecnología o simplemente, aspiren a no resignar las ventajas adquiridas con la convertibilidad.

El escepticismo de la gente sigue siendo igualmente crítico lo que implica una economía con fuertes desniveles de exclusión, que estaría indicando a futuro, de no modificarse esta realidad, diferentes formas de inestabilidad.

La percepción de ineficiencia del elenco dirigente (legitimidad política), ha generado una ruptura funcional creciente entre el gobierno y el cuerpo social que conduce (disarquía, según Mora y Araujo), en un contexto político en donde se multiplican las precandidaturas presidenciales, mientras la sociedad no las reconoce como una opción deseable.

El acatamiento de la mayoría dirigida (legitimidad sociológica), es proporcionalmente inverso al alejamiento del orden social deseable.

Las tensiones, públicamente manifiestas, provienen de la masa social (potencial político) y se exteriorizan mediante disturbios sociales.

Conclusión:

El bien más escaso en la Argentina es el consenso político necesario para abordar la solución de la extensa lista de problemas.

La política en nuestro país tiene el gran defecto de que se desarrolla sólo entre políticos y para los políticos, obviando al pueblo que sufre y está condenado a seguir sufriendo el desempleo, la pobreza, la incertidumbre, la falta de proyectos y la perdida de lo mucho que le costó conseguir cuanto tuvo, desde su casa, hasta sus ilusiones.

Los escándalos que difunden los medios masivos de comunicación social, informan la desorientación, la inmoralidad ambiente y el relajamiento de las costumbres, que exterioriza una dirigencia política como la nuestra, sin ideales ni lealtades, para la cual, el concepto patria es un prejuicio, la bandera nacional solo un trapo y la familia una institución anticuada, lo cual estaría explicando la franca decadencia social y cultural en la que nos encontramos.

Seguramente, al ingresar en el próximo período electoral, aparecerán fáciles declamaciones de barato patrioterismo, impropio de los tiempos en que vivimos, de criterios positivos y realistas, de desaparición de prejuicios sectarios, de abandono de fórmulas rutinarias. Expresiones tan atractivas como libertad y justicia o producción y desarrollo humano tan difíciles de traducir en la actualidad en realidades tangibles, llenarán las bocas de los "candidatos". Pero sin un proyecto nacional consensuado con todos los partidos políticos - que hoy no existe - NADA SERÁ POSIBLE.

La Argentina es hoy un país en profunda crisis. La sola existencia de los indicadores comentados no me permite afirmar, como lo hace CRISTINA y NÉSTOR, que la economía haya entrado en una meseta, toda vez que cada día son más las personas que pierden el empleo, que aquellas que pueden conseguir uno, aunque sea transitorio y sin cobertura legal alguna.

Tal vez para nuestros funcionarios lo que no retrocede, avance (La tranquilidad del país y su economía no puede estar al servicio de un "entente" político sin principios, ni proyectos, que encubre un grosero egoísmo para concentrar poder para permanecer en el poder en un futuro inmediato).

Hugo Cesar Renes
hcr1942@yahoo.com.ar
@hcr1942

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