Las tribulaciones diarias que sufre la familia venezolana
ante el desabastecimiento y la escasez de los productos de la dieta
alimentaria, se agrava cada día y cada minuto en todos los rincones del país,
levantando una nube negra de pasiones y resentimientos que nos llevan a un caos
social y ensombrecen la terrible situación de zozobra que se vive en cada
hogar.
Se siente en el ambiente
gran preocupación en la gente, expresada en un creciente nerviosismo, la
crispación y la falta de convivencia
entre los habitantes, desatándose una intolerancia que raya en la agresividad y
hasta la violencia física por conseguir donde sea, un paquete de harina para la
arepa diaria, el papel higiénico, el azúcar, etc,. Sin darnos cuenta, estamos
presenciando conductas de hordas, de manadas salvajes capaces de arrasar con
todo con tal de garantizarse la sobrevivencia.
Han venido sucediendo una especie de miniexplosiones sociales en varios municipios del interior y de la capital, incluso pobladas y saqueos, agravados recientemente por las declaraciones de voceros del Ejecutivo de culpar a embajadas, a empresarios privados del desastre que sufrimos, como sucediera en San Félix en el Estado Bolívar, con el lamentable saldo de 1 fallecido, heridos y decenas de detenidos. El Gobierno Nacional está jugando con fuego al culpar a otros de la desgracia popular, para esconder el fracaso de su política económica y el hundimiento de un proyecto político rechazado incluso por sus decepcionados partidarios.
En tal sentido se repiten en numerosas ocasiones tanto en
la capital Caracas, como en ciudades del interior; lo sucedido en Maracaibo
donde ocurren trifulcas diarias por comida en en las redes de alimentación
privadas y del Estado, y lo sucedido recientemente en Makro donde muere
infartado un ciudadano ante los incontrolables abusos en las colas refleja la
tragedia diaria de la población.
En pocas palabras, madres de familia emplean hasta 14
horas de su tiempo para comprar unos paquetitos de arroz, papel higiénico y
azúcar, bajo un sol inclemente con hijos menores de edad. Situación presentada
como una oportunidad por el alto costo de la vida y los bajos salarios
incapaces de adquirir la canasta alimentaria revendida hasta por 5 veces su
valor.
La respuesta del Gobierno Nacional a este drama colectivo no puede ser el vacilón de colocar baterías antiaéreas en los barrios y urbanizaciones o el plan OLP, montar una cacería de brujas a empresarios por fijar precios surgidos de una espantosa política económica, que ha malbaratado las divisas en acciones plagadas en despilfarro y corrupción o trucar una guerra económica para fabricar una noche de los cristales rotos de la Alemania Nazi.
Utilizar el poder para beneficio propio es un delito,
pero manipular y jugar con la condición de vida y la paciencia de un pueblo es
mucho peor, es criminal. Por tanto en el momento más difícil de nuestra
historia republicana, se impone a quienes gobiernan un gramo de sensatez para
resolver esa pesadilla de conocer el infierno para alcanzar un plato de comida.
Froilan Alejandro Barrios Nieves
fbarriosnieves@gmail.com
@froilanbarrios
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