domingo, 30 de agosto de 2015

FERNANDO OCHOA ANTICH, EN DEFENSA DEL TACHIRA


         La arbitraria decisión de Nicolás Maduro de declarar un Estado de Excepción en los municipios fronterizos Bolívar, Ureña, Junín, Urdaneta, Capacho Libertad y Capacho Independencia  del estado Táchira, sin existir causas suficientes, viola flagrantemente los derechos humanos y muestra un sorprendente desconocimiento de nuestra historia. 

Las  profundas vinculaciones  económicas, culturales y familiares existentes entre los pueblos del estado Táchira y del departamento del Norte de Santander surgieron desde los tiempos coloniales para irse fortaleciendo durante los siglos XIX y XX. Una de las manifestaciones más curiosas de esas relaciones fueron las ferias que se organizaban en las más importantes ciudades de las dos regiones. Además, siempre acogieron con particular simpatía a los exiliados políticos que tenían que pasar las fronteras perseguidos por los gobiernos dictatoriales venezolanos o enfrentar las consecuencias de las guerras civiles colombianas. Buenos ejemplos fueron el gobierno de Juan Vicente Gómez y la guerra de los Mil Días.

         Las consecuencias empiezan a sentirse de manera muy dolorosa al resentirse el orden social en los municipios fronterizos: los negocios amanecen cerrados; nadie va al trabajo; la escasez de productos de primera necesidad alcanza niveles de tal gravedad que es posible que  lleguen a faltar de manera definitiva; los liceos y las escuelas están paralizadas; nadie se atreve a salir de su casa, ante el temor que produce el convencimiento de que los efectivos militares y policiales pueden actuar sin ningún control, como ya han empezado a demostrarlo en distintas acciones. En definitiva, un verdadero caos.  Lo único que  ha logrado tan disparatada decisión, si eso puede considerarse un objetivo para una acción de esa importancia, ha sido la expulsión de cerca de dos mil colombianos indocumentados. Un aspecto difícil de justificar es la destrucción de sus viviendas. Ni siquiera el contrabando se ha paralizado. Empiezan a surgir rumores que, aún con la frontera cerrada, los productos subsidiados venezolanos ingresan a Colombia por los caminos verdes.

Nicolás Maduro está desesperado. No es para menos. Analicemos algunos aspectos de la última encuesta  IVAD: 80% considera que la situación del país es mala; 92, 8%  ha tenido problemas para conseguir productos de primera necesidad; 87,9 % no le alcanza el dinero para comprar lo necesario para el hogar;  70 % cree que la gestión de Nicolás Maduro es mala o muy mala; 64,9 % no tiene confianza en el gobierno nacional. En conclusión, si las elecciones fueran hoy la oposición obtendría el 68,7 % de los votos contra 23, 0% del oficialismo.  Esta situación, a mi criterio, es irreversible. El voto castigo es una realidad. Nicolás Maduro tiene la esperanza de que el cierre de la frontera pueda generar un mejoramiento de la situación de abastecimiento en el resto del país. Estoy convencido que fracasará estruendosamente, al no lograr que la realidad actual se modifique en los municipios fronterizos. Otro aspecto a considerar es el desprestigio internacional que enfrenta Venezuela ante los delicados señalamientos de graves violaciones de derechos humanos.      
Los tachirenses deben reflexionar sobre su futuro cercano. Nicolás Maduro ha dicho que la frontera permanecerá cerrada sin importarle el profundo daño que le hace a la sociedad tachirense. El gobernador Vielma Mora está decidido a abrir manu militari los comercios de las principales ciudades fronterizas, sin valorar las causas por las cuales se mantienen cerrados. Definitivamente, el régimen chavista no está dispuesto a considerar la opinión y los intereses  del pueblo tachirense. Su actuación, sólo está supeditada a los objetivos políticos nacionales ante la cercanía de las elecciones del 6 de diciembre. Esa es la verdadera causa del enfrentamiento con Colombia. Buscar un enemigo externo para que nuestro pueblo olvide sus problemas.  Esta realidad deben conocerla los tachirenses. Es un desafío inaceptable a la voluntad popular. Se requiere enfrentar con decisión y firmeza la absurda arbitrariedad centralista. No podemos permitir que la desbordada propaganda oficialista nos divida. Los tachirenses somos un solo pueblo decidido a defender nuestros derechos… 

¡Viva el Táchira! 

Fernando Ochoa Antich.
         fochoaantich@gmail.com
         @FOchoaAntich

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