A mis hijos, sus
hijos y sus hijos y…
Se atribuye a un
excepcional historiador, A. Toynbee la sentencia de que la historia la escriben los vencedores. No puedo dar
testimonio exacto de que sea suya, pero puedo asegurar que entre la gente ajena
a reflexiones teóricas, de especulaciones ideológicas, la expresión es vivencial. Parte de la
experiencia. Quien alcanza el éxito, sin importar cómo, siempre tiene razón y se da reconocimiento al
vencedor. Si miramos el tiempo, ello ha sido así. En las artes muchas obras de
inmenso valor estético fueron tapadas por el arte “superior”, vinculado a grandes movimientos, a estilos, reglas y
también al poder. Isaias Berlin nos sacudió el alma con su obra Contra la Corriente y Nietzsche, antes que él, tuvo
consciencia plena de este hecho,
de suyo, su filosofía, poética, estética, está fuera de los “normales·”
patrones y cánones que, sin importar
razones, se han impuesto. Pensemos en la Inquisición que se llamó Santa. Los crímenes de Stalin
se justificaron en nombre de la revolución y se criticó y develó todo
aquello, después de su muerte. Aún Fidel para muchos es un héroe y Pinochet fue
un tiempo redentor. Shakespeare
estableció una ley, el poder del dinero logra hacer vírgenes a las rameras y
probo al pecador, ladrón o
estafador. No son esas las palabras
exactas, las veremos mejor en Mercader
de Venecia, un modo accesible de salir de vacaciones.
Bolívar y Bello
no tuvieron éxito. El Proyecto de Bolívar, la Gran Colombia, se desvaneció y la
magnitud de su fracaso la sintetizó él mismo. “He arado en el mar” y la esperanza de la unión para bajar tranquilo
al sepulcro, su último deseo, se fue con él y seguirá su intranquilidad para
siempre. Bello tuvo peor suerte
ciudadana en Venezuela. De aquí lo
echaron. Su obra esencial para la
existencia de esta América de lengua castellana fue su gramática. Sabía Bello sabio que la mejor forma de
preservar la cultura y garantizar la
unión estaba en el dominio de la lengua. No lo logró, el poder requiere más de
esclavos, analfabetas, que críticos pensadores y de buenos poetas. Pero, ambos,
dejaron obra escrita, en donde habitan
per se, más allá de cuanto lograron en
política (el caso Bello merece atención
aparte, dada su fecunda obra en Chile) y, Bolívar, mucho más allá de sus
circunstancias y los laureles bien logrados en batallas. Bolívar, en la
concepción de la política, de la justicia, de la equidad, de la independencia de los poderes y la
particularidad de diversas funciones del estado, de la negación en la perpetuidad
en el ejercicio del poder, del rol de
las fuerzas armadas, obedientes al poder civil, lejos del gobierno, su clara
concepción de las funciones de la religión, de la ciencia, del arte, la
educación, de la universidad, permanecen y permanecerán como el mayor aporte del Libertador y demuestran
que, en medio de irregularidades propias de la era, su cultura y de la gente, se puede decir sin error probable, que Bolívar tenía
consciencia en grado muy alto de que la libertad ciudadana y el
conocimiento van de la mano, como quien dice, son la mano derecha y la
izquierda del cuerpo social. La obra de Bello es fuente inagotable en tantas
áreas que tal vez alguna vez sea huésped de honor en esta su casa, de donde fue
echado por cosas del humano entendimiento que no vienen a cuento.
Hoy estamos
viviendo en un mismo momento dos momentos. El nacimiento de
Simón Bolívar y el de Hugo Rafael Chávez Frías… Como han visto,
para Bolívar no se tuvo tiempo ni
espacio oficiales ni los otros medios de comunicación “cubrieron” eso, y, si en
ese detalle se mide la importancia, todo el espacio y tiempo lo ha copado
Chávez. Bolívar es inexistente. Insignificante. Chávez desde muy niño aprendió
a leer en al Revista Tricolor, evidenciando su precocidad hasta el Chávez que
concluye su genialidad en el Plan de la
Patria, su gran obra maestra, convertida
en Ley Orgánica por los mercaderes, marrulleros y sátrapas del poder, a fin de afianzar el fetichismo y
la idolatría al Supremo Comandante Eterno y con ello reafianzarse y
fortalecerse ellos. Chávez vive! proclama
constantemente el régimen y gritan quienes ejercen posiciones de poder y
quienes se declaran herederos del gran maestro, comodante eterno, supremo, los
Maduro, Diosdado, y todos ellos, en cambio
de Bolívar ni J dicen ellos. Salvo la inicua expresión bolivariana, adjetivo usado siempre
como apéndice y afianzamiento del
chavismo. Ofrendas florares, veneraciones, actos religiosos y militares ante la
momia eterna del comandante eterno, que no está muerto, traducen la voluntad de
eternizarse ellos.
Pues bien,
empecemos por una confesión de papá, de abuelo, de maestro de escuela que siempre quise ser…nada fácil,
inalcanzable es pero por eso y más, todo cuanto decidimos hacer hoy busca deslindar qué nos pasa en esta situación que vivimos o padecemos, lo cual lejos está de
ser lo mismo. Cuanto yo diga y cuanto conversemos, obligados estamos a
demostrar, probar, cada afirmación o negación. Y ello impone, que no
relativicemos la verdad. Ella está ahí y existe en los hechos y los hechos
también son las palabras, las obras que se construyen y las
que se destruyen y todo lo demás que ya
hemos hecho y aun de aquellas que queremos hacer y hacemos el diseño para
emprenderlo. Rechacemos la divulgada idea de que la verdad es relativa y que lo
que es verdad para A puede no serlo para
B. Asumamos que la expresión de Campoamor, nada es vedad ni mentira, todo es según el color del
cristal con que se mira, es una
oportunista actitud celestina y una espléndida estupidez. Esta manera de decir y obrar nos permite
delinquir, mentir, o acusar al otro o excusarlo
sin la información necesaria y
suficiente para juzgar su obra de
creación o destrucción o bien se miente, se calumnia, difama en provecho o en
daño a quien se elogia o desacredita. Y aun peor, es deshacernos de nuestra propia
responsabilidad. Por venganza, puede
ser. Por odio, puede ser. Por mezquindad, puede ser o porque así nos han inducido
para que se valore o avalúe al otro, casi siempre como una manera de perdonarnos a nosotros
mismos de aquello que nosotros no bien
hacemos o hacemos mal y siempre en beneficio del inductor.
Usemos padecemos
en lugar de vivimos. Padecemos desgracias, vivimos amores. Padecemos hambre,
vivimos buena mesa. Padecemos de sed
porque no hay agua, vivimos la alegría cuando placer tenemos. Padecemos hambre
porque hay escasez y para lo poco que
hay no alcanza el dinero para comprar porque la inflación no nos deja vivir.
Padecemos mucho miedo porque vivimos sin vivir bajo el terrorismo de estado y
la barbarie de la inseguridad. Padecemos las cadenas de Maduro, las maldiciones
de Diosdado y vivimos un buen concierto, una película de Disney… En fin, padecemos la muerte y jamás la
vivimos, aunque eso sí es posible
padecer muriéndonos por abandono,
algunos otros mueren sin nada
padecer, son muertes instantáneas, infartos o
en la carretera, en fin, tal como
se nos fue Gustavo ya tantos años ha, ayer o antier, pero vivimos su presencia en ausencia.
Padecemos un
régimen que miente a diario y miente en
todo. No me refiero a estas cosas sobre las cuales hay un catalogo de mentiras.
La guerra económica, los paracos, el imperialismo, la Exon Mobil, los
magnicidios, la invasión para quietarnos
el petróleo, Uribe, Rajoy magnicida y sicario, respectivamente, y de todo eso y
mas que son parte de un macabro juego,
cuyas lecciones provienen de la tesis de Goebells, “una mentira repetida mil
veces se convierte en verdad”. Pero hoy nuestro tema es más complejo. En estas
celebraciones se esconde y se codena a
Bolívar al ostracismo. Oculto. Muerto. Chávez es todo, canta, juega,
baila, genio, escribe, narra, pinta, libera, salva,
y se reencarna en cada quien, con
aquello de que Chávez es pueblo y el pajarito de Maduro. Chávez es el teórico, guardián de la patria,
comandante eterno del proceso y culmina
con su obra maestra El Plan de la Patria.
Por esas cosas de la idolatría, del culto a la personalidad, de la
irracionalidad, del fundamentalismo,
transformado en Ley Orgánica. Este tal plan es un almacén de lugares
comunes, de marcada megalomanía extrema, y sobre todo de no tener una sola idea
original, creada por el señor devenido en genio protector, libertador, pero
dejemos esto para luego y regresemos. Dimos este rodeo porque no siempre la recta
es el camino expedito.
Tomemos dos
testimonios que se han silenciado hasta lo más profundo del infierno. Una obra escrita y videos de Arias Cárdenas, que están en
nuestras manos y frente a los ojos. No
podemos reproducir los videos, pero se tiene acceso a ellos en You Tube.
Tomemos la síntesis, Chávez tiene las manos
teñidas de sangre porque es el responsable de los asesinatos del 11 de
abril o de Puente Yaguno. Y el libro,
helo aquí, sobre la democracia, es una radical acusación al carácter despótico,
dictatorial, autoritario de Chávez, un reconocimiento a la democracia y
observaciones sobre la cuestión nacional. El comandante AC, del grupo de los comandantes, fue el de
mayor formación académica y el único que tuvo éxito militar al derrotar al
pacifico Oswaldo Álvarez Paz. Como dijimos al principio, estudiamos lo que dice AC y lo usamos como
testimonio, y además porque cuanto dice
el libro, los videos, el señor Arias
Cárdenas guarda discreto silencio. Y
tomemos esto como la primera conclusión, no es héroe quien tiene las
manos llenas de sangre, no es demócrata
quien es dictador y quien traiciona y
abjura de sus principios de paz, solidaridad, tal como
denuncia Arias Cárdenas.
La segunda obra
que tomamos es el libro de Kleber Ramírez. Historia documental del 4 de Febrero. KR es ingeniero y productor del
campo, estudioso. Fue él quien realmente
dio un elemental corpus teórico para
que los comandantes derrotados el 4F,
que no tenían fundamento alguno y, así, pudieran convertir el fracaso militar
en un proyecto político que pudiese superar las aberraciones morales y la
crisis política y económica del régimen de Carlos Andrés Pérez y
antecesores. Recordemos que la lucha
contra el dominio de los partidos sobre la sociedad, el clientelismo, el “cogollo”
hegemónico y el militante esclavo, etc.…
ya había sido denunciada por los medios, instituciones, hasta la saciedad; los
conflictos internos de los partidos los descuartizaban. Chávez no sepultó a los
adecos, los adecos se “auto-suicidaron”
diría CAP. A Copei lo acabó el autoritarismo de Caldera no Chávez. Y
Caldera renace sobre las cenizas cálidas del 4F. Chávez no acabó con la
república que había, ésta lo puso a él. Y él perfeccionó las aberraciones que su palabra condenó al principio.
Tomemos solo el
tema central de la política. La concepción del Estado y sus relaciones con la
sociedad. KR propuso que un nuevo estado
que liquidara el estilo paternalista de dirigir la sociedad… El Nuevo estado
liquidaría el estado clientelar burocrático por el principio ético de ser
mejor, cuyo resultado seria un ciudadano veraz y responsable. La dependencia
seria superada cuando se logre la
producción de alimentos, ciencia y
dignidad. (KR, Op.cit pág. 64). Y sentencia: “no es propósito nuestro
fortalecer un capitalismo de estado corrupto, dilapidador…pero tampoco el
Estado será el cobijador de intereses particulares que conduzcan al monopolio
del desarrollo social” …“será el promotor en el desarrollo de la creatividad e
iniciativas privadas y sociales propuestas con gran transparencia…” (Kleber p 100)
Como es evidente,
Chávez traicionó estos principios y el estado es terrorista, corrupto, perverso
y al servicio del PSUV… Y la dignidad se regaló a Cuba… Seguiremos
@americogollo
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