El
mundo occidental se resiste a seguir colgando a China la etiqueta de comunista.
Los estándares de vida de su población se han transformado de forma
indescriptible. Los ingresos de su gente se han incrementado aun en las zonas
más pobres. En las zonas privilegiadas de la nación, el estilo de vida de sus
habitantes podría ser la envidia de muchos países occidentales y ellos
disfrutan de los lujos de primer mundo como comunicación vía satélite, el
Internet, los mejores centros comerciales con productos de todo el mundo.
El
surgimiento de esta revolución económica es el producto de su pragmático líder
Den Xiao Ping, quien definía su estilo con su famoso dicho: “No importa si el
gato es blanco o negro, lo importante es que sea buen cazador de ratones.” Este gigantesco país en su momento contó
también con la participación de un excelente Zar económico; Zhu Rongji, quien
fuera el responsable de plasmar e implementar la visión de su mentor.
Sin
embargo, recientemente China ha enfrentado obstáculos a su desarrollo y los
revisionistas americanos se plantan para afirmar, te lo dije. Desde un
principio señalamos que China tenía dos opciones: A) Continuar su manejo de
autocracia política y capitalismo estatal. B) Iniciar una verdadera reforma
política que incluya mayor participación de la sociedad civil, y los verdaderos
mercados libres. La bolsa de valores en las últimas semanas ha sufrido una
pérdida de valor de más del 30%.
¿Qué
pasa en China? En mi opinión el análisis más cercano a la realidad es el de mi
amigo Peter Schiff, economista libertario que certeramente predijera la debacle
económica de 2008 ganándole una apuesta a Art Laffer.
Schiff
afirma que el 90% de los problemas de China son de política monetaria y han
sido importados de EEUU. Debido a la presión ejercida por los EEUU, los
financieros chinos abandonaron la política monetaria original para colgar el
yuan del dólar. Ello ha provocado tipos de interés mantenidos artificialmente
bajos. Ante eso, los nuevos ahorradores chinos han buscado alternativas más
atractivas y la habían encontrado en la bolsa de valores, provocando una
burbuja y, en estos momentos, la sociedad presa del pánico se ha dado a la
venta.
Por
otra parte, Schiff afirma que algo que ha estado prediciendo por mucho tiempo,
piensa está a punto de suceder. China ha estado comprando cantidades
impresionantes de oro y se sospecha que en estos momentos deba ser el país con
las mayores reservas del mundo. El piensa que se están preparando para asumir
el patrón oro respaldando su moneda. Si eso sucede, el dólar y los EEUU están
condenados a la mediocridad. Cierra Schiff afirmando, "he sido súper
optimista del futuro de China y lo sigo siendo. Sigo pensando China es una de
las más interesantes alternativas a futuro. Estoy dispuesto para aceptar otra
apuesta".
La
corrupción.
Uno
de los problemas más graves que ha enfrentado China, es la corrupción rampante
entre los miembros de su Poli Buró. ¿Por qué no se corta de tajo semejante
tumor?
Pero
¿cómo se las arregló China para lograr un crecimiento tan impresionante estos
últimos veinte años, a pesar de esa pesada carga que es la corrupción?. Es
probable que la respuesta esté en su “selectocracia”. A diferencia de las
democracias, donde los ciudadanos eligen a funcionarios del gobierno según
criterios propios, en la selectocracia china, el ascenso de los funcionarios lo
decide el Partido Comunista, y se basa en su capacidad de promover los
objetivos principales del partido, entre los que destaca el crecimiento.
Pareciera ser la corrupción es un sistema de incentivos.
La
inquietud más creíble es que los intentos de terminar con la corrupción es que
a los funcionarios públicos se les terminen los incentivos para promover el
crecimiento. Al fin y al cabo, a mayor crecimiento, grandes rentas que los
funcionarios pueden derivar mediante prácticas corruptas hacia sí mismos y
hacia sus protegidos y amigos. Según este razonamiento, al eliminar estas
prácticas, los funcionarios ya no podrán sacar provecho del crecimiento
económico y no tendrán tantos motivos para alentarlo.
De
modo que aunque en China el soborno pueda facilitar el crecimiento, hasta
cierto punto, no promueve un entorno empresarial competitivo que haga posibles
ganancias a largo plazo. La corrupción supone un impuesto considerable y a
menudo arbitrario para las empresas, sobre todo porque quita a los funcionarios
incentivos para reducir la burocracia en beneficio de todas ellas, un cambio
que realmente impulsaría el crecimiento.
La
campaña anticorrupción lanzada por el presidente chino Xi Jinping, que ya se
cobró a muchos “tigres” de alto nivel en el gobierno, se promociona como un
componente fundamental de las reformas estructurales que China necesita para
crear una economía de mercado más sostenible e inclusiva. Pero muchos temen que
en un país donde la actuación de los funcionarios públicos es muy importante
para el crecimiento económico, eliminar la corrupción atente contra la
prosperidad.
La
posibilidad ascensos ofrece a los funcionarios fuertes motivos para colaborar
en el logro de crecimiento económico. Piénsese en Liu Zhijun, ex ministro de
ferrocarriles y promotor del frenesí de tendido de vías férreas de alta
velocidad en China. Sus ansias de realización profesional motivaron importantes
contribuciones suyas al crecimiento del PIB de China. Pero Liu también se
entregó a un abuso de poder a gran escala que provocó importantes pérdidas
económicas para el Estado. Su condena a muerte puede disuadir a otros
funcionarios de imitar su ejemplo.
Si
funcionarios corruptos pueden contribuir tanto al crecimiento ¿cuánto más otros
respetuosos de las leyes? Sólo necesitan fuertes incentivos para ser
proactivos. En este sentido, la “selectocracia” de China, que promete ascensos
a los funcionarios más eficaces en la promoción del crecimiento, puede ser la
clave que explique el impresionante historial económico del país
La
vida continua e infinidad de fondos internacionales están aprovechando el
pánico en la bolsa para adquirir papeles que han perdido porcentajes
importantes de su valor. "Eso", afirma Peter Schiff, "es
solamente la forma tan positiva de su visión en cuanto al futuro de
China". Los inversionistas operando en China, como Schiff, afirman su
seguridad de que este enorme país, pronto va iniciar esa segunda etapa
inclusiva para la sociedad civil, así como continuar con las privatizaciones
pendientes con estrategias distintas.
Los
chinos históricamente han sido una raza de grandes emprendedores. En estos
momentos el país navega tormentosas aguas pero Schiff no duda, navegan hacia la
consolidación de su prosperidad. En la costa del Pacífico de China el
experimento de Hong Kong ha sido repetido varias veces, pero lo que ellos
visualizan como el modelo para el resto del país, es Guangdon en la provincia
de Cantón, que han convertido en un paraíso de libertad y prosperidad—y si esa
es la ruta que seguirán a largo plazo, China, en mi opinión, será la estrella
del siglo XXI.
Ricardo
Valenzuela
chero@refugioliberal.net
@elchero
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