PANCHO AGUILARTE, NOS MATA LA ANARQUIA

Me encuentro con Pedro Linares un aventajado habitante de Lechería ,  bien formado autodidacta, con profundos conocimientos espirituales e históricos. Hablar con èl fue nutritivo y refrescante. Conoce al dedillo los libros que conforman la Biblia y tiene una particular interpretación del apocalipsis, del cual dice esta muy cercano.

Muchos se mofan de Pedro pero ojala tuvieran la visión de ese joven y humilde empleado de la Cámara Municipal de Urbaneja.  Contó  y pude constatar el relajo que se produce los fines de semana alrededor del lugar donde se encuentra ubicada la estatua que nos recuerda a nuestra querida Virgen del Valle.

Desde este espacio le hacemos un llamado al Alcalde de Lechería, quien es su entusiasta seguidor y devoto para que haga respetar ese sagrado lugar y coloque vigilancia las 24 horas sobre ese monumento erigido a la madre de Jesús y aprovechemos los privilegios que ofrece el municipio para no caer en las garras de la anarquía que amenaza con devorarnos a todos.

Recuerdo que estando en la dirección general de la Alcaldía en tiempos de la administración de Alexis Ortiz, produje un decreto para regular la permanencia en los espacios públicos de la ciudad hasta las doce de la noche los fines de semana. No fue fácil pero a la vuelta de dos años habíamos logrado concientizar a muchos ciudadanos sobre todo jóvenes para organizarnos aun en la diversión.

Los ciudadanos de este municipio debemos contribuir y ofrecer nuestros mejores esfuerzos para seguir disfrutando de las ventajas comparativas de vivir en este lugar del estado Anzoátegui.

Estar protegidos por la Virgen del Valle es una bendición para este municipio que en su comienzo fue un humilde refugio de pescadores alegres que dentro de sus valores tienen la adoración y la fe.

Por cierto Pedro Linares es descendiente de Juana Belén aquella extraordinaria y bregadora mujer que dejo huellas en su vocación de servicio comunitario.

Hoy la anarquía nos amenaza con destruir nuestra tranquilidad, la vida fácil se ha apoderado de las ilusiones de la gran mayoría de los jóvenes. Desde las mas altas esferas se promueve un perverso plan destinado a corromper el alma y el espíritu de nuestro mas preciado tesoro. La juventud ha sustituido los mas excelsos valores por el logro de riquezas materiales de la manera mas rápida y mas fácil.

Una generación de busca fortuna se viene desarrollando sin corta pisas y bajo condiciones reñidas con la moral y las buenas costumbres. Es aquí donde los valores espirituales y religiosos conforman un inmenso muro de contención a las mas reprochables conductas.

Rescatar el respeto al prójimo, la solidaridad y los valores del espíritu es la mas importante tarea de los que fungen o asumen que son lideres y mas aún de aquellos que por la voluntad de Dios y de los venezolanos ocupan una responsabilidad en la administración pública, bien sea nacional, regional o municipal.

Debemos volver a los valores de antes, de aquellos que nos hicieron ejemplo de la América Latina y del mundo. Valores donde el amor por Dios y la Virgen eran tan importantes para nuestro crecimiento y el respeto por la vida, la honestidad y el amor por el prójimo eran condiciones que aspirábamos a que nos distinguieran siempre.

Ojala y las autoridades regionales y locales pongan interés en estos asuntos e impulsen la fe como principio para fortalecer la moral de los ciudadanos de Anzoátegui y de Lechería y que el espacio que hoy ocupa la santísima Virgen del valle sea lugar para la reflexión, la paz, la meditación. Un templo de las buenas intenciones y no una caricatura de Sodoma y Gomorra.

Juan R. Aguilarte T.

panchoaguilarte@hotmail.com

@P_aguilarte

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