Se dice que desde
hace 15 años el país vive tiempos nuevos, lo que no implica que estemos
hablando de tiempos buenos. Quienes auspiciaron estos nuevos tiempos lo
hicieron fundamentados en que los venezolanos vivirían momento inimaginables.
Al poco tiempo de
iniciarse el siglo XXI Venezuela comenzó a disfrutar de unos precios petroleros
altos. Eran buenas noticias y abonaban a favor
de la esperanza prometida por los socialistas de estos tiempos, pero con
las ideas marxistas que posibilitaron la caída del Imperio soviético y del Muro
de Berlin.
Jamás David
Ricardo, Adam Smith, Karl Marx, Milton Friedman, independientemente de su
posición ideológica, hubieran podido
predecir que en pleno siglo XXI y luego del fracaso socialista en el mundo,
aparecerían unos trasnochados líderes de un país tropical como el venezolano
impulsando políticas cuyo fracaso era previsible.
Los altos
ingresos producto de la renta petrolera del país no fueron suficientes para
cumplir con la palabra empeñada: el fracaso económico de un país empalagado,
hasta hace muy poco, de montañas de dólares alarman a la Venezuela productiva,
esa que se ha mantenido en pie a pesar de las zancadillas gubernamentales, y a
la no productiva que o fue quebrada por el mismísimo estado o aquel otro país
que vive de una redistribución que no genera riqueza y que tampoco fue
capacitada para incorporarse a la producción.
Lo único que va en descenso es el buhonerismo que ha venido siendo sustituido por un tipo muy especial de emprendimiento. Ahora las calles no se ven hacinadas de buhoneros que impiden el disfrute de calles y aceras de los transeúntes sino que ahora un nuevo sector económico llama la atención de muchos: los bachaqueros. Éstos han sustituido a los buhoneros, son un tipo de sector económico que progresa a pasos agigantados, al extremo que ofrecen productos alimenticios a precios que superan el precio sugerido, el regulado o el justo; con ellos se establece un nuevo tipo de precio: el precio real, el que paga el pueblo.
Con la medida
gubernamental de alzarse con toda la producción privada para ser distribuida
por la cadena comercializadora del Estado lejos de beneficiarse a los
consumidores se impulsa el bachaqueo y se promueve la aparición del precio real
que impone la especulación.
No pasará mucho
tiempo para que la banca pública ofrezca créditos para este nuevo tipo de
emprendimiento.
Leonardo Morales P.
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP
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