1. Nuestra
sociedad, en un estado patológico de crisis y desorganización, ofrece un
espectáculo de opiniones en conflicto que se experimentan al menos en tres
dimensiones:
· La primera,
es la crisis de los CONTRATOS SOCIALES y de los imaginarios de retribución y de
justicia que ellos sostenían.
· La segunda, es la crisis de la adecuación de
los imaginarios de movilidad y ascenso social con las condiciones materiales de
la vida que ha generado novedosos aspectos de la pobreza (pobreza de
subsistencia, pobreza de participación, pobreza de protección, pobreza de
comprensión, etc.).
· La tercera,
es la crisis y deslegitimación de las instituciones representativas, formadoras
de los sujetos sociales y de los ciudadanos.
2. La lectura
de los indicadores relevados permiten constatar que se están franqueando
violentamente los umbrales de tolerancia en materia de vulnerabilidades,
turbulencias y crisis. Parámetros geoestratégicos, modelos económicos,
principios jurídicos, registros de violencia, niveles de desconfianza en la
sociedad y valores de referencia, han implosionado.
3. Estamos
viviendo en medio de una aparente ausencia de elementos que otorguen seguridad
a la gente en su vida cotidiana. Experimentamos incertidumbre y miedo, dos
elementos que se conjugan en la despolitización de nuestra sociedad.
4. La familia
va perdiendo su rol central de transmisor de cultura frente a la invasión de
los medios tecnológicos de comunicación, desencadenando un proceso de pérdida
de valores esenciales que supieron regir la vida social de nuestros ancestros,
lo que está dando paso a una nueva cultura de la imagen, de lo efímero,
consumista, utilitaria y materialista, dentro de la cual, los niños y los
adolescentes son las principales víctimas.
5. Nuestra
población crece lentamente a expensas de las provincias más pobres y de los
grupos sociales más vulnerados, caracterizados por tener altas tasas de
fecundidad temprana en las adolescentes.
6. Estamos
atravesando un proceso de envejecimiento poblacional que obliga a evaluar
convenientemente sus consecuencias para el mediano y largo plazo.
7. Hemos caído
desde un contexto de casi pleno empleo de ayer, cuando la educación garantizaba
la integración al trabajo y a la seguridad social, pilares estos que fueron
fundadores y fundamentadores de la cohesión social en la Argentina, a un
mercado de trabajo que no puede integrar actualmente, en un empleo FORMAL, a
más de la mitad de los trabajadores, poniéndole límites de cobertura a nuestro
sistema de seguridad social.
8. El sistema
educativo expresa cada vez más desigualdades que lo hacen ineficaz como
instrumento integrador y nivelador de oportunidades.
9. La
desorientación y la inmoralidad ambiente, junto a la pobreza y la indigencia,
lograron relajar las buenas costumbres y a partir de allí, cada uno de los
aspectos infinitos de nuestra vida colectiva, pública, e individual, está
demostrando que seguimos en franco retroceso, aceptando esta realidad con una
indiferencia vergonzosa, explicable sólo en pueblos en decadencia donde el
camino del corazón, pasa primero por el estómago y/o el bolsillo.
10. Los
partidos políticos tradicionales (verdaderos aparatos de poder) incapaces de
comprender con claridad su misión, no han hecho, ni están haciendo,
transformación o reformas estructurales profundas que puedan ser interpretadas
por el pueblo como realmente "liberadoras" de tanta penuria e
injusticia social.
11. Los
Argentinos tenemos por delante una formidable e imprescindible tarea de
reconstruir nuestras instituciones públicas y nuestro capital social, y para
hacerlo, será imprescindible que todos nos tomemos en serio esta obligación
para reformarnos, porque la política actual está frustrando al hombre sencillo,
al hombre medio y al hombre de visión e ideales.
Conclusión:
En apretada síntesis, el desorden estructural
(desorganización social) está quitando a la sociedad condiciones para su
afirmación, a la vez que la anomia generalizada que he descripto en tantos
documentos, determina la disminución de la valía de las elites, mientras que
los nuevos valores que emergen de las distintas capas sociales, no hallan su
lugar funcional en la sociedad, acentuando críticamente el desquiciamiento
entre el mundo de pertenencia y el de referencia.
Nuestra cultura, enferma de mediaciones, se ha
transformado en la cultura del instante: aquí, a fondo, a gozar como si
estuviéramos en la eternidad.
Nuestra democracia
alcanzó un punto de bifurcación: o salta a un nivel superior, o se
desintegrará y es precisamente esta
sentencia la que me preocupa y me ocupa
a instarlos a trabajar para
proponer en un futuro muy próximo, reformas que seguramente podrán contribuir a
mejorar cualitativamente la vida política del país y fundamentalmente, permitan
que esta pueda ser sostenida sin tanta angustia por la comunidad.
En azul y blanco,
Hugo Cesar Renes
hcr1942@yahoo.com.ar
@hcr1942
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, SIN COMUNISMO UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE, ESTO NO PUEDE CONTINUAR, TERCERA VIA, DESCENTRALIZAR, DESPOLARIZAR, RECONCILIAR, DEMOCRACIA PARLAMENTARIA, LIBERTARIO ACTUALIDAD NACIONAL, VENEZUELA, NOTICIAS, ENCUESTAS, ACTUALIDAD INTERNACIONAL,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.