viernes, 31 de julio de 2015

HUGO CALZADA, EN ESTAS CONDICIONES PSICOSOCIALES VAMOS A VOTAR..., CASO ARGENTINA,

1.     Nuestra sociedad, en un estado patológico de crisis y desorganización, ofrece un espectáculo de opiniones en conflicto que se experimentan al menos en tres dimensiones:

·       La primera, es la crisis de los CONTRATOS SOCIALES y de los imaginarios de retribución y de justicia que ellos sostenían.

·       La segunda, es la crisis de la adecuación de los imaginarios de movilidad y ascenso social con las condiciones materiales de la vida que ha generado novedosos aspectos de la pobreza (pobreza de subsistencia, pobreza de participación, pobreza de protección, pobreza de comprensión, etc.).

·       La tercera, es la crisis y deslegitimación de las instituciones representativas, formadoras de los sujetos sociales y de los ciudadanos.

2.     La lectura de los indicadores relevados permiten constatar que se están franqueando violentamente los umbrales de tolerancia en materia de vulnerabilidades, turbulencias y crisis. Parámetros geoestratégicos, modelos económicos, principios jurídicos, registros de violencia, niveles de desconfianza en la sociedad y valores de referencia, han implosionado.

3.     Estamos viviendo en medio de una aparente ausencia de elementos que otorguen seguridad a la gente en su vida cotidiana. Experimentamos incertidumbre y miedo, dos elementos que se conjugan en la despolitización de nuestra sociedad.

4.     La familia va perdiendo su rol central de transmisor de cultura frente a la invasión de los medios tecnológicos de comunicación, desencadenando un proceso de pérdida de valores esenciales que supieron regir la vida social de nuestros ancestros, lo que está dando paso a una nueva cultura de la imagen, de lo efímero, consumista, utilitaria y materialista, dentro de la cual, los niños y los adolescentes son las principales víctimas.

5.     Nuestra población crece lentamente a expensas de las provincias más pobres y de los grupos sociales más vulnerados, caracterizados por tener altas tasas de fecundidad temprana en las adolescentes.

6.     Estamos atravesando un proceso de envejecimiento poblacional que obliga a evaluar convenientemente sus consecuencias para el mediano y largo plazo.

7.     Hemos caído desde un contexto de casi pleno empleo de ayer, cuando la educación garantizaba la integración al trabajo y a la seguridad social, pilares estos que fueron fundadores y fundamentadores de la cohesión social en la Argentina, a un mercado de trabajo que no puede integrar actualmente, en un empleo FORMAL, a más de la mitad de los trabajadores, poniéndole límites de cobertura a nuestro sistema de seguridad social.

8.     El sistema educativo expresa cada vez más desigualdades que lo hacen ineficaz como instrumento integrador y nivelador de oportunidades.

9.     La desorientación y la inmoralidad ambiente, junto a la pobreza y la indigencia, lograron relajar las buenas costumbres y a partir de allí, cada uno de los aspectos infinitos de nuestra vida colectiva, pública, e individual, está demostrando que seguimos en franco retroceso, aceptando esta realidad con una indiferencia vergonzosa, explicable sólo en pueblos en decadencia donde el camino del corazón, pasa primero por el estómago y/o el bolsillo.

10.           Los partidos políticos tradicionales (verdaderos aparatos de poder) incapaces de comprender con claridad su misión, no han hecho, ni están haciendo, transformación o reformas estructurales profundas que puedan ser interpretadas por el pueblo como realmente "liberadoras" de tanta penuria e injusticia social.

11.           Los Argentinos tenemos por delante una formidable e imprescindible tarea de reconstruir nuestras instituciones públicas y nuestro capital social, y para hacerlo, será imprescindible que todos nos tomemos en serio esta obligación para reformarnos, porque la política actual está frustrando al hombre sencillo, al hombre medio y al hombre de visión e ideales.

Conclusión:

En apretada síntesis, el desorden estructural (desorganización social) está quitando a la sociedad condiciones para su afirmación, a la vez que la anomia generalizada que he descripto en tantos documentos, determina la disminución de la valía de las elites, mientras que los nuevos valores que emergen de las distintas capas sociales, no hallan su lugar funcional en la sociedad, acentuando críticamente el desquiciamiento entre el mundo de pertenencia y el de referencia.

Nuestra cultura, enferma de mediaciones, se ha transformado en la cultura del instante: aquí, a fondo, a gozar como si estuviéramos en la eternidad.

Nuestra democracia  alcanzó un punto de bifurcación: o salta a un nivel superior, o se desintegrará  y es precisamente esta sentencia la que me preocupa y me ocupa  a instarlos  a trabajar para proponer en un futuro muy próximo, reformas que seguramente podrán contribuir a mejorar cualitativamente la vida política del país y fundamentalmente, permitan que esta pueda ser sostenida sin tanta angustia por la comunidad.

En azul y blanco,
Hugo Cesar Renes
hcr1942@yahoo.com.ar
@hcr1942

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