jueves, 30 de julio de 2015

FERNANDO OCHOA ANTICH, ELECCIONES Y FUERZA ARMADA

Me dediqué a observar con detenimiento el acto de juramentación de los nuevos comandantes de los distintos componentes  que integran la Institución Armada. 

En verdad, no me sorprendió el contenido de las frases que utilizaron los diferentes jefes militares durante la ceremonia. Ha venido siendo una constante desde hace ya varios años. De todas maneras, considero de interés plantear mis puntos de vista sobre tan delicado asunto para que los cuadros profesionales de nuestra organización reflexionen sobre mis puntos de vista. 

La Fuerza Armada  es regulada constitucionalmente por los artículos 328, 329, 330 y 331. De manera sorprendente, estos artículos fueron violados flagrantemente en las distintas reformas de las leyes orgánicas aprobadas durante los  períodos presidenciales de Hugo Chávez, sin que nadie se haya atrevido a cuestionar su contenido y a valorar sus delicadas  consecuencias. Todas estas reformas tuvieron por objetivo debilitar el profesionalismo militar, formado en casi cien años de esfuerzo de varias generaciones de oficiales.
         
El coronel José Machillanda Pinto establece en su libro, “Del profesionalismo militar a la milicia”, cuatro “instantes” del proceso político militar revolucionario. El primero, la Penetración Ideológica (1999-abril de 2002) que  se va a caracterizar por la ruptura de la ética militar a través del Plan Bolívar 2000, la imposición de un ministro civil comprometido ideológicamente, cambios de los Teatros de Operaciones en Teatros de Operaciones Sociales, funciones asistenciales de la Fuerza Armada, el inicio de la participación de oficiales y suboficiales en funciones públicas civiles y nuevas relaciones  de vinculación  con la sociedad. El segundo, Crisis del Mando Militar (11 de abril de 2002-agosto 2007) durante el cual  se purgan excelentes cuadros profesionales, se establece la ley orgánica del 2005, se crea la doctrina de la defensa popular, comprometiendo muestra orientación clausewitziana  de la guerra, se incrementa un mayor grado de corrupción y cooptación a lo interno del componente militar y se inicia la  presencia militar cubana.
         El tercero, Control Subjetivo Fragmentario (15 de agosto de 2007-2009) que se inicia con la fracasada Reforma Constitucional que buscaba modificar los artículos 328 y 329 para cambiar totalmente la visión clausewitziana de la guerra en procura de una perspectiva marxista orientada a combatir un supuesto enemigo externo de mayor potencialidad militar, mediante una guerra asimétrica, basada en la guerra popular de resistencia. Fracasada dicha reforma, se inicia un proceso de reforma de la ley orgánica a través de una ley habilitante, violatoria de los artículos 328, 329, 330 y 331,  mediante la cual se establece una estructura centralizada en la que la figura del presidente de la República, que adquiere el grado militar de comandante en jefe de la Fuerza Armada, transforma el ministerio de la Defensa en un órgano administrativo, crea dos grandes comandos, el Comando Estratégico Operacional y el Comando General de las Milicias, debilitando la importancia y autonomía de las Fuerzas que se transforman en Componentes. 
         El cuarto, el Momento Político-Militar Revolucionario (2009-2015), el cual se caracteriza por una total desprofesionalización del estamento militar al colocarse la Fuerza Armada Nacional al servicio del PSUV y no de la Nación. Esta realidad empieza a tener graves consecuencias. Primero profesionales: debilitamiento de la jerarquía y de la  disciplina interna como consecuencia a una indebida ruptura de la pirámide ocupacional de la organización, un marcado incremento de la politización en los cuadros que ha comprometido totalmente el respeto al mérito militar, un incremento creciente del gasto militar como consecuencia del crecimiento de los efectivos de la Milicia Bolivariana en lugar de fortalecer verdaderas unidades combatientes, un notorio debilitamiento de la capacidad militar que se manifiesta en una falta de entrenamiento y la adquisición de equipos no convenientes para un enfrentamiento militar regional. Segundo,  sociales y políticas: la Fuerza Armada se encuentra comprometida en su prestigio por la equivocada gestión gubernamental.
         Esta realidad debe ser reflexionada profundamente por los cuadros profesionales de la Fuerza Armada, ya que el creciente deterioro de la situación nacional va a manifestarse en un seguro triunfo de la oposición. Así lo establecen claramente todas las encuestas de opinión, las cuales le dan una diferencia de votos de más del 20 %, es decir que la oposición triunfaría con más de tres millones de votos de diferencia. Eso no es sorprendente. El desprestigio del gobierno es total, ya que no es fácil de explicar la quiebra de nuestra economía, después de haber recibido ingresos millonarios como consecuencia del  elevado preció petrolero. 
Tampoco es fácil de justificar el creciente endeudamiento cercano a  200.000 millones de dólares. De todas maneras, los venezolanos, lo que esperamos es que los miembros de la Fuerza Armada Nacional cumplan cabalmente con sus obligaciones constitucionales haciendo respetar la voluntad popular. Un aspecto fundamental es que los efectivos militares controlen, el día de las elecciones, a los colectivos armados del chavismo.
Fernando Ochoa Antich
fochoaantich@gmail.com
@FOchoaAntich

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