Algunos de los
caudillos que hemos tenido en el país, han llegado con una doble metafísica;
por un lado se arrogan la representación del pueblo: “Le peuple c´est moi”,
como decía Robespiere; por otro lado, se creen que constituyen la reencarnación
de Bolívar. Esto lo digo porque fijándonos bien en lo que ha sido la Asamblea
Nacional (AN), ésta siempre ha sido más un instrumento del chavismo, que un
poder del Estado, en esta barbarie en que han caído nuestras instituciones, y
la verdad es que en el 2005, con independencia de que uno haya estado de
acuerdo o no con ir a votar, según lo acordado por la oposición, el chavismo en
esas elecciones se iba a imponer por mayoría absoluta. Máximo la oposición iba
a sacar 20 diputados, siendo muy generosos; aunado al gran escepticismo que
privaba frente a un CNE, presidido por un Jorge Rodríguez; y ya hemos visto el
cinismo con el que actúa este señor en la política; lo cual constituía un
fuerte aliciente para que la ciudadanía adoptara una actitud pasiva frente a
ese proceso electoral, y lo que explica el 80% de abstención que se registró en
esa oportunidad.
Se trataba el
momento en que todo el país era de Chávez (“Yo a Chávez le doy el voto por
todo”, decían sus más fanáticos); montado sobre la ola de las Misiones, que le
habían dado un gran resultado electoral desde el referéndum revocatorio en el
2004 (idea de Fidel, según él mismo lo confesaba), sostenido por la
petrochequera, en un momento en que los precios del petróleo comenzaban a
subir, gracias al repunte de la economía mundial, sobre todo, de EEUU (tiempos
de Bill Clinton), aparte de que el petróleo pasaba a ser lo que los economistas
conocen como commodity, y que impulsaba más su precio hacia el alza, en un
instante en que los bonos financieros se habían vuelto muy volátiles; de modo
que Chávez en sus delirios se permitía decir que la AN tenía que cumplir su
tarea de desmontaje del Estado burgués, para abrirle las puertas al Estado
socialista; que era algo que no estaba contemplado en la Constitución, por lo demás.
Pero esa
apropiación del poder legislativo, como al igual que el resto de los poderes,
se venía dando desde el momento mismo en que Chávez concibe las Leyes
Habilitantes en los primeros años de su gobierno; que provocan el retiro de
algunos de sus colaboradores, que lo acompañaron al inicio de su campaña, hasta
el momento mismo en que es modificado el Reglamento de Interior y de Debates de
la AN, y donde se cierran todos los derechos a pataleo de la oposición. Al
punto de que, según ha trascendido, Diosdado Cabello hoy en día le tiene vetado
el derecho de palabra a algunos diputados, que les resultan sujetos de malas
pulgas, y ya vimos lo que fue su conducta frente a María Corina Machado, a
quien la despojó de su condición de parlamentaria. Lo cual es concebir el
parlamento más como un aparato del Estado, que una institución, y a raíz de la
muerte de Chávez esta anarquía institucional ha venido adquiriendo un marcado
personalismo, al punto de asumir Diosdado de vez en cuando papeles de regente;
se arroga el rango de presidente a la sombra, y es cuando se le va de las manos
a Maduro: Diosdado en Brasil celebrando acuerdos comerciales; Diosdado en Haití
celebrando acuerdos diplomáticos; Diosdado en Cuba celebrando acuerdos
políticos. “¿Quién manda más?”, se preguntaban los caraqueños en el año 1936,
cuando Jóvito Villalba presidía la Federación de Estudiantes de Venezuela
(FEV), y era el líder indiscutido del país: “¿Miraflores o Miracielos?” En la
esquina de Miracielos quedaba la sede de la FEV. Presidía el gobierno Eleazar
López Contreras, y hay el chiste de que alguien le recomendó a éste que le
diera algún cargo en su gobierno a Villalba, y López Contreras y que le
respondió: “Pero, precisamente, el cargo que él quiere es el que ocupo yo”. Un
poco así anda en sus trajines Diosdado: se le va de las manos a Maduro.
Obsérvese que las
figuras, con las que gobernó Chávez, y que ocuparon la presidencia de la AN, no
dejaban de ser decorativas: Cilia Flores, Fernando Soto Rojas; aun cuando ya lo
de Cabello se venía gestando: un hombre que sabe ganarse la gente; hasta que
dio el batacazo: “Aquí estoy yo”, dijo, y despojó a Chávez de la AN, cuando le
ganó a la fórmula que él aupaba, presidida por Soto Rojas, y entonces se
comenzó a decir que Diosdado era el hombre con mayor poder en el país; con el
incondicional apoyo de las fuerzas armadas, que por esta vía uno pudiera
concluir que estamos ante un régimen parlamentarista de tipo anárquico.
Se cuenta que
Guzmán Blanco premió a un hombre un día con la prefectura de uno de los
municipios caraqueños, sólo por haberle dicho que hasta en lo grosero se
parecía al Libertador, y este Guzmán Blanco sí tenía autoridad para sentirse un
Bolívar redivivo, si tomamos en cuenta que estaba emparentado con su familia:
era hijo de doña Carlota Blanco, sobrina prima suya. Incluso, alguien ha dicho
que los venezolanos tenemos un gran reto cuando nacemos: parecernos al
Libertador, partiendo del hecho de lo hazañosa que fue su vida.
Lo cierto es que
en este país todo el que se siente caudillo, de inmediato se arropa con la
figura del Libertador, que viene a ser una especie de metafísica (Germán
Carrera Damas habla del culto a Bolívar), y también a nombre suyo; como ya lo
presentía él mismo, se han cometido las peores injusticias. ¿Qué fue lo que
hizo Chávez para mandar a la jueza Afiuni presa? Invocar al Libertador: “Una
cosa así, como la que acaba de cometer esa jueza, Bolívar hubiera considerado
que merecía la pena capital”. No había terminado de decir Chávez eso, cuando ya
movían a la fiscalía, y por la tarde la jueza Afiuni ya estaba presa. Lo que
demuestra que también el poder judicial a partir de ahí deja de ser una
institución, para transformarse en un instrumento de las apetencias y rabietas
del caudillo.
Enrique
Melendez O.
melendezo.enrique@yahoo.com
@emelendezo
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@testoysiguiendo Muy cierto, ya en Venezuela todos los poderes llamados "morales" han dejado de ser una institución como tal; para convertirse en un apéndice inmoral y sin ninguna credibilidad en la sociedad.
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