viernes, 17 de julio de 2015

CESAR YEGRES MORALES, LA LUCHA POR LA LIBERTAD

A lo largo de la historia se ha avanzado mucho en los caminos de la libertad. También es cierto que existen gobiernos que siguen buscando mil maneras de coartarla. En los últimos años, de hecho, se han vivido importantes retrocesos en materia de libertad. Es importante tomar conciencia de ello y que se hagan los esfuerzos necesarios para revertirlos. Políticos de distintos países siguen pretendiendo escoger las libertades que, según ellos, son las adecuadas para los gobernados. Afirman que la libertad de movimiento de los trabajadores, estudiantes y la sociedad en general,  es un peligro que se debe combatir con la fuerza policial. Se pregonan liberales, pero traicionan los principios de la libertad a la primera oportunidad que se les presenta.

   Algunos gobiernos del mundo afirman estar empeñados en llevar cruzadas para construir un mundo más libre y democrático. Consideran como una obligación internacional, derrocar a dictadores en otros países. Pero solo se ocupan de aquellos que se oponen a su influencia política y económica, mientras que cierran los ojos ante los tiranos cuya tiranía les conviene. Suelen llenarse la boca con la expresión ¡libertad!, pero en lo más profundo de su ser desconfían de ella. 
Ello no solo se observa a niveles gubernamentales, sino que se traslada peligrosamente hacia los medios de comunicación, que por su naturaleza deberían ser los mayores baluartes en la defensa de la libertad, pero a veces actúan de forma contradictoria: demandan el derecho a la libertad de expresión para sí mismos, pero aplauden o callan cuando se limita la libertad de medios rivales.
Entendemos la libertad como una característica del individuo, sin embargo algunos políticos e ideólogos pretenden hacernos creer que unas mal definidas libertades colectivas son más importantes que la libertad de la que debe gozar cada individuo. 
Cuando se pretende imponer una pretendida libertad colectiva, sentimos que se asaltan las libertades individuales. Afirmamos que la verdadera libertad colectiva debe ser la unión de todas las libertades individuales.  El filósofo francés Jean Paúl Sastre decía: “El hombre está condenado a ser libre”. Esto es muy cierto, porque cuando alguien pierde su capacidad de decidir, se queda sin una de las características fundamentales de su humanidad. Por ello es indispensable que le demos renovada dignidad al concepto de la libertad, y en esa defensa, no se debe limitar a los argumentos prácticos, sino que es necesario volver a los principios. 
Manuel Azaña, Presidente de la Segunda República Española, lo manifestaba con mucha claridad: “La libertad no hace felices a los hombres; los hace simplemente hombres”. 
Una forma de ayudar a expandir la idea y la práctica de la libertad, es a través de un amplio proceso educativo, que nos permita ser reflexivos, auténticos, solidarios y democráticos.
César Augusto Yegres Morales
caym343@hotmail.com

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