En el mundo actual de las finanzas, la industria y el
comercio no se deben aceptar los populismos
de nueva moda en base a ideologías fracasadas. Estas movilizan y
entusiasman a las masas menos favorecidas pero son productivamente ineficaces y
socialmente destructivas.
La tendencia es la de una nueva política económica que
intente alejarse por igual del populismo
clientelar y de la tecnocracia deshumanizada (China es un modelo, de la
explotación laboral moderna)
La baja densidad en la acumulación del capital y el
ahorro, el deterioro en la tecnificación agrícola, el escueto nivel académico
de los profesionales universitarios, una baja calificación de los trabajadores
en la industria y la creciente dependencia del conocimiento extranjero,
permiten pensar y nos indican claramente el progresivo estado de pobreza y
deterioro social que el país enfrenta.
Nadie puede producir a pérdida, porque sencillamente
liquida el sistema productivo. Lo que rige la actividad económica es la
rentabilidad, que es la única manera de tener abundancia. La actividad
empresarial privada sea nacional o trasnacional, no debe seguir satanizándose
como algo perverso y malvado. Por ello deben defenderse y divulgarse sus
beneficios con valor y sin prejuicios.
La mono producción, la mono exportación y la excesiva
importación, son los signos inequívocos de la pobreza y el subdesarrollo. Con
el fracaso demostrado en la cosa pública y de la irresponsable política
económica del socialismo del siglo 21, resulta contradictorio que ahora busquen
en el mundo capitalista internacional, préstamos desesperados para compensar el
desfalco que le han infligido a la nación.
La proliferación de la economia de subsistencia, se
observa con la venta de caramelos, café, tarjetas, bisutería, agua, dulces, fritangas
y ventorrillos, todos indicios claros de la realidad que atravesamos. La
molicie y la abulia patológica rodean este deprimente ambiente callejero.
La ultima aberración comercial es el denominado
“bachaqueo”, actividad que les
quintuplica el salario normal de 248, Bs. (Menos de un dólar). Toda familia está obligada a pagarle al revendedor
por un pote de leche hasta casi 8 veces el valor real del producto. (Mientras
La empresa privada los suministra a precios justos)
Los trabajadores renuncian a sus trabajos formales, para
pertenecer a esta modalidad producto del modelo socialista imperante, otros
complementan sus ingresos utilizando su capital para adquirir productos de la
dieta diaria y revendérselos a sus propios compañeros de trabajo…….. ¡Ésta, si
es una Guerra económica!
Cesar Guillen Citterio
cesarguillencittrerio@gmail.com
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