Se trata de uno de los libros más importantes
que he leído últimamente sobre ciencias políticas, un libro corto (157 páginas)
pero brillantemente escrito por uno de los analistas políticos más influyentes
en Washington, su nombre es Robert Kagan y el subtítulo que le dio a su obra
es, América y Europa en el Nuevo Orden Mundial.
De paraíso y poder (Vintage Books, 2004, New
York) es el reclamo justo y sustentado que hace este estudioso a las políticas
antiguerreristas y antimilitaristas que actualmente predominan en Europa, en el
marco de su unidad, y que han desembocado en una postración y un retraso
injustificable en las capacidades de defensa del continente europeo.
Kagan va directamente al grano al señalar que
Europa se durmió contando con el apoyo militar norteamericano, y en vez de
hacer las inversiones necesarias para fortalecer su músculo militar, se
hicieron los locos y prefirieron canalizar esos recursos en sus propias
economías y para su desarrollo, contando, que su aliado natural, los EEUU,
estaría siempre allí, brindándoles apoyo cuando lo necesitaran.
Las cifras son elocuentes, nos refiere Kagan:
"Fue una cosa para Europa en la década de 1990 el tratar de incrementar
sus gastos colectivos en defensa de $150 billones a $180 billones cuando
Estados Unidos estaba gastando $280 billones.
Pero ahora que Estados Unidos se
enrumba a gastar hasta $400 billones por año, y quizás más. Europa no tiene ni
la menor intención de hacer algo al respecto".
Francia e Inglaterra son los países con las
mayores fuerzas militares, y las más adelantadas en el continente, pero ninguno
de ellos tienen la capacidad de poder sostener un frente de guerra por mucho
tiempo fuera de sus fronteras, menos todavía de atender múltiples conflictos al
mismo tiempo.
La tesis de Kagan es que desde la II Guerra
Mundial, Europa "se las echó al hombro" como se diría coloquialmente
en nuestro patio, prefirió con mucho desarrollar una política de contención
pacífica, de negociación, de someterse y someter a sus contrincante a las leyes
internacionales que disponer de ejércitos con fuerzas de reacción rápida, con
capacidades de movilización global y de logísticas para mantener fuerzas
operando lejos de sus bases, que es justamente, lo que se necesita hoy en día
para atender las amenazas y peligros que se ciernen sobre Occidente.
Europa, bajo esta doctrina de enfrentar a sus
enemigos con propuestas de paz y negociaciones no puede ni defenderse a sí misma,
y el conflicto en los Balcanes fue un claro ejemplo de ello.
Para refrescar un poco aquel episodio recurro
al excelente libro de Daniel Schorr, Come to think of it, una recopilación de
sus mejores trabajos como periodista de la CBS, que cubrió aquellos eventos,
nos dice Schorr: “Remendada de las ruinas de los imperios después de la I
Guerra Mundial, Yugoslavia se separa en la II Guerra Mundial. Serbios y croatas, divididos por un lenguaje
común y una no tan común hostilidad, se mataron entre ellos por miles. Vueltos a pegar por la ideología comunista y
la fuerte personalidad del Mariscal Tito, la federación de nuevo está
rompiéndose en el paroxismo de pasiones étnicas… el fiero Slodoban Milosevic,
jefe regional del Partido Comunista Serbio va montado sobre un tigre de odio
tribal del que ya no se puede desmontar… Croacia y Eslovenia las más avanzadas
de las repúblicas tratan de saltar del barco que se hunde hacia la Europa
Occidental. Los serbios, con reclamos de
haber sido explotados y dejados atrás, estallan. Ahora demandan el 40% de Croacia donde viven
los serbios y un lugar bajo el sol en el Adriático. Pendientes sólo de la situación interna,
rechazan la pacificación que propone la Comunidad Europea, Listos para resolverlo peleando, cuentan con
el soporte del ejército federal que es en su mayor parte Serbio. Es la prescripción para el desastre… La inminente catástrofe del desmembramiento
asusta de primero a los europeos, con el prospecto de una ola de refugiados por
la guerra civil; luego, por la posibilidad que países vecinos con vínculos a
las minorías en Yugoslavia puedan ser atraídas al proceso que amenaza, y
finalmente, con la preocupación del ejemplo que se le daría a otros
separatistas en Europa.”
Esto lo escribió Schorr, en 5 de Agosto de
1991, cuando los EEUU no habían entrado en el conflicto.
Kosovo y Bosnia fue un escenario conflictivo
en que la doctrina militar norteamericana entró en curso de colisión con la
europea, se cruzaron los cables, se contradijeron las agendas, la falta de claridad
en cuanto a doctrina puso en enorme riesgo operaciones y resultados, a pesar de
que los norteamericanos no tenían claramente una amenaza a sus intereses,
actuaron, porque deseaban detener el genocidio y la limpieza étnica, el interés
general que los impulsó a actuar era preservar los vínculos con sus aliados
europeos.
Cada decisión militar de las fuerzas
norteamericanas para vencer al régimen de Milosevic, era empantanada por una
serie de consideraciones legalistas y de cumplimiento de los extremos diplomáticos,
por parte de los aliados europeos, que hacían casi imposible poner final al
conflicto y llevar la paz y el orden a la región.
El colmo de la situación para Kagan, es que
en el escenario de los Balcanes y posteriormente en Iraq, Afganistán, Libia,
Corea del Norte, Irán, la posición europea empezó a crear un ambiente de
crítica y hasta de reclamo en contra de las intervenciones norteamericanas,
haciendo que la relación de aliados se debilitara.
Esto hizo que Washington empezara a revisar
su papel en la OTAN, cada vez que EEUU pedía ayuda a sus aliados para ir juntos
a resolver un conflicto, los europeos buscaban cualquier excusa en el derecho
internacional para no involucrarse o esperar por resoluciones de la ONU para
enviar asistencia militar.
Kagan no se hace falsas ilusiones, con
razones históricas, políticas y económicas este analista explica porque Europa
ha asumido el papel de poder de segundo orden en el mundo, tratando de ocultar
su impotencia y debilidad detrás de una política que intenta ser global, donde
imperan las leyes internacionales, sus instituciones, los tratados comerciales,
las negociaciones de alto nivel, dejándole el papel de "Sheriff del
mundo" a EEUU, país este, que es visto por sus aliados como un vaquero,
con ganas de resolver todos los problemas al estilo O.K. Corral.
Craso error, advierte Kagan, quien ve el
futuro inmediato del mundo lleno de peligros reales e inminentes, de gobiernos
forajidos que no creen en la ley ni en las negociaciones, de grupos de
fanáticos que la única manera de enfrentarlos es con la fuerza de las armas y
la acción que determina la victoria en los campos de Marte.
A EEUU
le gustaría contar con aliados y socios que garantizaran un mundo mejor y en
paz, pero como van las cosas, en presencia de una crisis económica en ciernes
para Europa, donde lo que priva es mantener los privilegios de una abundancia
ficticia, lo que hay en perspectivas es la actuación de EEUU de manera
unilateral y sin apoyo, al momento de detener la barbarie y el terrorismo. -
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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