Leopoldo, Ledezma, Ceballos, tres hombres
privados de libertad, ellos representan un número mucho mayor de venezolanos,
que bajo el yugo de este régimen se encuentran en las mazmorras del gobierno
bolivariano. Políticos, opositores, estudiantes, abogados, comerciantes,
directores de diarios… el socialismo del siglo XXI no lo piensa dos veces para
meter preso, torturar y condenar a todo el que se le atraviese en su proyecto
hegemónico de poder.
La libertad es una noción inherente a la
condición del ser humano, definida desde la antigüedad en relación a la
condición jurídica del hombre, en oposición a la condición de esclavitud. El
derecho a la libertad se encuentra reconocido en la Declaración Universal de
Derechos del Hombre, que establece en su artículo noveno que nadie podrá ser
arbitrariamente detenido, preso, ni desterrado. La Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombres establece en su artículo XXV que nadie puede ser
privado de su libertad sino en los casos y formas establecidas por leyes
preexistentes. Igualmente establece los derechos de toda persona sujeta a una
detención.
A Maduro no le tiembla mano para violar ambos
preceptos, el régimen venezolano condena antes de celebrar juicios, encierra
sin respetar los procedimientos y en franca violación de los preceptos
constitucionales, de las leyes y de los derechos de los detenidos. Las medidas
cautelares se convierten en la sentencia, ya los tiene tras las rejas, en
violación del derecho a ser juzgados en libertad. El régimen tortura física y
psicológicamente, golpea, veja, aísla, maltrata a los familiares, los humilla y
se burla de la manera más cínica y voluntariamente perversa.
Son tres hombres valientes, que están pagando
con su vida el precio de luchar por la justicia y la igualdad de todos sus
compatriotas. Las celdas de castigo para unos, la tumba para otros, la
incomunicación, la injusticia dejarán huellas en sus cuerpos y en sus almas,
pero jamás destruirán sus ideales, paradójicamente estos crecen y se robustecen
con las duras pruebas. Mientras más sufran la afrenta pública del sistema de
justicia, puesto al servicio del autócrata, más caro lo pagara el gobierno. La
ignominia del régimen en un futuro no muy lejano, será condenada con todo el
peso de la ley.
La actuación de Maduro, de la Fiscal, del
Ministro de Relaciones Interiores, de las autoridades de la cárcel militar de
Ramo Verde, del Ministro de la Defensa, de la Ministro para el Servicio
Penitenciario, de los jueces, de los directores de los centros de reclusión, de
los policías y guardias nacionales son una ofensa a la condición de seres
humanos de sus víctimas. Estas violaciones se realizan de manera pública,
visibles para todos los ciudadanos de este país, después no podrán excusarse…
ni tampoco esconderse, responsables del atropello deberán asumir las
consecuencias.
Países, gobiernos, personalidades
internacionales, organizaciones como la OEA, la ONU y la UE han pedido la
libertad de los dirigentes políticos. Pero Maduro los mantiene presos porque
les teme. Antonio Ledezma con su fuerza moral le da clases al gobierno de
decencia política, Leopoldo López y Daniel Ceballos están llamados a asumir el
liderazgo en el futuro, ellos han demostrado al pueblo, con rectitud y coraje,
que no descansaran hasta recuperar la República.
La imagen internacional del autócrata
venezolano se debilita, su régimen niega a los opositores las mismas
prerrogativas que ha exigido a todo lo largo de los diferentes juicios y
respectivas condenas aplicadas al terrorista Carlos. Chávez, Maduro, Jaua,
Miquilena, José Vicente se rasgaban las vestiduras por los derechos del
condenado, con la misma cara dura que se los niegan a los tres dirigentes
democráticos. Las voces de los ex presidentes Felipe González, Andrés Pastrana,
Jorge Quiroga, Fernando Henrique Cardozo, Alejandro Toledo, José María
Sanguinetti, Ricardo Lagos y Oscar Arias, entre otros, se levantan para exigir
la libertad de los injustamente detenidos. Estos defensores de la democracia y
de la libertad, representan la respuesta del mundo al atropello de los derechos
humanos que deslegitimiza al gobierno venezolano.
En Venezuela se enfrentan las fuerzas del Mal
y el Bien, por un lado el régimen que promete una respuesta “demoledora” contra
quienes se le oponen. Frente a ellos los venezolanos demócratas, de quienes los
presos son el símbolo de esa generación que lucha con toda sus fuerzas para poder
vivir en plenitud. No olvidemos otros inocentes que también se encuentran
privados de libertad, a Resplandor, Carrero, Prieto, Mantilla, Navarro,
Contreras, Valera, Leal, Pérez, Paredes, Oliveros pronto podrían agregarse tu
apellido o el mío.
El mal metafísico va ligado a la imperfección
y a la falta de ser, por eso se enfrenta a quienes aspiramos a desarrollar
nuestra potencialidad, a quienes no renunciamos a soñar con una vida mejor.
Rechazamos que nos conviertan en una sociedad incompleta, una sociedad de
carencias que nos limitan. El mal que gobierna es contrario a nuestra
naturaleza de hombres libres, que tenemos derechos. El Bien es lo natural, lo
propio del Ser, un principio de orden, de honestidad, de oportunidades de
desarrollo. Un gobierno bueno es aquel que utiliza los recursos para el
bienestar de su pueblo, que les garantiza, comida, trabajo, seguridad,
servicios médicos, que asegura el futuro de las nuevas generaciones.
Lo que aquí tenemos es el accidente, el error
histórico, un defecto democrático, es la privación… el error. El Mal es el
sub-mundo de la vulgaridad, de la amenaza, de las drogas, del descaro, de la
corrupción, del terrorismo, del abuso de poder, es el que intenta destruir las
universidades y las empresas, el que actúa para privarnos de la libertad de
pensamiento y de acción. Lo han representado los Diosdados, las Chávez, las
Linas Ron, las Iris Valera, los Tareks, los José Vicentes. Conocemos quienes
son los responsables del Mal, de la ruina, de la corrupción. Aquí el Mal se
expande desde la cúpula gubernamental, contamina, degrada, compra conciencias,
apoya al terrorismo y al narco tráfico, se roba los recursos deliberadamente,
privando al pueblo de comida, trabajo y futuro.
Pero el hombre es libre e igualmente el Bien,
que no está sometido a una necesidad radical para actuar, para crear de nuevo
un universo sin esclavos. Todo parece indicar, según los últimos sondeos
electorales, la caída del Mal. Maduro arrastrará consigo todo el desastre de
estos últimos 16 años. Nadie debe alejarnos del objetivo, los ciudadanos
tenemos el poder de la voluntad. Podrán encarcelar los cuerpos, pero jamás las
ideas. Cuando sean liberados, los tres serán grandes ¡Salve!
Bien lo dijo Leopoldo López: “Cuando salga en
libertad, mi cuerpo y mi espíritu serán más fuertes”.
Ex Cónsul de Venezuela en París
Presidente de Venezuela-Futura, Francia
nelsoncastellano@hotmail.com
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