En el lenguaje popular lo califican de
“torta” porque es la forma peyorativa en que se entendió el bochorno que dejó
al descubierto hasta dónde raya la incompetencia del presidente de Venezuela
para dilucidar desavenencias en la política exterior. Hablemos de una agenda donde supuestamente
se daba por seguro su viaje al Vaticano;
sorpresivamente y dando píe a toda reflexión acerca de lo que es hoy
nuestra nación con una dictadura que cercena las libertades, cierra medios de
comunicación, encarcela la disidencia y practica toda clase de fechorías y
ventajismo para aferrarse al poder, este viaje fue cancelado. Aquí dijeron cuantas invenciones se les
ocurrió; pero más bien pareciera que una
lucecita divina alumbró al Santo Padre, advirtiéndole que ese hombre venía
pestilente a azufre.
El
cuento de la otitis no encontró oídos en la población: pura fábula. Se llegó a decir que el pajarito volvió a
revolotearle sobre la cabeza alertándolo: “no vayas a salir fuera del país
porque las cosas están muy complicadas”;
además con qué cuento le puedes salir
al Papa, conocedor de tantas
historias.
Pero aquí no queda todo: cómo se creció
Felipe González frente a Nicolás Maduro.
¡Por Dios! lo dejaron solo, hundiéndose en su áspero vocabulario. Uno que otro incondicional asomó la cara en
la competencia de improperios contra este líder internacional. Alguna vez
dijimos que el encarcelamiento de Leopoldo López constituía un error garrafal
del gobierno; Nicolás consideró que su
prisión era un trofeo en su haber y ahí está el resultado: el nombre de
Leopoldo se pronuncia hoy en cientos de escenarios democráticos del
planeta.
Él vino a lo que vino y se fue con las
glorias en su pecho. Hoy es vocero ante el mundo de que en Venezuela si hay
presos políticos, rabia en la calle y un gobierno tambaleándose. Mientras Maduro no realizó su viaje al
Vaticano por miedo “a como están las
cosas”; Felipe vino, le latió en su cueva y por si fuera poco, salió por la
puerta grande en un avión del ejército colombiano, invitado por el presidente
Juan Manuel Santos. Lo extraño es que, el mismo tono cargado de asperezas ofensivas
contra el ex presidente Felipe González,
no lo haga sentir en la disputa con Guyana, a pesar de la actitud hostil
de ese gobierno en contra de nuestro país.
Luis
Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
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