El presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, se presentaba ante el rey, don Juan Carlos, para el saludo protocolar de rigor. España daba sus primeros pasos hacia la democracia y el franquismo quedaba atrás. Sin embargo, faltaba mucho por hacer, pues no había partidos políticos estables y los pocos que existían aún no lograban la legalidad.
Mientras los jefes de Estado se saludaban y ratificaban la buena voluntad que ha de privar en todos los actos fraternales, Felipe González descendía, sin llamar la atención, por la parte posterior del avión que lo había llevado desde Suiza donde coincidió con Carlos Andrés Pérez en una reunión de la Internacional Socialista. Contaba el dirigente socialista español muchos años después, que el dibujante y arquitecto de su misma nacionalidad José María Pérez González, apodado Peridis, había inmortalizado el encuentro con una caricatura en la que mostraba a González bajando del avión, mientras que Pérez le decía al rey que en la nave llevaba un contrabando.
Es preciso señalar que ese "contrabando" casi cuarenta años después iba dar de que hablar al venir a Venezuela a observar la situación que se vive. Pese a las ofensas y amenazas, Felipe González no bajó en esta oportunidad por la retaguardia del aeroplano sino que con gallardía llegó a un país en el que el gobierno lo ha amenazado y el Parlamento, en un ejercicio de improvisada extralimitación lo declaró persona non grata.
González se comportó como un estadista. Observó, dio recomendaciones y demostró un profundo conocimiento de la estructura venezolana al reiterar en diversas ocasiones que su participación en el equipo jurídico de los presos políticos era de asesor técnico y no de abogado defensor, pues requeriría revalidar.
El expresidente de gobierno español manifestó que era pertinente prestar atención a la economía e indicó que no venía a Venezuela a sabotear, por lo tanto una vez que el gobierno venezolano le negó la posibilidad de visitar a los presos políticos, se marchó, habiendo dejado en la visita reuniones con la Mesa de la Unidad Democrática y con Teodoro Petkoff, a quien entregó el Premio Ortega y Gasset que en su nombre recogió en España.
Al salir de Venezuela, rumbo a Colombia para asesorar en el proceso de paz, llevó Felipe González las impresiones de una visita que aunque corta, resultó fructífera. Indudablemente aquel "contrabando" que regresó a España hace 39 años, es hoy día una de las más importantes figuras de la democracia y un líder que tiene mucho que aportar y contar sobre la realidad venezolana.
Luis D. Alvarez V
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