El
país se está destruyendo ante los ojos de todos. No solo gente de la oposición,
también expertos independientes,
nacionales y extranjeros, al igual que gente del propio proceso, coinciden en que
vamos a un despeñadero. La economía no
está funcionando, todos los indicadores son de tal magnitud que presagian un
desastre, al punto que el propio BCV, el
ente encargado y obligado legalmente a suministrar cifras del desenvolvimiento
económico de la nación hace mutis, de forma estúpida por lo demás ya que eso,
como la tos, no se puede esconder. Se habla de estancamiento económico, alta
inflación y mucha escasez. Algunos han acuñado el término de ESCANFLACION:
estancamiento económico, inflación, escasez.
Grave la cosa pues. Si a eso le
añadimos los problemas que generan la alta inseguridad, la inestabilidad
política y social, la debilidad institucional y el permanente estado de
beligerancia del gobierno hacia todo lo que sea crítico, interna o externa, estaríamos
ante la posibilidad de un estallido de pronósticos reservados. No hay nadie en
el país que pueda negar esto, indiferentemente a quien se le echen las culpas o
cuales sean las causas de la misma. El problema existe y está allí.
Pero
¿es que quienes dirigen el Estado venezolano no están conscientes de esto?
Difícil aceptarlo. Es posible, aunque difícil de creer, que el primer
magistrado nacional por su emblemática, reconocida y proverbial ignorancia de
estadista y algunos militares de su cercano círculo gubernamental con iguales
característica, puedan no estar conscientes de lo que ocurre y de lo que pueda
venir, pero es difícil pensar que en el PSUV, es decir dentro del proceso
revolucionario, no haya gente que tenga al menos dos dedos de frente para darse
cuenta hacia donde nos llevan. Imposible. Hemos oído opiniones de Giordani,
Navarro, Osorio, Barreto, de diputados del área económica, de dirigentes de
partidos del polo patriótico como REDES, PPT, PODEMOS, UPV, y leídos artículos
en el portal pro oficialista Aporrea, que de alguna manera señalan y denuncian
esta situación. Pero, ¿por qué no les prestan atención? Será que hay una
velada, o no tan velada, intención de que esto sea así. Destruir todo para
surgir como el ave Fénix. También difícil de comprar, ya que hasta para
destruir hay que tener cierta inteligencia. Y se corre el riesgo de que en el
incendio todos nos chamusquemos, incluidos los de la gasolina y el fósforo.
Definitivamente no entiendo. Lo que sí creo, indiferentemente
de cual pueda ser el leitmotiv, es que
estamos a milímetros del precipicio y el barranco nos espera a todos. Todo
indica que estamos en el preciso momento de un gran acuerdo nacional, quiéralo
o no el gobierno. No hay de otra.
Iván Olaizola D’Alessandro
Iolaizola@hotmail.com
@iolaizola1
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