viernes, 5 de junio de 2015

GOLFREDO DAVILA, LA IZQUIERDA

Algunos amigos me solicitaron hablar de la izquierda y sus fundadores, eso significaría hacer un libro. Acá sólo haremos énfasis en los argumentos que llevaron a la mayoría de ellos y a los sectores del progresismo a no acompañar la mal llamada revolución, aunque no es el tema de debate hoy en día, porque más allá de lo ideológico, lo que está en boga es la espantosa crisis del país.

Quienes desde la izquierda hemos criticado la hechura y la charlatanería de este régimen, lejos de caracterizarlo como socialista, hemos dicho que han profundizado el viejo modelo capitalista de Estado, con una economía cada vez más dependiente, tanto de la renta petrolera y los impuestos como de las economías de otros países. Acompañado de un ejercicio de poder despótico, autoritario, antipopular y de rasgos fascistas. Nada más lejos de la izquierda que el sectarismo, el desconocimiento del otro, la corrupción y la represión, propias de mentes retrógradas, reaccionarias y conservadoras.

Sin embargo, no se puede ocultar, que la nefasta gestión del régimen es vista como el fracaso de la izquierda en el poder. Tal confusión ideológica es causada por su hegemonía comunicacional y por el enorme aparato de propaganda con el cual lograron convertir en basura los conceptos. Igual pasó con la debacle del otrora socialismo real en la URSS y sus satélites que arrastró consigo a toda la izquierda mundial. Pero la historia ha de reconocer el papel jugado por las fuerzas de izquierda venezolana de la década de los 60 y 70 que atinaron en condenar aquel modelo, a excepción del Partido Comunista de Venezuela. Casualmente, esas fuerzas son las mismas que rechazan a este régimen. En esos trazos de la historia saldrán a relucir, personajes como Simón Sáez Mérida, Domingo Alberto Rangel, Francisco Prada, Moisés Moleiro, Armando Díaz, entre otros ya fallecidos y de quienes viven como Teodoro Petkoff, Pompeyo Márquez, Douglas Bravo, Gabriel Puerta, Américo Martín y Rafael Venegas, por nombrar sólo algunos.

La izquierda, no solo ha sido embestida por modelos como el de la ex URSS, China, Europa del Este, Corea del Norte, Cuba, también el populismo Latinoamericano le hace daño, toda vez que algunos sectores lo asocian, dado que los populistas hacen demagogia con las tesis de la justa y equitativa distribución de la riqueza y la participación ciudadana, para después de llegar al poder, tal cual alimañas corruptas, sólo reparten esperanzas a la gente y pequeñas dádivas a los pobres. Los dictadores y los populistas se asemejan en que su ideología es el poder y en ambos el único interés que prevalece es el personal.

La izquierda, por principios defiende los intereses de los trabajadores por encima de los intereses de los dueños del capital. No hay hasta ahora ninguna experiencia en el planeta de un gobierno que haya representado los intereses de los trabajadores. Todos son modelos capitalistas, unos desarrollan la economía mixta, otros convirtieron en dogma el mercado y los mal llamados socialistas practican el rancio capitalismo de Estado, es decir, al controlar el aparato estatal, de la noche a la mañana se adueñan de los capitales y se convierten en patronos explotadores de la clase trabajadora.

Otra confusión común es en torno a la economía de los países nórdicos, Islandia, Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia, se ha dicho que son ejemplos exitosos de socialismo, sin embargo no son economías socialistas, ellas se inscriben en el capitalismo desarrollado y en lo que llaman Estado de Bienestar. Si hacemos una retrospectiva marxista, pudiéramos decir que, dado su desarrollo, son modelos susceptibles de construir el socialismo. Explico, Marx planteó que un  modo de producción deberá ser sustituido por uno superior y que la sociedad suprema es aquella donde las comunidades han suprimido al Estado y asumen el autogobierno, no por decreto ni por los deseos de la gente, sino que llegan a ese estadio como producto de la dinámica socio económica y de procesos ininterrumpidos de desarrollo. No sería extraño, entonces, que economías como la de los países nórdicos con sociedades avanzadas, den paso a modos de producción superiores, por estar en mejores condiciones. Lo contrario sucede en Venezuela, que no hemos retrocedido al feudalismo porque la dinámica de la sociedad lo ha impedido.

La izquierda deberá seguir siendo alternativa, pero está obligada a renovarse, ella debe ser una síntesis del desarrollo histórico de la humanidad, asumir con sentido crítico y autocritico toda la experiencia, tanto los aciertos como los errores, sobrevivir a la adversidad, colocarse a tono con las exigencias del mundo de hoy, innovarse sin abandonar los principios, reinventarse y recrear el socialismo impregnándose de cultura democrática, asumir nuevas formas de hacer política tomando como norte la ética.
        
Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com
@golfredodavila

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