EMILIA MARCANO QUIJADA, HISTORIAS DE VENEZUELA EN PROSA

BACHAQUERA

"A mi me dijo mi comandante que yo podía hacer lo que quisiera porque la revolución era para los pobres, así que tuve la oportunidad de ponerme en unos cobres y me metí a bachaquera.

No es que me decidiera por esto yo sola. La hija mía se metió a vivir con un teniente de la guardia y él nos consiguió todo: Harina, café, azúcar, arroz, pastas, y los pañales de los carajitos, que es lo que mas pide la gente. Tenemos mas de un año bachaqueando en el terminal y nos va tan bien, que tenemos reales hasta para botar.

No sé por qué se arrechan conmigo, si este trabajo es como cualquier otro. Yo me jodo todo el día vendiendo la comida que en ningún lado van a conseguir. Y claro que le pongo el precio que me da la gana, esta vaina es mía.

Mas de uno me dice que lo que hago me trae tantos enemigos que cuando esta revolución se acabe a la primera que van a sacar en procesión para quemarla con todos los afiches de mi comandante, es a mi.

Ya sé que por ahí andan diciendo que la hija mía se coronó con el guardia que la saco de bailar el tubo en los bares y hoy es candidata de la revolución a la asamblea nacional. Pura envidia.

Primero se mueren todos ustedes, primero le damos un golpe a Obama con mi comandante al frente y nos traemos la estuata de la liberty. Acabaremos con todo antes que la revolución se pierda."

REVOLUCIÓN PARA 100 AÑOS

"Si camarada, es injusto, pero es la verdad.

Ni 20 años han pasado y ya nadie nos quiere. Pensar que hemos repartido tanto real a esos malagradecidos que ni siquiera aprendieron a ser fieles a nuestro comandante, así ya no esté con nosotros.

Cuando Betancourt llegó al poder, todos celebraban que el caudillo Pérez Jiménez se había marchado, y nadie vio a los adecos frotarse las manos. Cuarenta años después, los nietos de aquella turba salieron a celebrar la muerte de acción democrática y copei, y la llegada de chavez.

Hoy, cuando les recordamos a la gente toda la corruptela de la cuarta, se nos quedan mirando. -¿Qué es eso de la cuarta?-dicen- A los únicos que conocemos, son a ustedes.

Aquí no habrá un presidente con el carisma de mi comandante. Cantaba bonito, echaba chistes, recitaba. Lo que jamás debió hacer, fue morirse.

Que buena vaina, camarada. Pensar que el comandante nos aseguró que teníamos revolución para 100 años."

INSULTOS POR INTERNET

"No comprendo a la gente que me insulta por las redes sociales. Qué quieren, ¿Qué me lance a la clandestinidad y me convierta en el Ruiz Pineda del siglo XXI? Están locos. Nadie en su sano juicio se lanzaría a la insurgencia.

No soy hombre de confrontaciones, sino de paz. A los doce años mis padres me enviaron a Boston a estudiar y años después entré a Yale. Mis promedios eran excelentes. Fui formado para ser un líder, eso soy y seré siempre.

Estamos en tiempos inesperados. Mis padres no se imaginaron que retornaría el caudillismo a Venezuela. Jamás les pasó por la cabeza que los partidos políticos se convertirían en monigotes de un régimen militarista que prostituyó a la nación. ¿Qué puedo hacer yo, ante esta situación que cada día socava personas y bienes, en beneficio de una banda de antisociales?

Yo no soy un cobarde. Soy un Líder, eso soy. Me piden que salga a combatir, y ni siquiera sé como se hace un niple, como se dispara una subametralladora, como se activa una granada. ¿Cómo puedo salir, si no sé pelear? Lo que ustedes me piden, es imposible."

LA VIDA INSOSTENIBLE

"Por lo que me cuentas, la vida se hace cada día mas insostenible. Tu último correo me dejó un sabor extraño, ya sabes. Es como un presentimiento, un aviso de que algo va a pasar.

Sin embargo, a pesar de que tú y yo sabemos que estamos en presencia de los últimos estertores de la bestia que nos arruinó en 16 años de pandemia, dolo y sangre, la tan ansiada muerte no llega.

Y temo que seamos nosotros, los que nos rebelamos y nos fuimos, los próximos cadáveres haciendo la fila de la conformidad."

DIOS ESTA PRESO EN EL CUARTEL DE LA MONTAÑA

"No me hable de esperanzas, señor de la televisión. La verdad, todo el mundo la sabe.

A Dios lo tienen preso en el cuartel de la montaña.

Tanto dio la necesidad, tanto y tanto, que la gente no vio otra salida que acostumbrarse. Y yo, que muchas veces dije que prefería morirme de hambre a llevarme un pollo después de tres horas de penalidades; estoy aquí, haciendo la cola en silencio, porque mis hijos no tienen que comer.

Todos estamos callados, como esas viejas que miran al vacío, muertas de miedo, mientras un palero todopoderoso invoca a Changó, a Obatalá, a la corte militar, lanzando conjuros y maldiciones sobre las cenizas de nuestra democracia. "

Emilia Marcano Quijada

marcanoemilia@gmail.com

@MarcanoEmilia

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