La función
del poder judicial de limitar el poder del gobierno de conformidad con
los principios establecidos en la Constitución Nacional, constituye el
principio fundamental de la limitación del poder político y el respeto por los
derechos individuales. La ignorancia de ese principio implica desconocer el principio
fundamental de la libertad. Tal como lo dijera Adam Smith: “Cuando el poder
judicial está unido al Ejecutivo, la justicia es pura política”.
Asimismo es importante establecer un
presupuesto sociológico que considero relevante para el análisis de la
situación argentina. Pretender analizar la presente situación política
argentina a partir del supuesto de una cultura miserable en todos los aspectos
de la vida cotidiana argentina es una falacia indubitable. Si así fuera
cualquier intento de corregir la presente situación política argentina estaría
condenado al fracaso. La problemática actual mal que les pese a aquellos que
descalifican el ser argentino, pero que por supuesto no se incluyen entre
ellos, es una problemática que trasciende la cultura argentina.
Al respecto me voy a permitir una
comparación ineludible. Hoy Europa, incluida Inglaterra, enfrenta un
desequilibrio económico trascendente. Me atreverá a decir que ese desequilibrio
es mayor que el que impera hoy en Argentina. Ello es consecuencia del sistema
socialista impregnado en la conciencia europea desde el siglo XIX. Ya
debiéramos saber pues que la economía no es el factor determinante, sino que es
la consecuencia del sistema político. Y cuando la demagogia prevalece, a los
hechos me remito. He hecho esta referencia para mostrar que la estupidez no es
patrimonio de la argentina por más que suframos la propia.
Al respecto vale recordar las palabras de
David Hume que dijo: “No podemos hacer nada para cambiar la naturaleza humana,
si queremos cambiar los comportamientos debemos cambiar la situación y la
circunstancia” Fue en virtud del realismo de esa observación la Argentina ha sido un ejemplo de que cuando
su clase dirigente tomó conciencia del sistema político que había cambiado la historia
del mundo, y lo aplicó pasó a ser uno de los primeros países del mundo.
Donde impera la demagogia en nombre de la
supuesta igualdad, la solución se hace imposible, y esa es la batalla presente
en Occidente con el nombre de socialismo. En nuestro medio, esa batalla prevalece con la descalificación ética y
económica del supuesto neoliberalismo que se le atribuye al gobierno del
presidente Ménem. El confundir el fracaso de la política económica con la descalificación
política del liberalismo o con lo que considero el mal llamado capitalismo, es
otra de las confusiones políticas prevalecientes. Diría que envuelve el
discurso de la izquierda para llegar al poder.
La política de Menem fue en muchos aspectos
eficiente, a ella le debemos que los teléfonos funcionen en Argentina.
Lamentablemente el error de esa política fue la llamada convertibilidad. El
problema no obstante no fue la liberación del mercado de cambios, sino el
intento de mantener un tipo de cambio fijo, que alcanzó una sobre valuación del
peso de un 45%. A ese nivel estaría llegando la sobre valuación actual del peso
y que en la actualidad ha sido aun mas negativa como consecuencia de la re
valuación del dólar en el mercado mundial.
Entonces volviendo a la problemática
política actual, insisto en que la
separación de los poderes que establece la Constitución debe ser defendida
claramente por la oposición. Consecuentemente
debe adquirir el compromiso de
eliminar todas las presentes violaciones de la constitución que
prevalecen en la política actual. Y en ese sentido reconocer la decisión del
Juez Marshall en el caso Marbury vs. Madison donde dijo: “Todos aquellos que
han establecido constituciones escritas las contemplan como la ley fundamental
y suprema de la Nación, y consecuentemente la teoría de todos esos gobiernos es
que toda ley de la legislatura repugnante a la constitución es nula. Es
enfáticamente el ámbito y el deber del poder judicial el decir que es la ley”.
.
La política para resolver el actual
desequilibrio económico de la Argentina pasa inexorablemente por eliminar las violaciones a la Constitución
nacional prevalecientes en la actualidad. En primer lugar eliminar el cepo
cambiario que constituye una violación de los artículos 14, 17 y 19 de la
Constitución Nacional. Seguidamente por supuesto liberar el tipo de cambio y
consecuentemente corregir la actual re valuación del peso. En segundo término
declarar inconstitucional la ley de coparticipación federal que implica una
violación del federalismo. Derogar la ley de prensa que viola el artículo 17 de
la Constitución. Y por último pero no menos importante reducir el nivel del
gasto público, que implica niveles de impuestos que violan el derecho de
propiedad.
Por todo lo dicho anteriormente es evidente
que la problemática económica argentina
pasa inexorablemente por la política nacional, no obstante que los factores
externos favorables que permitieron compensar en gran medida los errores
internos puedan haberse diluido en alguna medida. Tal es por ejemplo la caída en el precio de la soja y la
reciente re valuación del dólar. Dada esa realidad es más que necesario
corregir los errores que significan los elementos actualmente vigentes
violatorios de la Constitución Nacional y restaurar la seguridad jurídica. Ello
en modo alguno implica una revolución como aparente la ha querido considerar
Scioli públicamente. Ya debiéramos saber que cumplir con la Constitución es
precisamente evitar la revolución se que se ha venido practicando desde hace
tiempo, con los resultados a la vista.
Si alguna duda cabe el respecto del
concepto de revolución pasemos al Diccionario de La Lengua Española:
“Revolución: Cambio violento de las instituciones políticas de una nación; Por
ext inquietud, alboroto, sedición; Mudanza o nueva forma en el estado de gobierno de las cosas. Dada esas
definiciones podríamos concluir que las palabras de Scioli significan que en el
caso de llegar a la presidencia no se modificaría la realidad política
presente.
Yo no hago predicciones sino que me limito
a analizar las situaciones y las causas que las determinan. Por tanto no me
atrevo a predecir quien sería el próximo presidente de Argentina, pero todo
parecería indicar que la alternativa presente son Scioli y Macri. Dícese que la
ventaja actual sería Scioli por su aparente aceptación pública en la Provincia
de Buenos Aires que es el distrito más importante de la Nación. No obstante
ello pienso que el enfrentamiento con Massa, algún efecto tendría sobre el
electorado que le sería favorable. Las últimas encuestas, y así los resultados
de las recientes elecciones en la capital, Santa Fe y Mendoza, estarían
mostrando una creciente vigencia de Macri en el panorama político nacional.
Ante ese panorama, todo parece indicar que
así como Scioli representaría la continuidad del modelo, Macri representa la
alternativa política del cambio. No del supuesto libre mercado, sino de la
restauración de los derechos individuales que permiten la libertad del mercado.
Y esa restauración de los derechos individuales no tiene otro significado que
la abolición de las leyes que actualmente violan la Constitución Nacional. Ya
en esa línea se manifestó públicamente respecto a la necesidad de eliminar el
cepo cambiario, que como antes dijimos constituye una violación paladina de la
Constitución.
Con respecto a la economía no hay dudas de
que Argentina padece un desequilibrio que es necesario corregir y que como se
ha explicado depende del elevado nivel del gasto público. Ello no quiere decir
que se prevea una crisis insoluble en el futuro inmediato. Demás está decir que
la falta de divisas se corregiría en gran medida tan pronto surja un gobierno
que represente la restauración de la seguridad jurídica en el país. Las razones
de la crisis tal como lo hemos expuesto se deben a la política y por tanto se
requiere un cambio de la misma.
Como hemos dicho anteriormente el primer
paso en ese cambio en términos económico es la reducción del gasto público, la
reducción de los impuestos y en particular de las retenciones a las
exportaciones y la liberación del mercado de cambios. La política monetaria
sería decidida de conformidad con las circunstancias que se presenten. Esta
política es un proceso y por supuesto no
se puede esperar un cambio de la noche a la mañana, pero lo importante es que
se sepa que es lo que hay que hacer. Pero a su vez es de esperarse que cuando
se perciba en el mercado la nueva tendencia política se modificará el
comportamiento y por supuesto aumentará la inversión cuyo bajo nivel en la
actualidad es un hecho.
Armando Ribas
aribas@fibertel.com.ar
@aribas3
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