sábado, 13 de junio de 2015

ANTONIO J. BENÍTEZ, MAS ALLA DE LAS NECESIDADES BASICAS,

Imaginamos que el hombre como ser racional al surgir en este mundo, entendió  rápidamente que para su sobrevivencia, para la perennidad de la especie humana, tenía que asegurar la disponibilidad  de los bienes esenciales que cumplían ese cometido. Primero para proteger el núcleo más pequeño, el grupo familiar,  la tribu y luego en su travesía del tiempo, su pueblo, su ciudad, su nación. La lógica de supervivencia le permitía fijarse objetivos ambiciosos mayores únicamente después de tener asegurado esos bienes indispensables a su bienestar. Pasada esa etapa, la fuerza de la ambición lo llevaría a  inventar nuevas formas de desarrollo. Pero éstas, ante la formación de países y el crecimiento demográfico, serán cada día más complejas y el camino laborioso. No es lo mismo colocarse a nivel de la tribu que a nivel  de un país.  

Maslow (1954)   caracterizó muy bien la evolución de la motivación del hombre en la búsqueda ilimitada de estadios de satisfacción. Por eso parece lógico, que si los gobernantes de un país se proponen lograr los más altos niveles de autorrealización y calidad de vida para su pueblo, deberían primero asegurarle las necesidades básicas, entre otras, salud, educación, vivienda y seguridad. Esto es lo que han hecho durante siglos los viejos países de Europa occidental buscando mayor felicidad para sus pueblos. 
Gracias al esfuerzo permanente y sostenido en el tiempo, se han convertido en los países más desarrollados del planeta.  Ese es el camino que han seguido muchos países jóvenes surgidos de la era colonial, tres de los cuales, objeto de estas líneas muestran claramente esa trayectoria.

Los Estados Unidos de América, terminada la guerra de independencia y partiendo de la infraestructura institucional construida durante la colonia, centró sus esfuerzos en el desarrollo agrícola. No tardó en convertirse en una potencia agrícola. Durante casi todo el Siglo XIX el peso de las exportaciones agrícolas sobrepasaba el 75% del total de exportaciones. Pero ante el rápido progreso en la industrialización, aún cuando su volumen seguía aumentando, poco a poco fue cediendo paso a las exportaciones manufactureras. Con gran lucidez, los líderes de los primeros años de independencia instauraron un clima de libertad económica para el sector privado y al mismo tiempo dieron un apoyo decidido a la generación de nuevos conocimientos reforzando la educación, la ciencia y la innovación. Sin embargo, frente al inmenso desafío que representaba el desarrollo y modernización del país, el sector privado y la sociedad no estaban solos.  No todo fue confiado a la mano invisible de la libre competencia de Adam Smith (1776).  Mientras que la sociedad se ocupaba del desarrollo industrial, el gobierno contribuía, entre otros, con el desarrollo de la infraestructura educacional, electrificación, ferrocarriles, telégrafos. Una justicia independiente garantizaba el buen funcionamiento de la economía ofreciendo la debida protección de los derechos de propiedad y el respeto a los contratos. Quedaban así sentadas las bases que desde entonces caracterizan a la economía estadounidense.
 
Para profundizar en el proceso de innovación tuvieron la sensatez de aprovechar los adelantos industriales y tecnológicos de los países desarrollados de la época, Inglaterra, Alemania y Francia lo cual facilitó el desarrollo de  la infraestructura nacional en materia de educación, ciencia y tecnología.  Fundaron numerosas sociedades científicas, tales la Sociedad Filosófica y la Asociación de Estados Unidos para el Avance de la Ciencia (AAAS por sus siglas en inglés).

Interesados por el alto nivel científico del modelo europeo y apoyándose en la asociación estrecha de la ciencia con la tecnología, centraron sus esfuerzos en lo experimental y utilitario.  Sumaron a este proceso la creación de universidades de investigación según el modelo alemán que prioriza la investigación básica, siendo la universidad de Johns Hopkins (1878) la primera en este campo. Las universidades fundadas durante la época colonial, Harvard, Yale y Columbia, no tardaron en adoptar el modelo de Johns Hopkins. Ante el desafío que representaba la educación para el nuevo país,  crearon nuevas universidades, entre ellas, Stanford (1891) y Chicago (1929) que  tenían como prioridad la educación superior y la investigación. El desarrollo de todas estas instituciones fue tal que al inicio de la Primera Guerra Mundial ya eran reconocidas como la cuna de la investigación básica de Estados Unidos.  El desarrollo agrícola abrió paso a la industrialización y ésta al gran salto tecnológico que lo llevaría luego a la revolución digital. Así, por estadios sucesivos la sociedad fue construyendo la nación hasta llevar al país a un alto grado de prosperidad y a su actual status de superpotencia.  Estos logros tienen su origen en la acción de líderes visionarios que imaginaron el país en el largo plazo y para ello establecieron las salvaguardas de rigor que debían protegerlos en ese largo camino. 

Al menos cinco pilares han sostenido el extraordinario desarrollo  de esta gran nación.  El sistema de democracia representativa basada en la alternancia y la reelección presidencial limitada a un solo periodo; un gobierno estable caracterizado por la ausencia de golpes de estado, caudillismos y guerras ideológicas; un sistema económico basado en la libre competencia; una justicia independiente y el sector de la educación, la ciencia  y la tecnología apoyado de forma permanente por los sucesivos gobiernos y el sector privado.

Canadá, pequeño país en términos de habitantes pero ocupando el segundo lugar mundial
en territorio, fue creciendo bajo el ala colonial del Reino Unido hasta 1867 cuando accedió en forma parcial y pacífica a su independencia. El proceso de independencia se extendió por más de un siglo y fue solo en 1947 cuando accedió a una verdadera independencia, pero guardando estrechas relaciones con el otrora poder colonial.  Es un país eminentemente democrático con un sistema político estable. La economía se basa en la libre competencia y la justicia es independiente.  En el área social, posee un excelente sistema de salud y de educación co-administrados por el Estado y las provincias.

A la fecha de la independencia ya el país había resuelto el problema de las necesidades primarias y beneficiado de la revolución industrial con el apoyo que le facilitaba su asociación con el Reino Unido. Con una buena base industrial y tecnológica, invirtiendo en la educación, la ciencia  y la tecnología, pronto se ubicó entre los países más desarrollados del planeta.  La inversión en innovación  es del 2% del PIB, comparable  a la de Estados Unidos con lo cual ha llegado a erigirse como líder mundial en computación quántica así como en robótica espacial lo cual le asegura una destacada presencia en la Estación Espacial Internacional. Cuenta además de una alta tecnología en aeronáutica,  ferrocarriles y telefonía móvil cuyo producto emblemático es el famoso Blackberry.  Sin ningún complejo de inferioridad frente al poderoso vecino,  su capacidad tecnológica permite a sus empresas competir de igual a igual con las empresas americanas bajo un acuerdo regido por un Tratado de Libre Comercio.

Singapur.   País de solo 5, 470,000 habitantes y un territorio de apenas 697 km² por lo que se le conoce como una ciudad-estado, independiente desde 1965, es un ejemplo de buen gobierno y administración del Estado.  En apenas medio siglo su líder Lee Kuan Yew, fundador de la patria sacó al país de la pobreza para colocarlo entre los más prósperos del mundo.  Su PIB per cápita pasó de US$ 2,915 en 1965 a US$ 56,112 en 2014. Entre los pilares del extraordinario desarrollo de este país está el pragmatismo y la voluntad política de sus líderes y de la sociedad.  El sector empresarial, los sindicatos y el gobierno trabajan de mutuo acuerdo para llevar adelante las tareas de desarrollo.  Su alto grado de libertad económica lo coloca en el segundo puesto del mundo según el ranking de la Heritage Foundation.   La inversión extranjera atraída por su envidiable seguridad ciudadana y  jurídica, refuerza al sector empresarial.  Frente al delito no existe impunidad, razón por la cual Singapur es uno de los países con menores tasas de corrupción del mundo. Su política de apertura económica y de atracción de empresas multinacionales ha impulsado su impresionante desarrollo industrial y tecnológico.   Actualmente, cuenta con empresas: financieras, farmacéuticas, de biotecnología, ingeniería y arquitectura, lo que le ha permitido convertirse en un emporio industrial que cuenta con industrias: químicas, electrónicas, mecánicas de precisión, textiles, refinado de petróleo, construcción naval, etc., etc. Es el primer mercado mundial del caucho y el estaño y es el primer puerto del sudeste de Asia. Es también, el mayor productor de plataformas petroleras submarinas y uno de los principales exportadores mundiales de sistemas de control para aeropuertos y puertos. 

En el área social Singapur asegura a sus ciudadanos los elementos esenciales para que ellos mismos construyan y velen por su porvenir. El “Central Provident Fund CPF”, un fondo compuesto por 20% del salario individual y de una contraparte de 15,5% que contribuye el empleador son depositados a una cuenta individual que cada ciudadano posee en el PCF.  Este fondo asegura a sus ciudadanos el capital necesario para su vivienda, su pensión, el seguro de salud y a la vez facilita los gastos de estudios universitarios de sus hijos.  Todo esto fue posible gracias a Lee Kuan Yew quien al tomar las riendas del nuevo país tenía claro que, para liberar a su pueblo de la pobreza y conducirlo a la prosperidad, sus ciudadanos necesitaban una educación del más alto nivel.   Soñaba con imitar el modelo de Estados Unidos.   Señalaba que …las fortalezas americanas son darle gran valor a la creatividad y políticas pragmáticas, tales como la creación de una diversidad de centros 
de excelencia que compiten por inventar y desarrollar nuevas ideas y nuevas tecnologías. 

De acuerdo a Lee,  lo que ha hecho a la economía americana preeminente ha sido su cultura emprendedora, donde tanto inversionistas como emprendedores buscan el riesgo/retorno con los fracasos que implica, como algo natural  y necesario para el éxito. Una cultura que parte de la base de comenzar de cero para surgir y prosperar sin privilegios, una cultura meritocrática, donde salir adelante es siempre alcanzable. 

Dado que Singapur carece de recursos naturales, incluidos agua dulce, petróleo, oro, hierro, etc., su única salida era la educación de sus habitantes para hacer frente a la globalización.  Sus universidades trabajan en asociación con prestigiosas universidades, notablemente de Inglaterra, Canadá, China y Estados Unidos. Los profesores, siguiendo el modelo de Finlandia, referente mundial en materia educativa, son considerados miembros eminentes de la sociedad y remunerados a la par de científicos e investigadores.

Al analizar la trayectoria de estos países, se observa que todos han apostado a la democracia, a la educación,  al fortalecimiento del capital humano, al desarrollo de la ciencia y la tecnología. Se hace evidente  igualmente que todos hicieron un diagnostico razonable de lo que deseaban ser en el largo plazo y sentaron las bases para su realización con lo cual han tenido la satisfacción de ver a sus pueblos franquear los más altos estadios de desarrollo económico y  bienestar social.  

Antonio J. Benítez
@kuikense
  
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