El hábito no hace al monje. Desempeñar un
puesto en la Cancillería no convierte al funcionario en diplomático y mucho
menos lo hace un experto en relaciones internacionales. Un buen diplomático no
se improvisa. Para muestra un botón: la pasantía del ilegítimo por la
Cancillería no le sirvió para entender qué significa política exterior. Lo
mismo puede decirse de la señora Delcy Rodríguez.
El chavismo nunca ha tenido una política
internacional. Lo que ha habido es una improvisación permanente, resultado de las
inspiraciones momentáneas de quien ejerce la presidencia. Así fue durante el
chavismo y ahora, todavía peor bajo el madurismo. En estos últimos días hemos
sido testigos de un rosario de traspiés, por no decir metidas de pata, en el
manejo de las relaciones internacionales: el tratamiento dado a los
expresidentes Pastrana y Quiroga, lo ocurrido con la visita Felipe Gonzàlez, la
cancelación de la audiencia con el Papa, la acusación de que Colombia exporta
miseria hacia Venezuela, la excusa de una otitis para la cancelación del viaje
a Italia, la ausencia en la Cumbre UE – CELAC.
Hablar en este artículo de cada uno de esos
traspié requeriría muchas páginas. Por eso me voy a limitar al que tiene que
ver con el decreto 1787 mediante el cual se crean y activan las “ZODIMAIN”
(parece el nombre de un personaje de película de aventura): Zonas Operativas de
Defensa Integral Marítima e Insular.
Pero antes de seguir adelante considero
necesario hacer un breve paréntesis histórico para que no se me califique de
traidor a la patria, cómplice de Guyana o vendido al enemigo por lo que digo en
este articulo.
En diciembre de 1961, siendo yo representante
de Venezuela en la 4ª. Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas
(Asuntos Coloniales) se presentó como peticionario el entonces Primer Ministro
de la Guayana Inglesa, Cheddy Jagan, para exigir la independencia de esa
colonia. A raíz de eso presenté al entonces Canciller Marcos Falcón Briceño un
“punto de Cuenta” en el cual señalé que, antes de que le fuera concedida la
independencia a la Guayan Inglesa, Venezuela debía formular ante la Naciones
Unisdas un planteamiento enérgico reivindicando su derecho sobre el territorio
que le fue despojado por el Laudo Arbiral de 1899. En ese mismo punto de cuenta
recomendé una serie de iniciativas y acciones destinadas a divulgar y
consolidar los alegatos venezolanos. Mis planteamientos fueron elevados a la
consideración del Presidente Rómulo Betancourt y ulteriormente en el Gabinete y
se aprobaron mis recomendaciones. Resultaría pesado narrar en detalle el
proceso que se inició a partir de entonces, pero destaco algunos hechos
importantes: El entonces Embajador Representante de Venezuela ante las Naciones
Unidas, Carlos Sosa Rodríguez formuló en la Asamblea General de las Naciones
Unidas una primera declaración sobre el tema para ese momento desconocido u
olvidado por el tiempo que había transcurrido sin que Venezuela reivindicara
sus derechos. Posteriormente el Canciller Marcos Falcón Briceño hizo una firme
y categórica intervención en la cual expuso en detalle los fundamentos del
reclamo venezolano y proclamó nulo e írrito el Laudo Arbitral del 1899. La
intervención del Canciller Falcón Briceño condujo al establecimiento de un
mecanismo de reuniones de los ministros de Relaciones Exteriores de Venezuela y
el Reino Unido. Tuve el honor de acompañar al Canciller venezolano a las
reuniones de Ministros que tuvieron lugar en Londres. De estas reuniones emanó
la decisión de Convocar a una nueva reunión en Ginebra con la participación del
entonces Primer Ministro de la Guayana Británica Forbes Burnham para considerar
el “diferendo” sobre el territorio Esequibo. En esa reunión, en la cual tuve
también el privilegio de participar como integrante de la Delegación
venezolana, fue aprobado el Acuerdo de Ginebra que regiría el desarrollo de la
reivindicación venezolana. Sin pecar de presumido debo decir que junto con
Germán Nava Carrillo (ambos teníamos para el momento el rango de Ministros
Consejeros en el Servicio Exterior Venezolano) jugamos un papel determinante en
la redacción de las normas del Acuerdo que establecieron el procedimiento que
se seguiría en el desarrollo de la reclamación.
Seguí conectado al tema durante algún tiempo
más hasta que en 1966 me tocó pasar a la rama externa del Servicio Exterior.
Además no estaba muy de acuerdo con la manera como se estaba adelantando la
reclamación a partir del Acuerdo de Ginebra. Más información en:
http://www.adolfotaylhardat.net/miparticipacionenlareclamaciondelterritorioesequibo.htm
Han transcurrido 49 largos años desde la
firma del Acuerdo de Ginebra y no se ha avanzado nada en el proceso de
reivindicación del territorio esequibo. Sobre todo en los últimos 17 años la
política de “guante de seda” que aplicó el fallecido fürer, continuada por
el ilegítimo, para asegurarse la
simpatía de los países caribeños, ha jugado en contra de nuestra reclamación.
De pronto, reaccionando ante las críticas de la opinión nacional por la
pasividad del régimen y como para dar una demostración de machismo, el
ilegitimo promulgó el pasado 27 de junio el decreto 1787 mediante el cual se
crea la “Zodimain Atlántica”.
Resulta a todas luces incongruente, por decir
lo menos, que este gobierno, que se auto-proclama anti-imperialista y
anti-colonialista, haya dictado una medida de corte netamente imperialista y
colonialista similar a las que imponían las potencias coloniales durante el
apogeo del colonialismo. El Decreto, de manera unilateral y arbitraria traza
una línea que, partiendo de la desembocadura del rio Esequibo se proyecta hacia
el atlántico e incorpora al espacio marítimo venezolana toda el área de mar
situado frente al territorio esequibo con lo cual transforma la llamada
“fachada atlántica” venezolana en la ZODIMAIN Atlántica.
Como para que no quede duda del propósito del
gobierno venezolano al establecer esa zona, una nota publicada el 3 de junio en
el sitio web del Ministerio para la Información y la Comunicación (MINCI),
titulada “Venezuela dejó a Guyana sin salida al Atlántico” dice, entre otras
cosas, lo siguiente: “Venezuela reitera sus derechos de soberanía en el
Esequibo. “Finalmente, el Gobierno (de Venezuela) respondió a los múltiples
abusos cometidos por la República Cooperativa de Guyana” … “Ahora los
guyaneses, que han venido pretendiendo bloquear la salida por el Atlántico a
Venezuela; ahora, son ellos quienes se verán sometidos bajo la ZODIMAIN
Atlántica y sin salida directa al Atlántico, tomando en cuenta el Laudo
Arbitral entre Guyana y Suriname del 17 SEP 2007 (donde Surinam le cerraría la
salida al Atlántico por el Este a Guyana). La nota publicada por el MINCI
concluye diciendo: “Corresponderá en lo adelante al Ministerio del Poder
Popular para la Defensa, la ejecución y garantías de este Decreto presidencial,
en cuanto a la nueva Fachada Atlántica asumida por parte de Venezuela.
Esto que dice la nota difundida por el MINCI
delata el trasfondo agresivo y alevoso de ese decreto. Además, en alguna parte
leí que el Decreto 1787 había sido concebido y redactado en el Ministerio de la
Defensa, lo cual demuestra la condición de grafiti pintado en la pared que
juega la cancillería.
Guayna ha reaccionado declarando que “Ese
decreto no tiene fundament y es un vergonzoso intento de usurpar el territorio
de Guyana y busca también denegar a Guyana su derecho legítimo de continuar sus
iniciativas de desarrollo
Lo cierto es que en fin de cuentas, en lugar
de favorecer a nuestro país ese decreto puso la pelota en manos de Guyana cuyo
gobierno se proclama víctima de una medida absolutamente contraria al derecho
internacional. En mi opinión el Decreto está
reñido con las normas más elementales del derecho internacional y del
derecho del mar y ha estimulado la solidaridad internacional a favor de Guyana
que se presenta como el pequeño país víctima de la prepotencia de su vecino
poderoso. El gobierno de Guyana ha anunciado que elevará el caso a las
instancias internacionales, concretamente las Naciones Unidas y expondrá la
situación en la próxima reunión de CARICOM donde con toda seguridad recibirá el
apoyo de toda la comunidad de países caribeños. De hecho, ya el Gobierno de
Guyana le ha pedido al Secretario General de las Naciones Unidas que “acelere
la búsqueda de una solución legal al diferendo”
Por culpa de ese traspié del ilegitimo Guyana
se ha visto fortalecida a los ojos de la comunidad internacional y ha quedado
en condiciones de poder manejar la evolución futura del caso. Manteniéndose
dentro del marco del Acuerdo de Ginebra Guyana puede escoger cuál de los medios
de solución pacífica contemplados en el Artículo 33 de la Carta de las Naciones
Unidas se aplicará ahora. La negociación fracasó, la investigación y la
conciliación están superadas, los buenos oficios, como ha quedado demostrado,
no han conducido a nada y el arbitraje está totalmente descartado porque
nuestro país, después de la experiencia de 1899, no se sometería a un nuevo
arbitraje. Quedan en píe la mediación que, conociendo la soberbia con la cual
el ilegítimo ha reaccionado ante los ofrecimientos de mediación que se han hecho
en relación con la situación interna del país, creo que está igualmente
descartada. Por último está el recurso a la justicia. Si Guyana decidiera
acudir a la Corte Internacional de Justicia pondría a Venezuela en un auténtico
aprieto. Como Estado Miembro de las Naciones Unidas, Venezuela está obligada a
aceptar la jurisdicción de la CIJ y a acatar sus decisiones. Son numerosos los
casos de controversias entre países de nuestra región que han sido resueltos
por la CIJ (Colombia – Perú, Chile – Bolivia, Chile – Argentina, Colombia –
Nicaragua, Argentina – Uruguay, entre otros). Vale destacar que Por su parte,
la cancillería guyanesa ha manifestado que “un proceso legal es el mejor, si no
el único camino abierto entre nosotros”, después de los fracasados intentos
anteriores para resolver la controversia.
Después de haber promulgado el decreto y de
haberlo presentado como una lección que se le estaba dando a Guyana, ante los
efectos negativos y las reacciones negativos que se han registrado, la
cancillería venezolana ha tratado de dorar la píldora asegurando que no hay
ninguna intención malvada detrás del decreto. En un comunicado oficial calificó
de positiva la declaración del Canciller Guyanes en el sentido de que la
resolución de la controversia debe buscarse dentro del marco del acuerdo de
Ginebra y afirmó que Venezuela “apuesta
por el diálogo para la resolución de este diferendo histórico”. Pero al mismo
tiempo acusó nuevamente a la petrolera estadounidense Exxon Mobil de
“manipulaciones e intrigas” para “entorpecer las buenas relaciones entre países
vecinos”.
Guyana, por su parte considera que Venezuela
trata de “enmascarar la ilegalidad de sus acciones” hablando de su voluntad de
resolver pacíficamente la controversia y reiteró su posición en relación con el
conflicto.
Inevitablemente Venezuela sufrirá una vez más
las consecuencias de la improvisación, la precipitación, la ignorancia y la
ineptitud de quienes manejan nuestras relaciones exteriores. Les salió el tiro
por la culata.
Adolfo R. Taylhardat
adolfotaylhardat@gmail.com
@taylhardat
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