sábado, 2 de mayo de 2015

MALÚ KIKUCHI, ERRORES, HORRORES Y … CONTINGENCIAS, DESDE ARGENTINA


El domingo 19 de abril se votaron las PASO en la provincia de Santa Fe, gobernada por el partido socialista desde el 2007, primero por Binner, los últimos 4 años por Antonio Bonfatti. Santa Fe con Mendoza son las únicas provincias argentinas sin reelección.

Bonfatti llegó al poder con el Frente Progresista del que formaba parte la UCR entre otros partidos. La interna del gobierno era entre Mario Barletta, UCR y Miguel Lifschitz, PS. Alrededor de las 21, en el bunker oficial, se declararon ganadores basándose en la tendencia de los votos cargados y dieron las buenas noches.

A medida que se cargaban los votos, se perfilaba Miguel del Sel del PRO, sacando más votos que el frente gobernante, sumados Barletta y Lifschitz. Algo no cerraba. En la madrugada, el sitio oficial www.eleccionessantafe.gov.ar,  dio por cargados el 100% de los votos o sea 7.628 mesas.

El padrón era de 2.573.431 inscriptos, votaron 1.694.775, o sea el 65, 86%. Muy temprano el lunes 20, algunos votantes de distintos lugares constataron que en las mesas donde habían votado, no figuraban sus votos, o ni siquiera las mesas en que habían sufragado. Muy raro. El desconcierto fue creciendo. Se convirtió en alud. Antes de mediodía se conocía lo increíble.

No se habían cargado 807 mesas o sea 245.000 votos, el 10% del padrón. ¿Qué pasó? Quizás ingenuamente, se cree que el socialismo de Alfredo Palacios, de Américo Ghioldi, de Nicolás Repetto, es transparente. ¿Lo sigue siendo? Supongamos que sí.

El gobernador Bonfatti dio explicaciones rodeado de su gabinete. 1) “El sistema de boleta única es fantástico, pero difícil, se usó por primera vez en 2011” (en las PASO y en las elecciones y en 2013 en las de medio término, o sea 3 veces antes de ahora). 2)”Muchos presidentes de mesa no se presentaron”.

¿El gobernador explica el desastre atribuyendo falta de inteligencia a sus compatriotas y/o falta de civismo o exceso de pereza? Burros y vagos. No es demasiado amable para con sus comprovincianos. El ministro de justicia, Juan Lewis asegura: “No es fraude, no es manipulación de votos. Son contingencias.” Tanto el gobernador como el ministro de justicia, reconocen “serias irregularidades”. Unas 245.000 irregularidades, son muchas.

Cuatro partidos denuncian las “irregularidades”. Mario Barletta UCR, socio del PS, lo califica de “zafarrancho”. El PRO “dudas sobre el sistema informático”; se suma Omar Perotti del FJPV y Octavio Crivaro del Frente de izquierda. Hasta Miguel Lifschitz dice, “el encargado de cargar los datos es un imbécil”. Sea como fuere, le hace mucho daño al sistema electoral santafecino.

José María Velázquez de la Secretaría de Tecnologías de Gestión sostiene que “hubo problemas en las líneas de fax”. 667 mesas no informadas y 150 anuladas por diferencias entre los telegramas y las actas; 438 mesas del sur de la provincia, de las cuales 333 de Rosario y 219 del centro / norte de Santa Fe.

Jueves 23 por la tarde se empezaron a contar los votos uno a uno. Van a trabajar todo el fin de semana para apurar el proceso. Dijo Bonfatti que el recuento podía hacer variar los resultados. Pregunta, ¿entre el 19 a las 18 hs y el 23 a las 15 hs, nadie pudo “manipular” los votos? Se espera, se supone, se ruega que no.

Porque no cargar una mesa, dos mesas, tres mesas, puede ser un error lamentable. No cargar 807 mesas no es un error, es un ¡horror! Y lo de las “contingencias” del ministro de justicia, suena como cuando después de un bombardeo a un puesto militar en una guerra, se descubre que se bombardeó una escuela o un hospital. Le llaman “daños colaterales”.

Si esto sucede en la civilizada Santa Fe, ¿qué podría suceder en el conurbano bonaerense, en la 2° y la 3° sección? Se necesitan fiscales con cuatro ojos y presidentes de mesa con seis ojos. De nosotros depende que no se cometan horrores, ni contingencias.

Hay que recordar que las elecciones nacionales en nuestro país dependen del ministerio del interior. Un disparate, el zorro en el gallinero. El recuento de votos debería ser ser fiscalizado por un ente autónomo. Si Randazzo llegara a ser candidato, ¿cómo controlará que el recuento de los votos sea todo lo transparente que debe ser?

La próxima elección es crucial para Argentina, está en juego nuestro sistema de vida, ¿Finlandia o Venezuela? Hagamos lo imposible para evitar “daños colaterales” a la voluntad popular.

Malu Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi

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