jueves, 28 de mayo de 2015

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, UN PAÍS NO PUEDE SER UNA CÁRCEL. RESPUESTA A ORLANDO VIERA BLANCO Y AL FINAL UN COMETARIO DEL RESPONDIDO

Si algo conmueve es la Topofilia, es esa suerte de amor por el país que no tiene una explicación absoluta en la lógica racional, sino que se juega entre lo concreto de los lugares y la imaginación que dibuja la representación del país que es noción de territorios y es en consecuencia construcción de culturas.


Yo como otros tantos me encuentro en el extranjero haciendo mi doctorado para formarme más y mejor para Venezuela y resisto. Resisto cuando el Estado acorrala a las Universidades, les suprime recursos, conculca el derecho a formarse y deja en el desamparo a miles de estudiantes con la complicidad del silencio de muchos, y el ruido que unos pocos pueden hacer para hacerse escuchar frente al monopolio mediático del Estado. Resisto ante la ausencia de una comunidad clara en sus intereses y en sus funciones.

Resisto cuando veo que la tecnología del poder ahoga a millones de venezolanos y los humilla en largas colas sin un plan serio de recuperación nacional. Resisto el país portátil sin paisaje visible en su horizonte.

Resisto a la inercia del mudismo que calcula solapadamente sus pasos como el Gatopardo. Resisto cuando el plan del sistema político construye una dictadura sobre las necesidades y reduce el espacio para vivir. En fin, me resisto a ver el país recortado en la "Casa Tomada" el célebre cuento de Cortázar.
Cada vez  en medio  de palabras y frases tales como: quédate; emigra; olvídate el país se jodió; aquí en medio del pensamiento doblegado por la ideología no vas a poder desarrollar lo que aprendiste; vas a regresar a este desastre; eres un privilegiado; o el peor de todos: es mejor que te calles pues en esta mierdd... no hay nada que hacer; medito más y más sobre el camino no tomado como en el poema de Robert Frost, me planteó el tema del retorno expuesto magistralmente en Regreso de Tres Mundos de Mariano Picón Salas; o me sumo en la sensibilería de, Vuelta a la Patria de Pérez Bonalde.
También en la soledad del extranjero se vive el país que siempre vuelve multisensorialmente a la memoria.
Cada ves más la delgada línea de la fe en mí mismo parece resquebrajarse como si de repente te sumieras en la peor de las derivas: la pérdida de la Patria. Entonces, sólo entonces, la radical autonomía emerge y asume su condición de historicidad y pregunta parada en el puerto de las incertidumbres, por el papel que me toca en todo esto; reacciono entonces frente a la espera de quien se sienta a ver televisión mientras el país se derrumba y su mapa se desdibuja en una geometría del poder, ¿de qué poder?
Al fondo, un país que construir. Cada quién decide; pero no es ético convertirse en un lotófago, en un holandés errante sin patria. Los que recibimos el don de la palabra debemos luchar con ella contra el despotismo, es la recomendación. La toma de la palabra como decía el historiador jesuita Michel De Certeau es garantía de porvenir.
Estimado Orlando Viera, sus palabras conmueven, es decir movilizan emocionalmente. Espero que los profesionales y los ciudadanos unidos sepamos leer el mensaje que se hermana con el de Leopoldo y el de otros tantos que no renuncian a defender activamente los valores de una nacionalidad y de unas libertades formales vulneradas por el resentimiento, el olvido, la pulsión de destrucción, y la invención de una pseudohistoria que gira alrededor del despotismo.
También el ejemplo de quiénes están injustamente presos es válido para seguir luchando, ellos y sus familias llevan un peso tal vez peor que la saudade, que la melancolía que sentimos. Ellos exigen un compromiso con la Libertad.
Sin embargo, en este Teatro Nacional, hay otros tantos que están presos en las cárceles de una ideología y de un hábito; conforman una alteridad que no podemos ni entender, ni compartir pues viven en la enajenación del modelado totalitario de un "hombre nuevo" condenado al simulacro. Ellos no ven porque la voz de su amo les dicta la realidad.
En medio de esta caverna imaginada por un Platón posmoderno del siglo XXI, ¿cual es nuestra función? ¿tendremos salida sin pensar y moverse?
Un país es imaginación abierta al horizonte, un país es radical autonomía para construirlo en diálogo, un país es confianza de futuro. Un país no puede ser una cárcel.
Saludos amigo; todo esto te lo digo en el espíritu de Cicerón contenido en de amicitia.

Prof. Luis Manuel Cuevas Quintero, Universidad de Los Andes-Universidad Nacional Autónoma de México

Luis Manuel Cuevas Quintero

luimanc@yahoo.com

DE ORLANDO VIERA-BLANCO PARA LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO

Al fondo de lo que me habéis escrito, volvere luego‎. Lo que si debo decir sin retardo, es que si cada vez que escriba mi columna, recibir respuestas como estas, pues no queda mas, escribir cien o mil, o lo que me quede de vida!


Si, renovemos el amor por la patria posible y la que queremos que sea...

Al decir de Platón, solo basta un poco de spoude, de seriedad y sacrificio, por nosotros mismo...

Salut y gracias por vuestros hermosos conceptos.

Sinceramente;

Orlando Viera-Blanco}
vierablanco@gmail.com
@ovierablanco

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