viernes, 15 de mayo de 2015

LUIS ALBERTO MACHADO SANZ, SANTA JUANA DE ARCO

1) Mark Twain, es muy famoso por sus libros “Las aventuras de Tom Sawyer”, Las aventuras de Huckelberry Finn”, “Un yanki de Connecticut en la Corte del Rey Arturo”, “Los papeles póstumos del Club Pickwick”, “el fantasma de Canterville”. Sin embargo, poca  gente sabe que escribió una biografía de Juana de Arco. El título que le puso fue  “Recuerdos personales sobre Juana de Arco”-Personal Recollections of Joan of Arc-.

Por otra parte, no la firmó con el pseudónimo de “Mark Twain”, que era el usualmente solía utilizar. La biografía de Juana de Arco, la escribió con el pseudónimo de “Jean François Alden” (su verdadero nombre, era Samuel Laghorne Clemens).

Ediciones Palabra, publicó este libro. Dichas ediciones, en la “presentación” de este libro, expresa lo siguiente:

“Mucho debió de atraer a Mark Twain la gesta de Juana de Arco, cuando tanto empeño puso en dibujar la personalidad de esta heroína, hoy llevada a los altares. Y lo hizo con el máximo acierto. Muchos escritores han acometido la empresa de describir la asombrosa aventura de la doncella de Orleáns; siendo sus escritos excelentes, ninguno supera al de Mark Twain. 

Incluso de manera que parece claramente espontánea, su estilo narrativo en esta obra, nos lleva a la época en que tuvieron lugar los acontecimientos que en ella se narran, empleando un inglés de corte clásico, diferente del lenguaje coloquial que utiliza en sus demás obras y que fue una de sus aportaciones más notables a la literatura americana…

Para desarrollar el relato, acude al artificio de hacer que el fiel escudero de Juana, Louis de Comte, sea quien  nos cuente la historia, de la que es cierto que fue un gran espectador… con lo cual los acontecimientos adquieren una inmediatez emocionante, permitiéndonos acercarnos a la protagonista hasta en los más delicados matices de su personalidad, que nos “obliga” a identificarnos con ella y a participar de su ingenuidad infantil en su pueblo natal, Domrémy; de su firmeza de llegar ante el rey; del magnetismo que ejercía en aquellas tropas, compuestas de elementos indeseables, brutales, asesinos, incluidos algunos de sus jefes supremos. Nos quedamos perplejos ante su inverosímil destreza para montar a caballo-sin haberlo nunca hecho anteriormente-, para llevar la armadura, para manejar la espada-aunque jamás dio muerte a nadie con ella-, en el centro del más terrible fragor de una batalla.

Admiramos su serenidad natural, cuando se mueve con aplomo entre personalidades del más alto rango social, cuando consigue que el “Delfín”-como ella lo llamaba, pues se negó a llamarle rey mientras no estuvo coronado-viaje a Reims para ser consagrado y convertirse en Carlos VII de Francia. Y esta admiración sube al máximo, cuando la vemos ante aquel Tribunal irregular y sectario, que durante días y días la somete a interrogatorios  agotadores y sembrados de lazos y celadas, intentado hacerle pronunciar palabras que permitirían fundar la acusación de hereje; intentos varios, pues la combinación del característico sentido común y de la sencillez de Juana, a sus diecisiete años, y de la inspiración divina destrozaba todas esas trampas, a veces con respuestas sublimes. Y por último su ignominiosa condena y su terrorífica muerte en la hoguera.

Esta es la historia, que más bien parece una leyenda de caballería, en la que una chiquilla campesina de diecisiete años, sin ninguna formación, que mi siquiera sabe leer y escribir, -a duras penas tuvo que aprender a escribir su nombre- es nombrada Comandante en Jefe de todos los Ejércitos para que acabe, al frente de ellos, con la Guerra de los Cien Años, arrinconando a los invasores ingleses y consiguiendo que al poco tiempo fuesen totalmente expulsados de Francia. Esta fabulosa historia nos hace saborear el impecable y ameno estilo de Mark Twain…” (fin de la cita, las negrillas son nuestras).     

Mark Twain, declaró sobre su biografía  de “Juana de Arco”, lo siguiente: 

“Estoy ahora plenamente convencido  de que Juana de Arco, el último de mis libros, es el que he logrado plenamente”.

Ediciones “Palabra”, dice que esta es la mejor biografía que hasta ahora se ha escrito sobre Juana de Arco y hasta el mismo Mark Twain, dice que es su mejor obra literaria.

2) Ediciones Palabra, hace un excelente resumen de la vida de Juana de Arco; sin embargo, hay algunos puntos en los que quisiéramos poner la lupa:

Asombra el ardid o la trampa,  que le quiso poner el “Delfín”,  a Juana de Arco. En efecto: cuando para presentarse ante el “Delfín”, Juana de Arco, llega al
palacio, el “Delfín”,  se había escondido y había hecho sentar en el trono a un
vasallo que lo hizo pasar por el “Delfín”. Sin embargo, sin explicación humana posible,  Juana de Arco desenmascara todo aquella treta del “Delfín” y le dice al “Delfín”:

“El “Delfín no es él, el “Delfín, eres tú”.

Este tipo de hechos extraordinarios, se pudiera explicar porque Juana de Arco decía que oía voces del cielo. Ella decía que dichas voces la guiaban. En lo personal,  creo que dichas  voces eran reales.

Luego, de una manera inexplicable, el “Delfín”, la pone al mando del ejército, pero más inexplicable todavía es que aquellos guerreros y duros hombres, le obedecen. Además Juana de Arco, logra ejecutar estrategias y hazañas militares,  dignas de los grandes estrategas de la historia hasta ese momento, tales como  las de Alejandro Magno, Aníbal y Julio César. Y tanto es esto verdad, que Juana de Arco logra comandar exitosamente la expulsión de los ingleses del suelo francés, con lo que en un principio, era un ejército muy inferior al ejercito inglés.

Como antes leímos en Ediciones Palabra, gracias a la ayuda de Dios en primer lugar y en segundo lugar, gracias a la intervención de santa Juana de Arco por libertar a su país de los ingleses, el “Delfín” fue coronado en la catedral del Reims, como rey de Francia, quien asumió como el trono como Carlos VII.

Santa Juana de Arco, nunca negoció la libertad de los franceses que tenían su derecho a ser franceses y no ingleses. Al final, por torpezas de algunos franceses que excede este análisis, Juana de Arco, cae en manos de los ingleses pero estos hacen una parodia de juicio entregándosela a la Inquisición y para ello compran a un obispo francés, un traidor, un Judas que se vendió a los ingleses, llamado Pierre Cauchon, obispo de Beauvais, quien le hizo un triste honor a su nombre, ya que actuó tal cual, un cerdo.

El resto de los jueces fueron comprados unos y amenazados otros. Juana de Arco, tiene un momento de debilidad, pero se levanta. Como consecuencia, a santa Juana de Arco, con ensañamiento, los ingleses, mediante traidores y cobardes franceses, la condenan a muerte “por hereje”. Hay que destacar que lo de la supuesta “herejía” de Santa Juana de Arco, fue una excusa. La verdadera causa de la muerte de santa Juana de Arco, fue una venganza de los ingleses porque se sintieron humillados que una simple muchacha analfabeta, los haya expulsado de Francia.

Veinticinco años después de la muerte de Juana de Arco, su familia presentó quejas contra las diócesis de Ruán y de Beauvais, alegando irregularidades en el proceso. Una comisión de juristas nombrada por el Papa Calixto III, declaró la injusticia de la sentencia y la rehabilitó. El 11 de abril de 1909, San Pío X, la beatificó. Juana de Arco fue canonizada el 16 de mayo de 1920, por el Papa Benedicto XV. Casi quinientos años después, la Iglesia le hacía justicia”. Su fiesta litúrgica, es el 30 de mayo, día en que la quemaron. El papa emérito, Benedicto XVI, tiene dicho nombre en honor a Benedicto XV, quien jugó un muy importante rol de paz, en la “primera guerra Mundial”.

3) Moisés fue el Libertador del pueblo judío. Moisés  libertó al pueblo judío de la esclavitud que dicho pueblo sufría por parte de los egipcios.  Se trataba, no solo que Dios quiso liberar al pueblo judío de la esclavitud, sino también, que Dios quiso, por intermedio de Moisés, conducir al “pueblo elegido”, hacia “la tierra prometida”, en la que nació “el Mesías”. Todo esto, tuvo la intervención directa de Dios. En efecto:

“El Señor le dijo a Moisés:

“Yo mandaré un Ángel delante de ti para que te defienda en el camino y te haga llegar al lugar que te he dispuesto”. Éxodo 23, 20.

En dicho peregrinar, Dios nos dio la Ley Divina, a través de Moisés, en el Monte Sinaí, mediante “las Tablas de la Ley, que contenían “los X Mandamientos”. Moisés no entró con “el pueblo elegido” en “la Tierra Prometida”, solo la alcanzó a ver, quien entró fue Josué. 

Lo que se llama "la Pascua", era la conmemoración de la salida de Egipto por parte del pueblo judío. Lo que llamamos "la Última Cena", fue la conmemoración de la Pascua, que hacía Jesucristo con sus discípulos. Esa noche, Jesucristo instituyó el Sacerdocio, la Eucaristía y nos dejó un Mandamiento Nuevo, el Mandamiento del amor:

"34.Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Ustedes deben amarse unos a otros como yo los he amado 35.En esto reconocerán todos que son mis discípulos, en que se amen unos a otros». Juan 13: 34-35.

Santa Juana de Arco, fue libertadora de Francia. El caso de esta santa, no está mencionado en la Biblia.  Por lo tanto, no es teológicamente equiparable el caso de Moisés al de Santa Juana de Arco. El caso de Moisés es bíblico y el de Santa Juana de Arco, no.  Sin embargo, para el que así lo quiera, nada le impide creer, que hubo una intervención especialísima y directa de Dios, tal cual como con Moisés, a través de Santa Juana de Arco, para lograr la libertad de los franceses mediante la expulsión de las tropas inglesas de Francia ya que para ese momento, los ingleses habían ocupado Francia.

Es humanamente imposible explicar sin que se tenga que recurrir a una explicación de una intervención Divina Superior, el cómo una humilde muchacha, analfabeta, sin ningún tipo de luz intelectual y tampoco sin ningún tipo de experticia, habilidad o aptitud física previa, para comandar un ejército de feroces soldados franceses, haya logrado el hecho insólito, que los soldados franceses, la hayan reconocido como su “comandante”, también como su "doncella" y que esta gesta libertadora, haya hecho que Francia recuperada su libertad, al independizarse de la invasión inglesa que padecía en aquellos momentos.

Así como Dios, le encomendó a Moisés, la libertad del pueblo judío, así mismo, en distintas circunstancias y en un tiempo distinto, Dios le encomendó a Juana de Arco, liberar a los franceses, de los ingleses.

Hay que entender que si Juana de Arco, no hubiera liberado a Francia de Inglaterra, por lo menos, la historia eclesiástica de la Iglesia Católica, hubiera sido distinta. No olvidemos que no mucho después de 1492, Enrique VIII de Inglaterra, fundó la Iglesia Anglicana (Episcopal en USA). Cristóbal Colón, fue financiado y apoyado, por los reyes católicos: Fernando de Aragón e Isabel de Castilla. Cristóbal Colón y la conquista española, llevaron la fe de la Iglesia Católica, a las tierras conquistadas del “nuevo mundo”. En cambio, la conquista anglosajona de Inglaterra, llevaron la fe anglicana, al “nuevo mundo”.

De  no haber logrado Juana de Arco la independencia de Francia,  Francia hubiera quedado como colonia inglesa. Por lo tanto, en  la mayoría de lo que fueron las futuras “colonias francesas”, tales como por ejemplo Haití, hubieran predominado la religiones llamadas “protestantes” (a raíz del Concilio Vaticano II, se les llama “hermanos separados” y no “protestantes”).

4)  Al hablar de Santa Juana de Arco, podemos decir que tiempo después, la India se convirtió en colonia inglesa. Gandhi también le dio la independencia a la India, para que dejara de ser colonia inglesa. Gandhi logró la independencia de la India, bajo métodos distintos a los de santa Juana de Arco. Sin embargo, entre Santa Juana de Arco y Gandhi, hubo tiempos, lugares, personas y circunstancias diferentes. Sin embargo, Gandhi tuvo algo en común con Santa Juana de Arco y fue que también quiso liberar a la India de los ingleses. Y ambos, lograron la libertad de sus respectivos países.  Y si bien, no se puede decir que santa Juana de Arco, tuvo una ideología política, que Gandhi sí la tuvo, sí tuvo algo en común con Gandhi y no fue otra cosa que dejarse guiar por Dios.

Gandhi no se hizo cristiano pero vivió y actuó, como un santo. Gandhi dijo que el cristianismo era perfecto pero que los cristianos no lo eran. Gandhi dijo que no se podía hacerse cristiano, porque los cristianos no daban testimonio de vida y que no vivían de acuerdo al Evangelio.

Sin embargo, Gandhi, tenía una visión cristiana de lo que fue su lucha política, en darle la libertad a los hindúes, de Inglaterra. En efecto, Gandhi aplicó el siguiente principio bíblico:

 “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa;  y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos”  (Mateo, 5. 38-41).

5) Juana de Arco, es santa Juana de Arco, Virgen y mártir; pero es también la libertadora de Francia, tomada así por todos los franceses, así no sean católicos, cristianos y sean, incluso ateos o agnósticos.
 


Luis Alberto Machado Sanz
machadosanz@yahoo.com
@caballitonoble 

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