La
situación política de Venezuela es complicada. Tanto en las filas del gobierno
como de la oposición se habla de divisiones. Este panorama es conocido por
actores externos que aunque tratan de mediar, se les complica su rol por los
obstáculos que van apareciendo. Hay si algo que une a ambos mandos: Nicolás
Maduro debe ser sustituido lo más pronto que se pueda. Para ello hay dos
opciones: solicitarle la renuncia inmediata o esperar el año próximo cuando se
realice el referéndum revocatorio.
La
intermediación en Derecho Internacional Público conoce los buenos oficios, la
mediación, la conciliación, el arreglo directo, cuando se trata conflictos
jurídicos o políticos entre Estados, pero actores del sistema internacional han
servido de mediadores en problemas internos de un Estado. El caso venezolano es
quizás el más representativo, porque países como Colombia, Brasil, El Vaticano,
asistieron a los diálogos entre el gobierno y la oposición. La OEA y Unasur se
han ofrecido para ayudar a encontrarle salidas a la gran crisis que atraviesa
Venezuela.
Pero
hay mediaciones abiertas y encubiertas. De las primeras dan cuenta los medios
de comunicación, de las segundas conocemos por terceros que se enteran por
filtraciones de hechos que nunca faltan. En efecto en este momento hay
componedores, que esgrimiendo experiencia política, razones de edad y una
“imparcialidad” que no tienen, se han sentado a conversar sobre el futuro
inmediato de Venezuela. Zorros de la política o por motivos económicos saben
que el régimen tiene los días contados. Que sobre todo la cuestión económica,
está al borde del precipicio.
La
temática no está exenta de casos delicados. Ya hay una buena parte de militares
que están dispuestos a retirarse a los cuarteles y pasarle el mando a los
civiles, como ocurrió con los regímenes militares de Uruguay, Brasil, Argentina
y Chile. Conocen que se los puede llevar el huracán de la historia. Los otros en
situación difícil son los colaboracionistas, quienes quieren asegurarse que el
nuevo gobierno no les pase facturas de la traición a la patria que tuvieron
durante todos estos años.
Este
asunto requiere que se advierta que los actores políticos individuales, de los
partidos, grupos de presión, no pueden tomar decisiones sin consultar a las provincias. Caracas no puede decidir por
Venezuela.
Julio
Portillo
julioportillof@gmail.com
@julioportillof
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