sábado, 16 de mayo de 2015

JOSÉ “CHEO” SALAZAR, EN LA LÍNEA DE FUEGO

 “La violencia acostumbra a engendrar violencia”. Esquilo (525 a.C – 426 a.C) Dramaturgo griego.

No hay sitio seguro en Venezuela. Estar en un espacio público es riesgoso. Las áreas de universidades, liceos y colegios, en un pequeño descuido, son visitados por los amigos de lo ajeno. En las calles, durante el día, no tenemos seguridad y cuando cae la noche, hay que encerrarse en el hogar. Todos los mortales, que habitamos esta tierra de (des) gracia, estamos en la línea de fuego de la violencia criminal. En materia de seguridad, el régimen, perdió la batalla con la delincuencia y eso es altamente peligroso. No hay noción de seguridad. La realidad supera la imaginación.

El régimen ha ensayado más de 20 planes de seguridad. Todos han fracasado. Ha decretado zonas de paz, que se han convertido en terreno fértil, para que la delincuencia actúe a sus anchas. No son zona de paz, hay violencia criminal, robos, atracos, toda clase de fechorías y lo peor impunidad. El régimen, dice tener identificadas las bandas, el Presidente Maduro ha reiterado, que se ha reunido con muchas de ellas y los ha persuadido de que abandonen el delito e incluso que entreguen las armas voluntariamente. La respuesta es el incremento de la violencia criminal. ¿Ingenuidad? ¿Complicidad? ¿Alianza estratégica? Vuela la imaginación.

Venezuela, lamentablemente, pasó en estos últimos 16 años de INVOLUCIÓN chavista, a liderar la lista cómo el país más violento del globo terráqueo. Un liderazgo muy lamentable. El paraíso para vivir, visitar y recibir inmigrantes se convirtió, por falta de gobierno, en un infierno dónde los nacionales habitamos con miedo (No vivimos), los turistas nos ven con recelo y difícilmente se aventuran a escogernos como destino y lo peor, buena parte de nuestros jóvenes y profesionales emigran, por temor a caer bajo las balas asesinas de bandas criminales por acción directa de estas o sencillamente por quedar en la línea de fuego. Huelgan los ejemplos.

El régimen está obligado, constitucionalmente, a garantizar la vida y bienes de todos los venezolanos, nacionalizados, visitantes y transeúntes, pero ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario. En la tierra de Bolívar estamos a la buena de Dios.  Las bandas delictivas le decretaron la guerra a una ciudadanía inerme y sin protección de ningún tipo. Estamos viviendo una especie de ¡Sálvese quien pueda! El miedo envolvió todos los ámbitos de la vida nacional. No hay edad, sexo, religión, preferencia política que esté a salvo de la violencia criminal. Es un estado general de terror. Una especie de guerra civil.

El régimen está obligado moral, ética y políticamente a establecer políticas de prevención y represión para combatir esta descomposición generalizada. La gente podría eventualmente, vivir con hambre, pero no con miedo. 

En estos tiempos de INVOLUCIÓN chavista, el pueblo vive con hambre y con miedo. Un coctel muy peligroso para la estabilidad interna, que puede provocar un estallido social. Esta terrible situación, puede concluir en una tragedia nacional. El régimen, sin percatarse, también, está en la línea de fuego de la delincuencia. Todos somos víctimas. No olvidéis: la violencia engendra violencia.

José “Cheo” Salazar
sjose307@gmail.com
@Cheotigre

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