miércoles, 13 de mayo de 2015

JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, ESCASEZ: MOTOR DEL RACIONAMIENTO, BACHAQUEO Y MÁS.

La economía es una ciencia que estudia las relaciones entre fines y medios escasos, susceptibles de usos alternativos; es decir se ocupa de los problemas derivados de la escasez (alimentos de la dieta básica a efectos de este artículo) entendida como el deseo de adquirir cierta cantidad de bienes superior a lo disponible. Es claro, dentro de un marco de obviedad, que en materia de alimentación no existe el costo de oportunidad (dejar de comprar alimentos para dedicar los ingresos a otros usos) ya que renunciar (voluntariamente) a ellos implica hambre, y desnutrición.

Resulta pertinente destacar, que en la Venezuela de los últimos años se ha construido un referente ideológico contra el sistema de mercado (confundiéndolo con capitalismo), cuya evidencia de origen podemos ubicarla en el año 2003 cuando el Gobierno Nacional fijó precio a ¡120 artículos!  en vanidoso alarde de planificación centralizada, que a la postre propició un rumbo inflacionario que nos llevó hasta el liderazgo mundial. En el mismo 2003, bajo los lineamientos del Plan de la Patria 2003-2007, se estableció el control de cambio,  se creó Cadivi y se intensificó el control de precios que en expresión del Presidente de la Republica eran ¡controles políticos! Posteriormente en 2004, se crea la Misión Che Guevara reorientada en 2007 (Decreto 5.545) con la finalidad, indicaron, de transformar el sistema socio-económico capitalista por un modelo económico socialista comunal (léase, “modelo” económico como una representación simplificada de algún aspecto de la realidad económica que pretende estudiar); en íntima vinculación con la Misión Alimentación (redes de distribución de alimentos) y con la Gran  Misión Agro Venezuela a efectos de impulsar la soberanía agroalimentaria apoyándose en el Sistema Socialista de Producción, Almacenamiento, Distribución y Consumo de Alimentos a la luz de un “modelo económico” que impulsaría, sostuvieron, la producción con la participación de las Comunas bajo la figura de Unidades de Producción Social.
La horizontalidad del intervencionismo gubernamental en el ámbito alimentario, se amplía con el Plan Integral de Desarrollo Agrícola 2008-2009  bajo la premisa de un Plan de Batalla por la Soberanía Alimentaria 2006-2015 teniendo como objetivo impulsar un “modelo” de producción agrícola socialista, consagrando en los objetivos específicos incrementar la producción de los rubros prioritarios en torno al funcionamiento de los Polos Agrarios Socialistas bajo la órbita de los Fundos Zamoranos; al tiempo de rescatar y regularizar tierras a nivel nacional para la construcción del socialismo agrario, teniendo como eslogan: Todas las manos a la siembra rumbo a la soberanía alimentaria. En la misma orientación se inscribe el Programa de la Patria 2013-2019, al establecer en su objetivo nacional: “propulsar la transformación del sistema económico, para la transición al socialismo bolivariano,  trascendiendo el modelo rentista petrolero capitalista hacia el modelo económico productivo socialista” (¿?); para lo cual, sostienen, ha de fortalecerse el sistema de distribución directa de los insumos mediante cadenas de distribución Estatales, comunales y mixtos. Hacemos un alto para formularnos una interrogante: ¿cuenta el sector público con una flota vehicular para hacer frente a una “Misión Transporte Nacional de Alimentos”? A todo evento, tal “Misión” ha de armonizar funciones con el sector privado (como pauta la sana economía) bajo niveles de eficiencia como el alcanzado, p.ej, por una empresa que en la actualidad trabajando al 100% de su capacidad instalada (49% del total nacional) genera cerca del 50% de la producción nacional de harina precocida, al tiempo de atender 38.000 establecimientos y movilizar 78.000 TM de alimentos con 520 gandolas y 250 viajes diarios; correspondiéndole al Gobierno atender 22.000 Centros de Abastecimiento adscritos a Mercal, para lo cual se han reservado cerca del 60% de los canales de distribución e importa la mayoría de los alimentos (ante la baja producción de las empresas socialistas) para luego colocarlos a “precios subsidiados”; todo lo cual repercute en un maltrato del aparato productivo nacional a la par de estimular el tráfico ilegal de alimentos.
Continuemos. La escasez persistente y sistemática, que según algunos voceros del oficialismo es consecuencia de la presencia de “empresas privadas parasitarias no productivas”, del “acaparamiento doméstico” y de una “guerra económica” (¿?), se convierte irreversiblemente en un racionamiento (característico de un conflicto bélico) impulsado como una política gubernamental (¿distribución de lo poco?), tal como lo refleja la instrumentación de variadas estrategias: tarjeta electrónica para consumo, captahuellas, registro biométrico, atención al consumidor de acuerdo a su cedula de identidad, humillantes colas, entre otros operativos. La perversa relación escasez-inflación, provoca múltiples distorsiones desde la pérdida de los precios relativos al igual que un desabastecimiento de alimentos que supera en promedio el 30% (hasta más del 92% para algunos rubros), una elevación en el costo de la canasta alimentaria que para marzo 2015 se ubicó en Bs 20.920 (¡equivalente a 3 salarios mínimos!); así como la aparición del denominado “bachaquero” que actúa en gran medida en intima correspondencia con la “buhonería” en aras de revender en la calle o casa por casa los alimentos por un precio hasta 19 veces superior al regulado. Es de Perogrullo señalar, que la escasez de alimentos básicos motoriza tal “forma de distribución” habida cuenta del desequilibrio entre los deseos de la población y la presencia de alimentos para satisfacerlos, con el agravante que según las “recientes” estadísticas del BCV el incremento en los precios de los alimentos entre mayo 2013 a mayo 2014 fue de un 76,2% (estimamos que para mayo 2015 superará el 160%).
Desde otro ángulo complementario, resulta de trascendencia acotar que ante la reducción de las importaciones como consecuencia de la disminución del ingreso de divisas en más de un 50% para el 2015 (mercado petrolero), el exceso de controles (cambio y precios), la expansión de la liquidez monetaria, las nacionalizaciones y expropiaciones, el elevado gasto público clientelar, la dictadura inflacionaria, el atroz régimen cambiario, entre otros hechos, se ha originado una desaceleración de nuestra economía desde el IV trimestre 2012, al extremo que según el Fondo Monetario Internacional con base al tamaño del PIB 2014 en América Latina,  Venezuela fue desplazada del quinto lugar por Chile y apenas superamos a Perú por US$ 2.900 millones, ¡y viene en ascenso!.
Reviste carácter de urgencia, que el Gobierno Nacional inicie el desmontaje progresivo de los controles (divisas y precios) al tiempo de establecer, en conjunto con el sector privado, un clima de confianza hacia el sistema de mercado (véase China y la Federación de Rusia) sustentado en la libre iniciativa y en la seguridad jurídica a la luz de un Estado Democrático y de Justicia. Por otra parte, los ciudadanos debemos superar el “efecto resignación” (¡al menos conseguí esto!) y enarbolar las exigencias para el cumplimiento gubernamental del mandato constitucional referido a la soberanía alimentaria.
Jesús Alexis González
Jagp611@gmail.com    
@jesusalexis2020

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