Unos
amigos organizaron un pequeño almuerzo (como usted sabe, a cualquier hora lo
pueden matar a uno en Venezuela, pero se sigue suponiendo que el riesgo es
mayor de noche) en el cual conocí a una escritora.
En
medio del inesquivable tema de la tragedia global venezolana, recordó los
tiempos en que era amiga suya, y agregó detalles como que usted no maltrataba
del todo el cello, era adeca y vivía en la avenida Fuerzas Armadas.
Yo,
que nunca fui adeco o copeyano, y desde el 4 de febrero de 1992 supe que jamás podría ser chavista, intercale
un comentario orientado a destacar lo obvio, que Chávez llego al poder con los
votos de quienes si lo habían sido, agregando que hasta me parecía normal que
algún desprevenido hubiera creído, de buena fe, que el Gigante Destructor iba a
crear un gran país.
Creo
que la escritora aludida fue uno de esos casos, pero asumió el apotegma (Petkoff dixit) de que “solo los
estúpidos no cambian de opinión”, (y los enchufados agregaría yo) cuando la
realidad le demostró lo que era de esperarse, que así como fracasó el imperio
soviético y el socialismo marxista en
todos los países donde se instaló, Venezuela solo podía esperar la tragedia que
padecemos hoy. Por eso señora Lucena, me ha parecido pertinente escribir para recordarle su obligación de cumplir la ley y darle a
todos los venezolanos garantías de trasparencia en la conducción del organismo
que preside.
Pero
usted no hace eso cuando sigue actuando
como si el cne, fuera una oficina de Miraflores, y usted una simple subalterna
obligada a demostrar su obediencia al régimen. Dos cosas muy graves están en el
tapete: Una, su empeño en no fijar la fecha para las elecciones de la asamblea
nacional, porque sabe que el régimen perderá por avalancha, y la otra, esa
especie no precisada, según la cual se piensa eliminar el cuaderno de votación,
pieza absolutamente clave para determinar la autenticidad del voto, puesto que
allí se estampa en original la huella digital y la firma del elector.
Le
recomiendo leer en Aporrea, un artículo escrito el pasado miércoles 20 de mayo
por Hernán Luis Torres Núñez, quien en respuesta a los disparates del señor
Toby Valderrama, expresó: “suspender las elecciones legislativas sería algo muy
grave, un golpe de estado y un desprecio absoluto por la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, votada mayoritariamente por la población
venezolana”.
En
el artículo al que responde el señor Torres, la nuez argumental es la profesión
de fe, la convicción de ser dueños de la verdad, nada diferente a los delirios
fanáticos que exhiben los movimientos
terroristas fundamentalistas.
Cabe
recordar una frase de Leonardo Padura en su obra Herejes, “la necesidad de
creer, constituye una de las semillas de la desgracia”. Hoy señora Lucena, la
única verdad esta a la vista, Venezuela
destruida económica y éticamente y
convertida en un lumpanaje pavoroso.
¿De
verdad señora Lucena, cree usted que las cada vez más recurrentes denuncias mundiales sobre vinculaciones de
funcionarios del régimen con el narcotráfico, con el lavado de dinero y el
financiamiento a movimientos terroristas como hezbolla, no merecen siquiera una
mínima investigación?
¿Cree
usted que quienes ejercen la jefatura de las “instituciones del estado”, podrán evadir su responsabilidad por la
complicidad demostrada, bien sea por acción u omisión, en esta destrucción
nacional?
Señora
Lucena, cumpla con la constitución y leyes de la república, respete a los
ciudadanos de este país, es todo lo que se le pide. Es el mismo recordatorio
que su organismo debe hacer a los
militares en relación con su obligación de acatar el artículo 328 de la
carta magna. En cuanto al ejecutivo, exíjale cesar el ventajismo perenne,
actuar apegado a las leyes, dejar de actuar como malandros con poder.
Señora
Lucena, no dude usted que este régimen
fracasó estrepitosamente, y que no hay manera de evitar el repudio masivo de
los ciudadanos. Basta de triquiñuelas y mentiras, usted tiene hoy un reto ante
la historia, ser cómplice de una pandilla que no tiene escapatoria o permitir
que el país inicie, democráticamente, su reconstrucción. Usted decide.
Freddy
Ignacio Nuñez Martinez
freddynm6311@gmail.com
@freddynm6311
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