miércoles, 8 de abril de 2015

SAÚL GODOY GÓMEZ, EL PENSAMIENTO IRRACIONAL,

El hombre, para conocer del mundo necesita de certezas, la vida ordinaria de las personas está llena de cosas vanas y fútiles que lo inducen a tomar decisiones equivocadas, igualmente la ignorancia conduce al temor y éste, al error.

Nuestros sentidos, imperfectos y limitados, nos da una idea muy parcial del mundo que deja por fuera una gran cantidad de información valiosa, nuestro cerebro trabaja en función reduccionista ante el cúmulo de datos que captamos, por lo que las ideas que pensamos ya vienen resumidas; el lenguaje, esa herramienta que nos sirve para describir nuestro entorno y a nosotros mismos, es igualmente limitado y confuso, empezando por que las palabras y sus significados nos son dados vía el proceso de culturización, el cual, está en constante cambio, y su uso depende de un acto colectivo en el que las personas expresan y entiende muchas cosas de esas mismas palabras; nuestro pensamiento es maleable y cambiante, se deja llevar muy fácil por la imaginación, se distrae sin mucho esfuerzo.

Pero a pesar de todos estos inconvenientes, sabemos que la naturaleza tiene un orden, que es posible la perfección, que existe la verdad y que tenemos la capacidad para conocerla.

Quizás, como decía William James, cada uno tiene una filosofía de la vida que se aviene a su temperamento, desde los más “duros” que construyen su mundo en base a evidencias y demostraciones o los más “lights” a quienes les basta el sentimiento, la pasión para descubrir su verdad.

La historia del hombre es la historia del entendimiento, de la razón, que en un principio era escasa, pero con mucho esfuerzo y perseverancia fue evolucionando, primero con herramientas y métodos muy sencillos que permitieron construir otras más evolucionados y complejos, se partió en la búsqueda de verdades muy simples, para luego dar el siguiente paso y seguir avanzando, e ir, progresivamente, eliminando las incertidumbres ante problemas muy complejos.

La razón logró diferenciar entre las ideas y los objetos y, en ambos ámbitos avanzó y avanza para lograr la verdad, y esa certeza sólo se logra con la aprehensión de la esencia de esas ideas y esos objetos, algunas de manera obvias, otras por caminos más difíciles.

La búsqueda de la esencia objetiva de las cosas es la búsqueda de la certeza, y ésta se logra por medio de la razón, y como toda búsqueda, implica un camino (o método) que nos llevará a la comprensión de la verdad, por lo que, parte fundamental de toda verdad es, justamente, el camino recorrido para encontrarla.

Pero no nos caigamos a embustes, existe el otro bando, aquellos quienes creen que las verdades universales no existen, que los sistemas racionales son trucos del pensamiento, que el universo es en realidad un caos y nuestras posibilidades de comprenderlo son nimias, para ellos, basta su opinión sobre las cosas, es la única que importa.

El pensamiento irracional prescinde del camino, nos quiere hacer creer que una idea o una cosa es verdad porque sí, porque a alguien se le ocurrió, sin explicar el método por el cual llegaron a esa conclusión, excluyendo toda posibilidad de reflexión, de análisis, de comprobación o verificación, nos exigen un acto de fe, un salto al vacío, esta es la manera cómo piensan los chavistas, esta es la esencia del socialismo del siglo XXI.

Muy por el contrario, Marx, que a pesar de estar equivocado, era un intelectual honesto, nos dejó su método para que pudiéramos comprobar cómo llegó a la idea del comunismo, en sus obras podemos recorrer el camino que transitó y darnos cuenta donde estaban los fallos, los errores y las debilidades de sus certezas que es justamente, lo que no hace el pensamiento irracional.

El dictador Hugo Chávez se regía por el pensamiento irracional, por unas ideas que surgían más de las pasiones y las fantasías, por miedos e ignorancia, por chismes y dogmas, pero sobre todo, por una inmensa necesidad de justificar su desmedida ambición de poder personal, su sucesor, Maduro, es mucho más básico y primitivo, el mismo es hechura de una mentira de su antecesor y que se la cree a pie juntilla.

Este pensamiento irracional se basan en mucho, en palabras mágicas y reificaciones como lo son: pueblo, justicia social, patriotismo, igualdad, solidaridad, pobreza, historia, revolución y otras muchas que suenan “pesadas” pero no dicen nada, y es que el socialismo en general, como ideología política, tiende a darle a la colectividad, al grupo, a lo social, más importancia que al individuo o a la persona, quien es el sujeto real de toda experiencia, lo que ya crea serias trabas para la verificación de ciertas posiciones y tesis.

En el caso del pensamiento irracional es común que le atribuya a la colectividad una serie de valores, comportamientos y rasgos que no son comprobables objetivamente, o hasta los momentos, no han sido comprobados.  

Lacan, el gran psicoanalista, creía que lo social era lo instituido, conformado por el orden legal, la costumbre, el estado y sus órganos administrativos y que el individuo era lo instituyente, lo discordante, lo no convencional, lo que vale para uno no necesariamente vale para el otro, de allí la perenne confrontación entre individuo y colectivo, pero que a la vez explica la necesaria conexión entre ambos.

El chavismo, en su ánimo colectivista pretende prescindir del individuo, anularlo, sin darse cuenta que hacerlo es una misión deshumanizante que, sencillamente, lleva al crimen, a la violación de los derechos humanos. El chavismo ha remontado con enorme energía la senda de la irracionalidad, en su ruta a contrario del pensamiento racional, ha arruinado la economía, primero quebrando la industria petrolera, no haciendo las inversiones necesarias, descuidando sus mercados, aliándose con los peores, acaparando para sí (para la corrupción) el grueso de los ingresos por la venta del petróleo.  No contento con esto, ha destruido el campo, invadiendo tierras productivas, cambiándole el uso a las tierras, impidiendo que insumos y financiamiento lleguen al campo, castigando a la agroindustria y al empresario del campo, nacionalizando sus almacenes, cadenas de distribución, mercados, imponiendo regulaciones de precios, prefiriendo importar alimentos que producirlos.

En la educación, en la seguridad, en la prestación de los servicios de salud, en todo lo que el socialismo del siglo XXI ha tocado, la irracionalidad se ha encargado de destruir y marchitar los emprendimientos e instituciones que hacían funcionar a nuestra sociedad.

La imposibilidad de poder explicar razonablemente las posiciones colectivistas y autoritarias de los chavistas hacen que la política del blackout, de la censura, del ocultamiento, del segregacionismo y de los monólogos, sean las maneras como se impide revisar las tesis del Socialismo del Siglo XXI.

El pobrísimo discurso cubanizado donde todo desemboca en “como ordene mi Comandante”, la revolución y el Estado como explicación unívoca a toda interrogante, acompañado por amenazas, insultos, violencia y el terrible lema de “Patria, socialismo o muerte” es la característica fundamental de este forma argumental que no argumenta nada.

Para poder darse un lugar como forma de pensamiento, el chavismo recurre a las ideas postmodernistas desarrolladas por el neo-comunismo europeo de mediados de siglo pasado, ideas absolutamente nihilistas y que propugnan el relativismo absoluto, el desprecio al humanismo y al trabajo.

Estas ideas reducen el pensamiento racional occidental a una forma de dominación ideológica y a los valores fundamentales de la sociedad a meras supersticiones, el propósito de esto, darle al pensamiento irracional la posibilidad de que sea considerado como un alternativa al conocimiento, esta fue la gran contribución que el equipo de profesores españoles con Carlos Monedero a la cabeza y otros intelectuales, que ahora conforma al partido Podemos de España, y que están engatusando a los españoles.

Es por ello, que donde se aplica el pensamiento irracional todo se invierte, la injusticia es la justicia, el odio es el amor, el crimen la virtud, la mentira la verdad, el poder constituido es el constituyente.

Cuando los perversos mecanismos de lo irracional empiezan a funcionar, la pobreza se convierte en algo bueno y deseable, la autocensura en un deber y la muerte en algo hermoso, lo peor de todo este esquema, es que nada necesita explicación, es así y punto. 

Por medio de decretos, resoluciones y leyes habilitantes tratan de cambiar la misma Carta Magna, el marco legal al que tienen sometido al país es un acabado producto del pensamiento irracional al pedirle a los ciudadanos que se esclavicen a un amo, que pasen hambre y penurias, que se dejen matar, que crean en la palabra de los burócratas sin necesidad de evidencias.

 Imponen su ideología en medio de la confusión general; su intención es algo menos que animal, orinar sobre los venezolanos en señal de dominio absoluto y matarlos si se oponen.

El pensamiento irracional ni es complejo ni es crítico, solo necesita de la televisión, la radio y de panfletos, de mítines, de pasquines comprados, de muchos twitters y de una organización militar, en el socialismo del siglo XXI no hay necesidad de democracia, y como no hay pensamiento racional tampoco necesita de la libertad; lo he llamado pensamiento porque aparenta un proceso mental, una dialéctica, que sólo tiene una proposición de partida y una de llegada: la dominación absoluta, todo lo demás es innecesario. –

Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul

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