"El privilegio de la mentira es que siempre vence a quien pretende servirse de ella. El odio es en sí mismo una mentira. No se puede odiar sin mentir". Albert Camus
La similitud del presente con épocas remotas ya
arrastradas por las ventoleras del olvido, es en ocasiones pasmosa.
El atavismo suele atribuirse a la expresión de un gen protohistórico que habría
quedado inactivo en algún momento de la historia filogenética de la especie, ¿y
por qué no?, también en las crónicas de los países y en el inconsciente
colectivo de una nación, y la nuestra es un vívido ejemplo.
Sirva este corto
preámbulo para quehablemos esta vez de los indios caribes, aguerrida etnia que
fijó sus predios en el norte de Colombia, el noreste de Venezuela y varias
Antillas Menores, uno de los primeros pueblos americanos que conocieron los
europeos.
A través del padre José Gumilla (1686-1750),
sacerdote nacido en Cárcer, Municipio de la Comunidad Valenciana (España) y
desde 1704 sacerdote de la Compañía de Jesús, en su famosísimo ¨El Orinoco
Ilustrado y Defendido¨ (1741), todo un manual de antropología e historia
natural, poblado de rigory ciencia, 23 capítulos, 550 páginas y 274 años de
antigüedad, conocimos endetalle estos primeros pobladores de las márgenes y
meandros del imponente río cuya agua dulce se pierde en el océano
cuando hay tantas gentes sedientas en mi país...Se les consideraba como
un pueblo belicoso y salvaje que practicaba la antropofagia: su voracidad por la
carne humana quizás se relacionaba con un deseo de asimilar y poseer al otro,
convirtiéndolo en una parte del cuerpo del victimario. De hecho, su nombre es el origen
de los términos caníbal y canibalismo o práctica de alimentarse con carne de
miembros de la misma especie. Eran pues tiempos ignotos de defensa bruta del
territorio y del dominio de la fuerza porque eran naciones bárbaras ¨sin
barbas¨; la razón del otro no podía existir o estaría siempre de su parte. Ha
trascendido hasta nosotros su grito de guerra, "Ana karina rote amucon
paparoto itoto mantó": "sólo los caribes somos gente y los demás
nuestros esclavos".
¿Qué otra cosa pedirles...? Eran las épocas del
imperio de la fuerza bruta sobre la razón, ¡Total!, eran mundos perdidos,
ámbitos del pensamiento mágico, parcelas de la barbarie, en momentos en que no
podía atisbarse aún el Renacimiento.
El Padre Gumilla fue varias décadas anterior a
la obra de Rousseau: el hombre es bueno por naturaleza y la vida y la
sociedad pueden influir sobre él de mala manera, por lo que un
"regreso" a la naturaleza sería una especie de cura o sanación para
su alma y su cuerpo.
Como en estos tiempos de intolerancia y realismo
atroz, los caribes se agrupaban en clanes familiares de linaje
patrilineal llamados ¨cacicazgos¨ -hoy día designados como cárteles o bandas-,
manteniéndose alianzas como pueblos federados. Se pintaban el rostro con tintes
vegetales y minerales,tal vez para inducir miedo y a la vez, como identidad
grupal. Afirma que los caribes eran socios de los holandeses en el negocio de
la trata de esclavos -hoy trata de personas o narcóticos-. En pocas palabras,
los caribes eran también esclavistas.
Cuando un ideal innoble se apodera de una mente
incapaz, está servida la mesa para toda clase de abusos, maldades y
trapisondas, pues el producto es como la síntesis de la personalidad.
La supuesta preponderancia racial anticipada al
nazismo por muchos siglos y más recientemente la supremacía del régimen
castrocomunista, no les reconoce condición humana a los que se les oponen,
despreciando su libertad, favoreciendo su esclavitud y haciendo añicos la vida
de sus hermanos de sangre. Como diría Herrera Luque en La Casa del Pez que
escupe agua¨: ¨La gracejería ha sustituido a la dignidad, la habilidad a los
principios, las opiniones a las creencias¨. A algo
parecido se refería Hanna Arendt cuando hablaba de la banalidad del mal.
Lo que nos pasa: cuando el mal ya no es juzgado como tal, ya no se advierte, y
se integra en nuestros hábitos de vida alegando la excusa de que es algo
"normal", supuestamente "necesario" o
"inevitable".
Pareciera que hoy día los caribes han regresado
a reclamar sus querencias ostentando su hábito caníbal, pero ahora, con las
manos tintas de sangre y el talante del más fuerte: voluble, cobarde, ingrato,
ignorante y bajo. Como lázaros resurrectos, los caribes han vuelto por sus
fueros y han encontrado cómo anidarse dentro de las camisas rojas y blindarse
con el dinero mal habido del latrocinio y el narcotráfico. Los jueces se
sienten seguros de sus dislates e injusticias conscientes porque están
protegidos por la manada de hienas que comen carroña y ríen sin saber por
qué. Algo que también tienen en común, su desprecio por la vida de otros: Los
caribes no solamente asesinaban a los no aptos para la esclavitud, sino que los
que eran efectivamente vendidos a los holandeses morían en altísimas
proporciones, en consecuencia, también eran asesinos en masa, y como ahora,
facilitadores del genocidio continuado de cada día en las calles de Venezuela
al cual no quieren poner coto.
Pero en pleno siglo XXI mire usted hacia sus
lados y podrá oír, observar. Y actualizar la barbarie: Es la voz de la
depredación para poder sobrevivir en la jungla de las felonías y deslealtades:
¨Quién no esté conmigo, está contra mí¨; ¨escuálidos, somos una revolución
pacífica pero armada¨, "¡Váyanse al carajo, yanquis de mierda!",
"La Fuerza Armada Venezolana es chavista, ¿No lo entienden todavía?"
¨Pitiyanquis, oligarcas¨, ¨pagados del imperio, pagados de la CIA¨.
El Padre Gumilla, refiere que existía un pueblo aborigen que no se doblegaba ante los genocidas
caribes, y que muy por el contrario, los ponía en retirada, al punto de que
eventualmente se abstenían de atacarlos: los otomacos. Los describía como gente
no dada a la guerra pero de gran fortaleza y eso es lo que debe construir la
oposición democrática venezolana mediante unión y decisión, es decir, aspirando
a esa madurez ciudadana que está por encima de todas las apetencias personales.
Me veo chiquito y desprotegido: Jugábamos a las
metras en los recreos del Colegio La Salle de Valencia, siempre pendientes de
los más grandes, de aquellos tantas veces de ánimo desbocado y ¨solo gente¨
como los caribes, que apoyados en el abuso y la fortaleza física caribeaban a
los demás: venían corriendo y al grito de ¡Regolera...! -palabra sin espacio en
el diccionario de la RAE-, irrumpían entre nosotros y dentro del círculo pateando
las metras que se dispersaban correlonas para el usufructo de la canalla que no
había sudado para ganárselas. Sin importar el color que escogieran en el camino
de sus vidas, muchos de ellos llegaron a ser políticos de postín, a lo mejor,
oficio más antiguo que el de las pierna abiertas y los he visto abrazados y sin
abandonar sus viejas prácticas de depredación y maldad...
¨Una vida sin examen, es decir la vida de quien
no sopesa las respuestas que se le ofrecen para las preguntas esenciales ni
trata de responderlas personalmente, no merece la pena de vivirse¨.
Rafael
Muci
rafaelmuci@gmail.com
@MuciMendoza
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