La repercusión obtenida por el artículo que
escribí recientemente intitulado “Dolarización de los Salarios”, me motiva
a continuar la zaga, con el único
propósito de propiciar un debate
nacional sobre esta sensible materia, en el que deberían participar todos los
sectores, a favor o en contra, colocando los intereses supremos del país por
encima de nuestras preferencias personales y grupales.
Si lográramos ponernos
de acuerdo, deberíamos solicitarle al gobierno la adopción, sin demora, de las
medidas que detengan el empobrecimiento acelerado de la población. Mientras
tanto, seguiré abonando el terreno de una tesis que solo persigue la
preservación del patrimonio de los más débiles.
Una amiga, medico neurocirujano, con
múltiples postgrados, me comentó hace unos días: “Trabajo durante 8 horas
diarias en un hospital público y gano 4.700 bolívares mensuales”. Comparé esta
cifra con el salario mínimo de un obrero y encontré que con los cestatickets,
éste último percibe 7.717 bolívares, que también es irrisorio.
El salario de
ésta medico, al día de hoy, es menor que el de un aprendiz, sin calificación
practica ni educativa. Asombrado compruebo que los médicos devengan, al cambio
marcador de la economía, 17 dólares mensuales. Esto me recordó una conversación
sostenida con un medico cubano: “En Cuba, los mejores médicos, solo ganamos el
equivalente a 12 dólares mensuales”, me dijo. Recuerdo también, lo que me contó
un médico ecuatoriano, en su país antes de la dolarización, los médicos ganaban
el equivalente a 150 dólares mensuales.
Hoy, 15 años después de la dolarización de la economía ecuatoriana,
reciben 4.500 dólares mensuales.
Una colega, vicepresidente de una gran
empresa, me comentaba muy oronda, que actualmente recibe una remuneración
de 50 mil bolívares mensuales. La
primera pregunta que formulé fue: ¿Cuántos trabajadores venezolanos ganan esa
cantidad? La segunda: ¿Cuánto representa esto en dólares? A mi amiga se le
borró la sonrisa cuando le dije: “ganas 181 dólares mensuales”. Un ejecutivo
con características similares a las de ella, en cualquier parte del mundo, no
gana menos de 6 mil dólares mensuales. Ante esto, es ociosa la pregunta ¿Por
qué se están yendo del país nuestros mejores cerebros?
Cada vez que sale alguien a proponer una tesis que contravenga los intereses de los que se dicen poderosos, es objeto de vilipendio, descalificaciones y de epítetos altisonantes, sin embargo, consciente de esta realidad, asumo el reto de seguir defendiendo la tesis de que, ante la dolarización de los gastos en Venezuela, debemos procurar que los salarios, pensiones y rentas de quienes menos tienen, puedan ser preservados a través de la implementación de una moneda fuerte.
Noel Alvarez
noelalvarez14@gmail.com
@alvareznv
@beanavas
Coordinador Nacional de “Gente” Generación
Independiente
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