lunes, 13 de abril de 2015

NELSON MAICA C., PROPIEDAD III

01.             Nota 3. Mi pregunta sería: ¿es acaso la sociedad burguesa su condición permanente de existencia? ¿o simplemente originaria?

02.             En cualquier caso, el Estado o bien, como nos promete Marx, se da de bruces contra la pared de la necesidad, fracasa y vuelve el universo del orden social burgués, o bien la revolución permanente del Estado se perpetúa y se instaura como socialismo vía el órgano de la "comunidad organizada", el Estado.
03.             En este último caso el Estado que se desprende de la sociedad para estatizar, puede finalmente absorber todas sus funciones y ya no ser un aditamento a la sociedad, organizándolo todo colectivamente, cosa que insinúa y -tras la huella de Tocqueville, acercándose con lucidez a la que luego sería la sociología política de Jouvenel- finalmente reconoce: El poder ejecutivo con su inmensa organización burocrática y militar, con su mecanismo estatal complejo y artificial, su ejército de funcionarios de un millón de hombres y el otro ejército de quinientos mil soldados, temible cuerpo parásito, que recubre como una membrana el cuerpo de la sociedad francesa y tapona todos sus poros, se formó en la época de la monarquía absoluta, durante la legislación del feudalismo, a cuyo derrocamiento contribuyó.
04.             Los privilegios señoriales de los grandes propietarios rurales y de las ciudades se transformaron en otros tantos atributos del poder del Estado, los dignatarios feudales en funcionarios designados, y la carta heterogénea de los derechos soberanos medievales contradictorios se convirtió en el plan bien regulado de un poder estatal, cuyo trabajo está dividido y centralizado como en una fábrica.
05.             La primera Revolución Francesa, que se propuso destruir todos los poderes independientes, locales, territoriales, municipales y provinciales, para crear la unidad burguesa de la nación, inevitablemente debía desarrollar la obra iniciada por la monarquía absoluta: la centralización, pero también al mismo tiempo la extensión, los atributos y el aparato del poder gubernamental. Napoleón perfeccionó este mecanismo estatal.
06.             La monarquía legítima y la monarquía de Julio se limitaron a desarrollar la división del trabajo, creyendo al paso que la división del trabajo en el seno de la sociedad burguesa creaba nuevos grupos de intereses y que, por consiguiente, aparecía material nuevo para la administración del Estado.
07.             Se procedió inmediatamente a separar de la sociedad cada interés común, oponiéndolo a ella como un interés superior, general, arrebatado a la iniciativa de los miembros de la sociedad, transformando en objeto de la actividad gubernamental, desde el puente, el edificio escolar y la propiedad comunal de la más pequeña aldea hasta los ferrocarriles, los bienes nacionales y las universidades.
08.             Finalmente, en su lucha contra la revolución, la República parlamentaria se vio obligada a reforzar con sus medidas represivas los medios de acción y la centralización del poder gubernamental.
09.             Todas las revoluciones políticas no hicieron más que perfeccionar esta máquina, en lugar de destruirla (¡!). Los partidos que lucharon sucesivamente por el poder entendieron que la conquista de este inmenso edificio estatal era el botín principal del vencedor.
10.             Más todavía, como el pueblo no puede colectivizarse sin masificarse y perder autonomía, el único ente unificador coercitivo es el Estado mismo.
11.             El socialismo no termina de realizarse cuando el Estado es absorbido por un nuevo pueblo único, sino que es el pueblo el que se vuelve un todo unificado cuando es absorbido por el Estado.
12.             Para que exista socialismo primero el pueblo mismo debe ser socializado. Sólo transformándose en un apéndice de un movimiento político de masas, movilizado por fuerzas ajenas, puede el "pueblo" entrar en la vida política socialista.
13.             El totalitarismo maneja a la gente a través de la organización social, pero a su vez domina a la organización social mediante la gente (sin este doble juego la burocracia del Estado se erige en clase social que se rebela a la elite política totalitaria). Por esto no hay nada más participativo que el totalitarismo. Es una participación acéfala, donde el cerebro necesariamente queda en manos de un líder y su séquito.
14.             La relación orgánica entre la elite de la clase única y el pueblo de la clase única es simplemente una relación de codependencia, no de unidad real. La clase no tiene una voluntad general abstracta ni una consciencia que fluya a las elites dirigentes y de ahí a la masa que obedezca a su propio interés de clase.

Nelson Maica
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